Desde Arabia Saudí

Biden se despide de Oriente Próximo y promete "no alejarse"

El presidente de Estados Unidos termina una gira de cuatro días donde se ha centrado en Israel y el régimen saudí, junto a una visita relámpago a los territorios palestinos ocupados

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, chocando los puños con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en el Palacio Al-Salam en el puerto de Jeddah en el Mar Rojo.

El príncipe heredero de Arabia Saudita, Mohammed bin Salman, chocando los puños con el presidente de los Estados Unidos, Joe Biden, en el Palacio Al-Salam en el puerto de Jeddah en el Mar Rojo. / BANDAR AL-JALOUD/REUTERS

Andrea López-Tomàs

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Biden se despide de Oriente Próximo entre líderes represores y con promesas de retorno. El presidente de Estados Unidos pone punto final a la gira por la región en la que se ha reunido con sus grandes aliados, Israel y Arabia Saudí. “No nos alejaremos de Oriente Próximo y dejaremos un vacío para que lo llenen China, Rusia o Irán”, ha defendido el líder demócrata desde la ciudad portuaria saudí de Yeda, en el mar Rojo, sin mencionar a Israel, que esperaba que la visita del mandatario norteamericano a Arabia Saudí propiciara la normalización entre ambos países. 

“Esto no tiene nada que ver con los lazos diplomáticos con Israel”, ha afirmado el ministro saudí de Relaciones Exteriores, el príncipe Faisal bin Farhan Al Saud, en referencia al levantamiento de la prohibición a los aviones israelís de sobrevolar el espacio aéreo saudí. Al anunciarlo hace un par de días, Biden lo calificó como “el primer paso tangible en el camino de una normalización más amplia de las relaciones” entre Israel y Arabia Saudí. Pero durante su viaje, apenas ha hecho esfuerzos que propicien a estrechar los lazos entre ambos.

Durante su última jornada, el presidente estadounidense se ha encontrado de forma individual con los líderes de Irak, Egipto y Emiratos Árabes Unidos. Con algunos de ellos, aún no se había reunido. Después, se han reunido en una cumbre con otros líderes árabes, bajo la batuta del príncipe heredero saudí, Mohammed bin Salmán. Biden ha aprovechado para presionar a sus homólogos para que garanticen en sus territorios la libertad de expresión y los derechos humanos, sobre todo los de las mujeres. “El futuro lo ganarán los países que den rienda suelta a todo el potencial de sus poblaciones”, permitiendo que “cuestionen y critiquen a los líderes sin temor a represalias”, ha declarado.

¿Y Shirin Abu Aqleh?

A la pregunta sobre el asesinato del periodista saudí Jamal Khashoggi, bin Salman ha reacciodado poniendo el foco ante Biden en el asesinato de la corresponsal palestina-estadounidense de Al Jazeera, Shirin Abu Aqleh. El príncipe heredero, conocido popularmente por sus iniciales MBS, ha interpelado al presidente sobre las acciones que su administración está llevando a cabo para garantizar la justicia y esclarecer responsabilidades después de que Abu Aqleh muriera por disparos israelís el pasado 11 de mayo. MBS ha querido sacar a relucir este tema a modo de crítica por la hipocresía estadounidense a la hora de hablar de derechos humanos.  

Biden ha culminado una visita marcada por los intereses energéticos y la amenaza iraní con promesas de compromiso en la región. “Buscaremos aprovechar este momento con un liderazgo estadounidense activo y de principios”, ha afirmado. A las preocupaciones por la crisis provocada por la guerra de Ucrania, se le suman las polémicas posiciones de sus socios en Oriente Próximo respecto al conflicto. Ninguno de los países representados en la cumbre de este sábado se han unido a la política estadounidense de sancionar a Rusia. Más bien, en los puertos emiratís, hay atracados yates de multimillonarios rusos que gozan de este paraíso financiero.