Cambio climático y pobreza

Las lluvias en el noreste de Brasil provocan al menos 100 muertos

El desastre golpea con especial violencia a los barrios más marginales del estado de Pernambuco

En marzo pasado, precipitaciones similares causaron más de 233 fallecidos en Río de Janeiro

Bolsonaro visita la tragedia de las lluvias en el nordeste de Brasil

Bolsonaro visita la tragedia de las lluvias en el nordeste de Brasil / Clauber Cleber Caetano

Abel Gilbert

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El noreste de Brasil vuelve a ser escenario de una tragedia en la que convergen el cambio climático y la pobreza. Las lluvias que azotan al estado de Pernambuco han provocado ya al menos 100 muertos, según ha reconocido la Secretaría de Defensa Social, que no ha descartado que las cifras crezcan con el correr de las horas y la labor de los socorristas.

Los fuertes temporales se desataron el pasado miércoles y afectan especialmente a las ciudades de Recife y sus alrededores, así como Olinda. El episodio más desesperante ha tenido lugar en el barrio Jardín Monte Verde,  en la periferia capitalina, donde vecinos de un barrio marginal levantado sobre una colina murieron cuando un alud de tierra los devoró. Se desconoce el número de desaparecidos. Algunos medios de prensa hablan de decenas. Miles de familias se han quedado sin sus precarios hogares.

Solo entre la noche del viernes y la mañana del pasado sábado, el volumen de lluvias alcanzó en esa región el 70% de lo esperado para todo el mes de mayo. Las autoridades esperan nuevas precipitaciones. El temporal ha causado deslizamientos de tierras en los cerros. Los ríos se desbordaron. Los torrentes de barro arrasaron lo que encontraban a su paso. Las imágenes aéreas muestran algunos puntos de Recife completamente anegados. "Estábamos en la cocina con mi esposa y conseguimos ser rescatados porque solo la mitad de nuestros cuerpos quedó bajo el lodo. Mi hija, en cambio, estaba en su habitación y fue completamente sepultada", explicó un vecino, Reginaldo Ramos, en la radio local.

Un drama que se repite

Lo ocurrido en Pernambuco trae los recuerdos de recientes episodios análogos en los estados de Bahía, Minas Gerais y Sao Paulo, entre otros. En marzo pasado, hasta 233 personas perdieron la vida en Petrópolis, en el estado de Río de Janeiro. Los especialistas hablaron entonces de la fragilidad a la que se exponen los hombres y mujeres que habitan asentamientos que no dejan de crecer. "Los lugares difieren, pero la tragedia se repite", dijo el Diario de Pernambuco. Según el Centro Nacional de Monitoreo y Alertas de Desastres Naturales (Cemaden), 8,2 millones de brasileños viven en zonas de riesgo. Se han detectado 27.660 zonas peligrosas, especialmente en el sur, el sureste y el nordeste, donde el terreno es más accidentado y se verifican mayores problemas de urbanización.

El diario paulista Folha recordó en su editorial que las víctimas de estos desastres no se encontraban ahí por "falta de visión", como sugirió el presidente Jair Bolsonaro durante la tormenta de enero en San Pablo que provocó 18 decesos. "Muchas de estas víctimas fueron empujadas a zonas de riesgo, bien por la falta de planificación urbanística y de vivienda, bien por la vista gorda de unas autoridades más interesadas en los dividendos políticos y electorales”. La publicación advirtió que "el empeoramiento del cambio climático" puede hacer que los desastres "sean aún más recurrentes”.

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