Tensión en Europa del este

El impacto de las sanciones en la economía de Rusia: lo peor está por llegar

El PIB ruso se contraerá este año entre el 8% y el 15%, una cifra no vista en el país desde los fatídicos años 90

Los consumidores han percibido el alza de precios, aunque de momento el país ha evitado el caos económico

Tienda de Mango en Moscú.

Tienda de Mango en Moscú.

Marc Marginedas

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Yevgueni y Vladímir regentan un salón de belleza unisex en un barrio del sur de Moscú, frecuentado por clientes locales que pagan en rublos. Transcurridos dos meses desde el inicio de las hostilidades en Ucrania y pese a los apocalípticos augurios previos, su actividad diaria apenas ha sufrido los embates de la crisis económica que se cierne sobre Rusia debido a las sanciones. Pese a que los precios de los productos de belleza importados que emplea habitualmente se han incrementado un 30%, lo que les ha obligado a aumentar sus tarifas en un 10%, los clientes siguen acudiendo al local con la misma frecuencia que antaño, y sus ingresos en moneda local apenas han sufrido variaciones.

Los -hasta ahora- escasos avatares de ambos peluqueros son un fiel reflejo de la situación que vive la Federación Rusa tras el aluvión de represalias económicas internacionales que ha encajado en respuesta a la invasión de Ucrania. Economistas y funcionarios coinciden en que de momento, los efectos de la nueva situación económica apenas se han hecho sentir, pero a la vez advierten de que lo peor está por llegar, en especial si la Unión Europea (UE) acaba por imponer un veto a las importaciones energéticas de Rusia, una actividad que reporta a las arcas federales entre el 35% y el 40% de sus ingresos impositivos.

Por debajo de las expectativas

"¿Cómo está reaccionando la economía rusa? La respuesta simple es: bien por debajo de las expectativas, pero lo peor aun está a venir", ha escrito en un largo artículo Serguéi Gurev, investigador senior del Centro para la Investigación de la Política Económica y profesor de Economía en el Instituto de París de Estudios Políticos (Sciences Po). "Nuestras proyecciones apuntan a que los actuales acontecimientos (en Ucrania) van a llevarse por delante los logros económicos de 15 años", valora en una nota analítica el Instituto de Finanzas Internacionales (IFF), una asociación internacional con 450 miembros que valora riesgos y promueve políticas en el ámbito financiero.

Las cifras macroeconómicas que presentará el país a final del presente ejercicio harán recordar a las de la fatídica década de los 90 posterior a la desintegración de la URSS. A finales de 2022, el PIB ruso se habrá contraído entre el 8,5% augurado por el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el 15% previsto por el IFF, aunque muchos expertos creen que finalmente rondará en torno al 10%, mientras que la inflación repuntará hasta el 20%, echando por tierra uno de los principales logros de la presidenta del Banco Central de Rusia, Elvira Nabiúlina: la reducción al 2% anual de la tasa de incremento de los precios de un porcentaje que tan solo hace siete años, tenía dos dígitos. Todo ello hará que el país pierda posiciones en las clasificaciones internacionales: de ser la 11ª economía del mundo pasará a ser la 15ª o la 16ª a finales de año.

Este estado de cosas se agravará con el paso de los meses, admite la propia Nabiúlina, una reputada figura incluso en Occidente que, según la agencia Bloomberg, en los días posteriores a la invasión de Ucrania llegó a presentar su dimisión, una renuncia que fue rechazada por el líder del Kremlin. Las sanciones hasta ahora han golpeado "al ámbito financiero", pero a partir de ahora "tendrán un impacto más grande en la economía en general", ha adelantado la alta funcionaria. De momento, para evitar dañar los negocios, la institución que preside evitará centrar sus energías en luchar contra la inflación, con lo cual el poder adquisitivo de los ciudadanos se va a sentir drásticamente.

Pérdida de puestos de trabajo

Con la contracción económica, la pérdida de puestos de trabajo será casi inevitable, mientras los ciudadanos se sumergen en preparativos para encajar los posibles golpes. El alcalde de Moscú, Serguéi Sobianin, ha advertido de que solo en la capital, alrededor de 200.000 empleos se hallan en situación de riesgo, mientras las encuestas señalan que un 85% de la población ha hecho acopio de alimentos en caso de carestía.

"La estrategia de la guerra-relámpago económica ha fracasado", ha proclamado el presidente Vladímir Putin con orgullo indisimulado, empleando el mismo vocabulario que utiliza la prensa occidental para enfatizar el fracaso de su Ejército en el campo de batalla en los primeros días de conflicto armado en Ucrania. Esta relativa resiliencia de la economía rusa podría revertirse en el caso de que la UE logre un acuerdo para vetar las importaciones de petróleo o gas desde Rusia, o algunos países empiecen a aplicar dicha prohibición a título individual, medida ya implantada por EEUU y Canadá. Solo en 2021, los países de la UE pagaron a Rusia 100.000 millones de euros por las ventas de gas y petróleo, una astronómica cantidad que está siendo denunciada reiteradamente por la mayoría de los dirigentes ucranianos y que es presentada por éstos como una fórmula de la UE para financiar la guerra, no solo contra Ucrania, sino también contra la propia Unión.

El Kremlin espera contrarrestar la eventual pérdida del mercado europeo con el incremento de las exportaciones a China. El economista Gurev, sin embargo, cree que Moscú peca de optimismo. "En cuanto Europa se alíe con EEUU y Canadá, Occidente, unido, incrementará la presión sobre China, haciendo trizas las esperanzas de Rusia de que el dinero y la tecnología de China reemplacen a Occidente", ha advertido.

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