Conflicto en el este de Europa

Los equilibrios de Israel en la guerra entre Rusia y Ucrania

La guerra entre Rusia y Ucrania, en directo

Reportaje multimedia: Por qué Ucrania es foco de conflicto (y cómo nos afecta)

Israel primer ministro

Israel primer ministro

Laura Puig

Laura Puig

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Los cambios en el tablero de Oriente Próximo vividos en la última década están llevando a nuevas lógicas geoestratégicas en esta convulsa región. Un ejemplo de ello es la postura de Israel, tradicional socio de Estados Unidos, ante la guerra emprendida por Rusia contra Ucrania. El Gobierno de Naftali Bennett está intentando mantener un difícil equilibrio entre la fidelidad a su principal apoyo internacional, la incomodidad por la invasión de un país soberano y con el que le unen muchos lazos y la nueva era en las relaciones con Moscú.

Para entender la actitud del Estado hebreo hay que echar un vistazo a lo ocurrido en la última década. Las revoluciones de la llamada Primavera Árabe acabaron derivando en algunos países en cruentas guerras civiles en las que entraron o se posicionaron países extranjeros. Es el caso de Siria, en cuyo conflicto han tomado partido militarmente Turquía, Rusia e Irán, el enemigo número uno de Israel.

Tropas rusas en Siria

En la actualidad, Rusia cuenta con tropas en el sur de Siria, junto a la frontera con Israel, y ambos países coordinan sus actuaciones en este conflicto. En concreto, Moscú permite a Israel llevar a cabo ataques contra posiciones militares de Irán y sus milicias aliadas con el objetivo de limitar la influencia de Teherán en Siria.

Esta situación ha obligado al Gobierno israelí a readaptar su estrategia y en la actual guerra entre Rusia y Ucrania se halla en una posición de "equilibrio entre seguridad y política", explican fuentes gubernamentales . "Debemos equilibrar estas dos partes para mandar un mensaje moral (contra la guerra), pero con cuidado para evitar poner en riesgo nuestra seguridad", añaden las mismas fuentes en alusión a que una condena firme contra Rusia pudiese alterar la cooperación con Moscú en la guerra de Siria.

Una prueba de fuego será cómo encaje el Kremlin el apoyo de Israel a la resolución de condena a la invasión en la Asamblea General de la ONU, que se aprobó este miércoles con la única oposición de Rusia, Bielorrusia, Corea del Norte, Siria y Eritrea. El temor del Gobierno hebreo es que Moscú lo interprete como un agravio y decida romper la cooperación en Siria.

Apoyo a la población

En este contexto se sitúan, pues, los mensajes lanzados por el Gobierno hebreo tras la invasión. Por un lado, Bennett ha evitado condenar directamente a Rusia y únicamente ha trasladado su apoyo a la población de Ucrania. Mientras, por otro, su ministro de Asuntos Exteriores, Yair Lapid, se ha encargado de ser más contundente al censurar la "violación del orden internacional" que supone el ataque.

"Se trata de una cuestión de seguridad" fruto de los "cambios tumultuosos en la región" y ante la amenaza de Irán, coincide Uzi Rabi, director del Centro Moshe Dayan para Oriente Próximo de la Universidad de Tel Aviv durante un encuentro con periodistas europeos organizada por la Asociación de la Prensa Europa-Israel (EIPA). Rabi también destaca la desazón que causa en el Ejecutivo israelí la decreciente presencia de EEUU en la región. "Había un policía en Oriente Próximo, pero esa situación ha cambiado", abunda una fuente del Ejecutivo.

Gestos hacia Ucrania

En esta estrategia equilibrista, Israel intenta multiplicar los gestos hacia Ucrania, donde la comunidad judía es una de las más numerosas del mundo, por detrás de Rusia y Estados Unidos. Así, está favoreciendo la salida y acogida de judíos ucranianos del país, ha aprobado el envío de 100 toneladas de ayuda humanitaria a Kiev y se ha ofrecido como mediador entre las dos partes.

Según el profesor Rabi, el Gobierno hebreo se encuentra en una "interesante posición porque es de los pocos países del mundo que puede hablar con Estados Unidos, Rusia y Ucrania". No obstante, esta labor mediadora parece que en un futuro inmediato no se va a materializar, a tenor del rechazo inicial del presidente ruso, Vladímir Putin.