Transición energética

Macron quiere alargar la vida de las centrales nucleares más allá de 50 años

El presidente francés oficializa la construcción de seis nuevos reactores

Detalla su estrategia energética basada en combinar la energía del átomo y las renovables

Central nuclear

Central nuclear / Pixabay

Enric Bonet

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El presidente francés, Emmanuel Macron, ha detallado su controvertida apuesta por la energía nuclear. Ha anunciado este jueves por la tarde la construcción en Francia de seis nuevos reactores. Esta información se especulaba desde el pasado otoño, pero aún no había sido confirmada. Más novedosa ha resultado su voluntad de alargar más allá de 50 años la vida de las centrales nucleares. Una medida estratégica para perpetuar la energía del átomo, indispensable, según el joven dirigente, para reducir las emisiones de CO2.

“Aunque resulta necesario ser prudente sobre la capacidad de alargar (su funcionamiento), deseo que ningún reactor nuclear con capacidad de producir sea cerrado en el futuro, teniendo en cuenta el aumento muy importante de nuestras necesidades eléctricas. Excepto, evidentemente, si resulta imperativo por motivos de seguridad”, aseguró el presidente en un discurso de cerca de una hora en una fábrica de General Electric en Belfort, en el nordeste de Francia.

Pronunciada con una clara vocación electoralista, aunque todavía no ha oficializado su candidatura para las presidenciales de abril, Macron desgranó su estrategia energética para el futuro con su intervención. De hecho, dio este discurso desde un lugar simbólico para él. La venta de la rama energética de Alstom (una de las joyas industriales francesas) al gigante energético estadounidense en 2014, cuando ejercía como ministro de Economía, ha quedado como una de sus grandes pifias. Y ahora intenta remediarla con la recompra a GE de la fábrica de turbinas en Belfort.

Un parque nuclear envejecido

Tras unos primeros años de mandato en que apostó por un lento abandono de la energía nuclear, la visión del dirigente centrista experimentó un giro en los últimos años. De hecho, la presión de la administración gala resultó clave para que la Comisión Europea incluyera la nuclear como una fuente energética “de transición” verde. “Si reducimos en un 40% nuestro consumo de energía, el abandono del petróleo y el gas en treinta años comportará que sustituyamos una parte del consumo de energías fósiles por la electricidad”, afirmó el presidente para justificar su decisión.

Aunque no indicó dónde se construirán los nuevos reactores —podrían ser hasta ocho—, expresó su voluntad de que las obras empiecen en 2028, y “el primer nuevo reactor entre en funcionamiento alrededor de 2035”. A lo largo del siglo XXI, Francia solo ha impulsado la construcción de una nueva central, la de Flamanville (noroeste). Tras haber sufrido numerosos retrasos, aún no está terminada. De hecho, la voluntad macronista de alargar la vida de estas infraestructuras —muy costosas, con numerosas medidas de seguridad, pero sobre las que pesa el riesgo de un accidente trágico—, responde al envejecimiento del parque nuclear galo. El país vecino cuenta con 56 reactores, 49 de los cuales llevan funcionando desde hace más de tres décadas.

Macron defendió “dos pilares” energéticos: la nuclear y las renovables. También reivindicó que se simplifiquen los trámites burocráticos para construir paneles solares. Prometió, además, la construcción de 50 parques eólicos en alta mar en el horizonte de 2050. Sin embargo, este mix energético macronista no satisface al movimiento ecologista. “Otra vez más, un hombre solo decide la apuesta de su país por el todo nuclear durante los próximos 30 años y alargar la vida de viejas centrales treinta años más. Esto no se basa ni en expertos, estudios de impactos ni en un plan. Es solo la decisión del príncipe”, criticó en Twitter el insumiso Jean-Luc Mélenchon, el candidato de izquierdas mejor posicionado en la carrera presidencial.