Medio centenar de migrantes mueren en un accidente de camión donde viajaban hacinados en México

La ruta migratoria en México ha vivido uno de sus episodios más tristes. Al menos 55 personas, entre ellas menores de edad, murieron y 73 resultaron heridas en la tarde del jueves tras estrellarse el camión en donde viajaban hacinados. La mayoría de ellos son originarios de Guatemala. El accidente sucedió en la ciudad de Tuxtla Gutiérrez, capital del estado sureño de Chiapas, una parada clave en el peligroso trayecto hacia Estados Unidos. De acuerdo con las primeras informaciones de las autoridades, el vehículo circulaba con exceso de velocidad. Hasta el momento, esta es la principal causa del siniestro. El conductor se encuentra en paradero desconocido.

El camión salió desde Guatemala el mismo jueves y se dirigía al también sureño estado de Veracruz, en el Atlántico. Ahí dentro viajaban al menos 150 personas hacinadas en la caja del vehículo. Así lo confirmó el embajador del país centroamericano, Mario Búcaro. De acuerdo con fuentes de Protección Civil en la zona, el conductor -que se habría dado a la fuga- perdió el control del tráiler cerca de las tres de la tarde, a unos 10 kilómetros del accidente, en la localidad vecina de Chiapa de Corzo y terminó estampándose contra un puente peatonal.

Del sueño americano a la pesadilla mexicana

Las imágenes de los cuerpos cubiertos con mantas blancas sobre el asfalto han conmocionado al país entero. La televisión mexicana aún muestra en sus directos el acordonamiento de la carretera, llena de ambulancias, patrullas de policía y de vecinos que se agolpan a ayudar con lo que sea. 

Martín Martínez, un ciudadano que fue a toda prisa a ayudar, narró en el telediario 'Milenio' lo que pasó: "Se escuchó un estruendo en el puente. Había gente que sacamos todavía viva y gente muerta". El Instituto Nacional de Migración de México ha anunciado que a los supervivientes del accidente se les otorgará "atención humanitaria", incluyendo "alojamiento, alimentación y, en caso de que acepten, tarjetas de visitante por razones humanitarias".

El Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado, una de las instituciones de sanidad que están atendiendo a los heridos, ha confirmado la identidad de cuatro guatemaltecos entre las edades de 16 y 30 años. Un ciudadano ecuatoriano de 40 años es atendido en urgencias en un hospital público local.

La Fiscalía ha abierto una investigación para dar con los motivos de este siniestro. Según ha podido saber este diario, no todos los migrantes que han salido ilesos han sido llevados a hospitales. Hay varios que han huido por el temor de ser deportados.

Al poco tiempo de confirmarse la tragedia, el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha lamentado lo ocurrido: "Es muy doloroso. Abrazo a los familiares de las víctimas", ha escrito en su cuenta de redes sociales. La Secretaría (Ministerio) de Relaciones Exteriores ya ha comenzado los trabajos para contactar con las embajadas de los países de origen de cada uno de los fallecidos, aunque no ha especificado cuáles son.

Una ruta peligrosa

Para los migrantes, el paso por México es la parte más peligrosa en su largo camino para llegar a Estados Unidos. El aumento de centroamericanos que cruzan por el territorio azteca ha ido en incremento desde 2018, cuando se formó la primera gran caravana, repudiada en ese momento por el presidente estadounidense Donald Trump.

La presión del gigante norteamericano a su vecino del sur ha provocado una intensa campaña de hostigamiento y represión del Gobierno de López Obrador. Solo en este año, casi 300.000 personas han sido detenidas en su intento por cruzar el país azteca, según las estadísticas del Instituto Nacional de Migración. Más de 80.000 ya han sido deportadas. Por otro lado, las solicitudes de asilo han llegado a las 120.000, prácticamente el triple que en 2019.

La trayectoria a través de México suele venir acompañada de tragedias. Esta última se suma a otros episodios de dolor, como la matanza e incineración de 19 centroamericanos -16 de ellos guatemaltecos- en el estado norteño de Tamaulipas (frontera con Texas) el pasado enero. En esa misma región se halló una fosa clandestina en 2010 con más de 100 migrantes ejecutados. En estos dos episodios ha habido un mismo culpable: el narcotráfico.

Los cárteles suelen aprovecharse de la vulnerabilidad de los solicitantes de asilo para reclutarlos como sicarios y, en caso de rechazar la oferta, los matan. Pero la violencia también viene desde el Estado. A finales de octubre, agentes de la Guardia Nacional dispararon contra una furgoneta en donde viajaban 13 migrantes. Dos cubanos perdieron la vida.

El acoso de las autoridades mexicanas, que desde tiempos de Trump han sido quienes han hecho el trabajo sucio para Estados Unidos, ha obligado a los migrantes a buscar rutas cada vez más peligrosas y clandestinas. Las últimas dos caravanas, y que tenían como destino Ciudad de México, han sido reprimidas y dispersadas. Por estas razones, la gente procedente de Centroamérica ha comenzado a utilizar técnicas que aumentan el riesgo de perder la vida, como viajar hacinada en un camión. No es la primera vez que esto sucede. Hace apenas dos semanas, fueron localizadas más de 600 personas en varios vehículos similares entre las regiones de Veracruz y Tabasco, cerca de donde ha ocurrido la tragedia de este jueves.