Inestabilidad en África

El golpe de Estado en Sudán sorprende a una banda musical gallega que se refugia en la embajada española

El grupo Baiuca tenía que actuar en Jartum y sus integrantes todavía no saben cómo van a salir del país

Las protestas contra los cabecillas de las asonada continúan en las diferentes ciudades de la nación africana

Baiuca, en una actuación en el Auditorio Mar de Vigo

Baiuca, en una actuación en el Auditorio Mar de Vigo / PABLO HERNÁNDEZ

Alberto Leyenda / Agencias

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La banda gallega Baiuca se ha topado con una situación política de máxima tensión cuando iba a tocar en Sudán. El grupo tenía previsto actuar ayer martes en Jartum, la capital sudanesa, pero un golpe de Estado militar les ha obligado a mantenerse a refugio en la embajada española. Allí no peligra su seguridad, aunque por el momento no está claro cómo podrán abandonar el país.

El alma mater de Baiuca, Alejandro Guillán, el percusionista Xosé Lois Romero, la cantareira Andrea Montero, el encargado de los visuales Adrián Canoura y el técnico de sonido Alfonso García habían aterrizado en el Jartum cuatro horas antes de la asonada.

El grupo se dirigió directamente desde el aeropuerto a la residencia de la embajada, donde ya tenían previsto pernoctar. Desde allí, a su llegada, enviaron vídeos y mensajes a su manager, Alan Queipo, con total normalidad, pero horas después los contactos se interrumpieron. Por el medio se produjo el golpe. "No tenemos forma de comunicarnos con ellos, ni por teléfono ni a través de internet. Los aeropuertos y los puertos están cerrados". El único enlace que tienen es una persona de la embajada que ha transmitido que se encuentran en buen estado, ha explicado el responsable de Raso Estudio a FARO.

El grupo, que iba a cerrar como cabeza de cartel el festival Sama, está "protegido por la Policía Nacional y por personal de seguridad" en la sede diplomática y, en principio, se encuentra fuera de peligro. "Lo único que nos preocupa es que puedan volver cuánto antes, pero de momento es muy difícil trazar un plan de regreso", ha detallado Alan Queipo.

El país africano ha vivido hoy el tercer día de fuertes protestas contra el golpe militar. Hasta el momento, el balance del la asonada militar es de cuatro muertos y decenas de heridos. Las manifestaciones continuan pese a que las fuerzas de seguridad arrestaron a numerosos participantes y rompieron sus barricadas, al tiempo que retiraron las piedras y llantas usadas para bloquear carreteras en la capital Jartum, comprobaron periodistas de AFP. Los servicios de internet han sido bloqueados y las tiendas en la capital permanecen cerradas por los llamados a una campaña de desobediencia civil. La oposición ha convocado la "protestas de un millón" para el 30 de octubre. De hecho, ya han empezado a celebrarse marchas en otras ciudades del país, que también están siendo dispersadas por las fuerzas de seguridad, según testigos.

Un manifestante con una bandera nacional en una avenida de Jartum.

Un manifestante con una bandera nacional en una avenida de Jartum. / MOHAMMED ABU OBAID / EFE

El primer ministro Abdalá Hamdok fue detenido el lunes junto a sus ministros y los integrantes civiles del Consejo Gobernante de Sudán -órgano de transición democrática- pero su regreso a casa no logró apaciguar las protestas. Pero hasta ahora, Hamdok solo ha hablado, por teléfono el martes, con el secretario de Estado, Antony Blinken, quien saludó su retorno a su casa, al tiempo que expresó su "profunda preocupación" por el movimiento militar y reiteró el apoyo de Washington a una democracia bajo mando civil.

Cabecillas del golpe

Estados Unidos suspendió la entrega de cientos de millones de dólares en ayuda al país africano tras el golpe y la Unión Europea amenazó con tomar medidas similares. Los embajadores occidentales reiteraron que para ellos "Hamdok sigue siendo el primer ministro y su Gobierno, el poder constitucional" y pidieron poder reunirse con él en persona. La Unión Africana (UA) y el Banco Mundial (BM) siguen presionando a los cabecillas del golpe, cuya cabeza visible es la general Adbelfatá al Burhan. La UA a expulsado a Sudán de sus instituciones, mientras que el BM ha suspendido su ayuda financiera, vital para ese país empobrecido, minado por los conflictos y con una situación económica desastrosa.

El golpe de Estado se dio después de dos años de tumultuosa transición definida por un acuerdo de agosto de 2019 para compartir el poder entre militares y civiles, tras el derrocamiento del dictador Omar al Bashir en medio de una ola de protestas masivas contra su gobierno.

El general Burhan se convirtió en el gobernante de facto en 2019 como jefe del Consejo Soberano cívico-militar, y mantuvo un alto rango militar durante las tres décadas de gobierno de mano dura de Bashir. Además, tiene el respaldo de las temidas Fuerzas de Apoyo Rápido, paramilitares. Las tensiones eran evidentes entre los civiles y los militares del Gobierno, pero las divisiones se intensificaron tras lo que los civiles calificaron como un fallido golpe el 21 de septiembre pasado. Desde que el país se independizó, hace 65 años, ha estado prácticamente siempre bajo el yugo de los militares.