Debacle económica

Apagón nacional en el Líbano tras el colapso de sus dos principales plantas energéticas

La red eléctrica nacional del país queda completamente colapsada ante la escasez general de combustible

El centro de control nacional energético quedó destruido en la explosión del puerto de Beirut del año pasado

El Ejército de Líbano supervisa la entrada de vehiculos en una gasolinera

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Europa Press

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La red eléctrica nacional de Líbano ha quedado completamente colapsada este sábado tras el cese de operaciones de las dos plantas más importantes del país, Al Zahrani y Deir Amar, por falta de combustible. La separación de ambas plantas de la red ha reducido la producción nacional de energía a menos de 200 megavatios, lo que ha acabado provocando la caída entera del sistema.

La empresa estatal de electricidad de Líbano, Electricite du Liban (EdL), se puesto inmediatamente a "realizar las operaciones pertinentes" para reconstruir "la red nacional de manera manual", según un comunicado recogido por la televisión libanesa LBCI. El medio libanés recuerda que la operación es especialmente complicada, teniendo en cuenta que el centro de control nacional fue destruido por la explosión del puerto de Beirut el 4 de agosto de 2020, que causó más de 100 muertos y 4.000 heridos.

En medio de una de las peores crisis económicas de su historia moderna, el pueblo libanés se ha visto afectado por el empeoramiento de la escasez de combustible durante los últimos meses y la mayoría de la población depende de generadores privados para obtener energía.

De hecho, y según informaba igualmente LBCI el viernes, la distribución de bombonas domésticas de gas se ha detenido desde entonces, mientras los distribuidores acusan al Banque du Liban de haberlos tomado por sorpresa al eliminar los subsidios al gas, lo que provocó, según ellos, pérdidas para el sector, de acuerdo con fuentes sindicales.

Debacle económica y energética

Países como Irán se han comprometido a seguir suministrando combustible a Líbano para paliar los efectos de la crisis, pero el país sufrió un golpe prácticamente irreparable el 1 de octubre cuando la compañía turca Karpowership anunció el fin de sus operaciones de suministro de electricidad a Líbano al terminar su contrato con EdL.

En mayo, la compañía turca había suspendido el suministro de sus centrales eléctricas flotantes durante más de un mes, citando la falta de resolución de una disputa de pago que había durado meses y amenazas legales de apoderarse de sus barcos por acusaciones de corrupción.

Tras el anuncio del cese de operaciones, EdL avanzó que el país podría quedarse sin electricidad en el plazo de un mes, mientras la población llevaba semanas subsistiendo desde hace semanas con solo dos horas de electricidad general, por lo que tenía que verse obligada a recurrir al uso de generadores privados.

"La red ya experimentó apagones totales en todo el país siete veces y, si esto continúa, hay un alto riesgo de llegar a un apagón total y completo para finales de mes", explicó EDL en un comunicado, en el que advertía de que Líbano ya "ha agotado todas las opciones posibles" y solo pude suministrar energía a aquellos grupos de producción según "sus existencias restantes de combustible".