La ultraderecha en Brasil

Los indígenas brasileños, otra vez en pie de guerra contra Bolsonaro

Un grupo de indígenas brasileños, en el campamento levantado en Brasilia para protestar contra una nueva ley que les arrebataría sus tierras.

Un grupo de indígenas brasileños, en el campamento levantado en Brasilia para protestar contra una nueva ley que les arrebataría sus tierras. / CARL DE SOUZA

Abel Gilbert

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Golpeadas por el covid-19 y el aumento de los asesinatos, numerosas etnias originarias han vuelto a ocupar Brasilia en medio de una lucha de amplias derivaciones contra el Gobierno de ultraderecha. El presidente Jair Bolsonaro ha decidido complacer una vez más a la agroindustria en su deseo de expandir su actividad. Una de las llaves de esas aspiraciones tiene el nombre de "marco temporal" y busca reconocer como tierras ancestrales solo aquellas que estaban ocupadas por las comunidades indígenas antes de 1988. A primera vista, parece un beneficio, pero la Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) considera que se trata de lo contrario, y por eso ha movilizado a miles de sus líderes para evitar que se consume.

Unos 900.000 indígenas, el 0,5% de la población brasileña, viven en reservas que representan el 13% del territorio brasileño. El artículo 231 de la Constitución aprobada hace 33 años sostiene que esas comunidades son "reconocidas" por su "organización social, costumbres, idiomas, creencias y tradiciones", así como "sus derechos originarios sobre las tierras que tradicionalmente ocupan". La tarea de demarcarlas está en manos de la Fiscalía General.

La aplicación del criterio del "marco temporal", que vuelve a ser discutido este miércoles por el Supremo Tribunal Federal (STF), está relacionado con un conflicto entre indígenas y campesinos en el estado de Roraima, en el norte de Brasil.  Doce años atrás, la máxima autoridad judicial consideró que Raposa Serra do Sol le pertenecía a la comunidad originaria porque se encontraba allí cuando se promulgó la Carta Magna. Pero el dictamen, dice APIB, encierra una trampa: muchos pueblos no estaban en sus tierras el año que entró en vigor el texto fundamental porque habían sido expulsados por la fuerza. "Si el STF acepta el 'marco temporal', podrá legitimar la violencia contra los pueblos indígenas y estimular conflictos en la selva amazónica y otras regiones", ha advertido Francisco Cali Tzay, relator especial de la ONU para los derechos de los pueblos indígenas.

Los ruralistas confían en que el fallo de los Supremos permita dirimir 30 procesos de demarcación de tierras que se encuentran paralizados y abrir además las puertas de futuras disputas. De acuerdo con APIB, si eso llegara a suceder, las 434 áreas que en la actualidad son ocupadas por distintas comunidades quedarían expuestas a peligros impensados hace hace décadas.

Retorno a la colonia

"Bolsonaro prometió que Brasil volvería a ser lo que era hace 50 años, pero la aprobación del 'marco temporal' llevaría al país a la época colonial", advirtió Sonia Guajajara, dirigente de la APIB y excandidata a vicepresidenta del PSOL (izquierda) en los comicios que le permitieron al capitán retirado llegar al poder. "Las tierras Indígenas son fundamentales para contener la deforestación. Almacenan 28.200 millones de toneladas de CO2 en la Amazonia, el 33% del total".

Las regiones demarcadas como tierras indígenas fueron las menos expuestas a la destrucción en los últimos 35 años. De acuerdo MapBiomas, una iniciativa del Observatorio del Clima y el Sistema de Estimación de Emisiones y Remociones de Gases de Efecto Invernadero (SEEG) en colaboración con WWF y Google, durante esas tres décadas y media han perdido apenas 1,6% de su bosque.

La ofensiva

La llegada de Bolsonaro a la presidencia ha multiplicado los riesgos para las comunidades originarias. Florecieron las denuncias de invasiones territoriales y otras violaciones de sus derechos. Según el Atlas de la Violencia, entre 2009 y 2019 se incrementó la tasa de asesinatos un 21,6%. El año que asumió el capitán retirado aumentaron en tanto las muertes violentas un 35%.

Además de poner en tela de discusión los derechos territoriales de las etnias, el Gobierno defiende un proyecto de ley para autorizar la minería y otras actividades extractivas. "¿Por qué el campo (el negocio agropecuario) está contento con nosotros? No marcamos más tierras indígenas. Ya tenemos un 14% de tierras demarcadas. Es suficiente. Cómo es posible que 10.000 indios tengan una superficie equivalente a dos veces el estado de Río de Janeiro, como los yanomami. Eso ya no es posible porque la intención de esto es hacer inviable la agricultura y convertirse en un conflicto", dijo Bolsonaro cuando los dirigentes de APIB llegaron a Brasilia. No solo rechaza parte de sus aspiraciones ancestrales. "Con el debido respeto, la mayoría de ellos ni siquiera saben lo que es el dinero".