Escándalo

Imputan al presidente de Argentina por celebrar una fiesta en el momento más duro de la pandemia

• El mandatario es objeto de investigación por el incumplimiento de las normas comprendidas en el decreto que firmó apenas comenzó a circular el virus

• En julio de 2020, la primera dama, Fabiola Yáñez, festejó su cumpleaños con un grupo de amigos; la imagen de la fiesta se conoció semanas atrás

Alberto Fernández

Alberto Fernández

Abel Gilbert

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El escándalo por la celebración del cumpleaños de la primera dama, Fabiola Yáñez, durante el momento más duro del confinamiento por la pandemia ya tiene una derivada judicial para el presidente argentino, Alberto Fernández. El fiscal federal Ramiro González notificó al mandatario que ha sido imputado por el incumplimiento de las normas comprendidas en el decreto que firmó apenas comenzó a circular el virus, en marzo de 2020. En un escrito, Fernández ha reclamado el sobreseimiento de la causa. En caso de que no se acepte esa petición, ofreció una reparación económica. El presidente donaría a lo largo de cuatro meses la mitad de su salario al Instituto Malbrán. El organismo tiene un papel importante en la elaboración de las políticas científicas en el ámbito público. Su trabajo en el marco de la pandemia ha sido relevante.

"Fue un encuentro que jamás debió haber ocurrido, producto de la imprudencia, pero que en modo alguno puede constituir un delito", dijo el presidente en su escrito, en el mismo tono del mea culpa que esgrimió cuando, hace unas semanas, comenzó a circular la foto tomada en julio de 2020. "Ante la inexistencia de un resultado lesivo es que pongo a consideración la insignificancia penal (no social o moral) del comportamiento denunciado que no ha lesionado el bien jurídico tutelado (la salud pública), y por ello solicito que la presente denuncia sea desestimada", subraya.

Impacto político

La divulgación de la imagen ha supuesto un fuerte deterioro de su popularidad. Según el jefe del Estado, la escena en la que Yáñez y una decena de amigos sonríen sin sus mascarillas, con Fernández como testigo, fue un instante excepcional durante una cena en la que se respetaron los protocolos.

Más de 111.000 argentinos han muerto por covid-19. La pandemia se desbocó a finales de 2020, en buena parte por el cansancio social y las repetidas llamadas a la desobediencia de los sectores más duros de la oposición. Al principio del confinamiento, el virus pudo ser contenido y le dio tiempo al Gobierno peronista a reconstruir un Ministerio de Salud que había sido degradado a secretaría durante la Administración anterior. Por esos días, Fernández aparecía ante las cámaras televisivas como consejero ante una población abrumada por las restricciones. Pedía esfuerzos y fustigaba las transgresiones. Sus palabras y su pedagogía se le han vuelto en contra.

La oposición de derechas ha encontrado un regalo del cielo de cara a las elecciones parlamentarias de noviembre. El oficialismo intenta, en este contexto, minimizar los daños políticos.

A pesar del alto número de víctimas fatales, Argentina es uno de los países de la región con la tasa más alta de inmunizados. En ocho meses llegaron al país 50 millones de vacunas y ya se han inyectado más de 40 millones.