Violencia en el país árabe

Las milicias chiís de Irak: un nuevo Estado en la sombra

Las Fuerzas de Movilización Popular (FMP) acumularon poder con la batalla contra el Estado Islámico: ahora extorsionan, torturan y asesinan a discreción

Su poder es tan grande que el gobierno de Bagdad, que no puede controlarlas, les teme y busca acomodarlas como sea

Unas mujeres rezan en Badgdad.

Unas mujeres rezan en Badgdad. / Efe

Adrià Rocha Cutiller

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Al llegar a casa, varios hombres rodearon con sus tres motos el coche de Husham al Hashimi. Al Hashimi aparcaba, y no vio como uno de esos hombres bajaba de su moto, se dirigía a la ventana del conductor, sacaba la pistola y disparaba. Uno, dos, tres, cuatro. Al Hashimi, de 47 años, uno de los máximos expertos en yihadismo en Irak y asesor del gobierno iraquí, estaba muerto. Ocurrió hace justo un año en Bagdad.

El experto, sin embargo, no fue asesinado por orden de ningún grupo yihadista: ni Al Qaeda ni el Estado Islámico —ambos le habían amenazado de muerte— tuvieron nada que ver. Los autores fueron otros. Fueron las milicias chiís comandadas por Irán: las Fuerzas de Movilización Popular (FMP).

Tenemos un problema enorme. Es un problema enorme, que no ha empezado ahora, sino que lo tenemos desde 2003. Hay un problema muy profundo dentro del Estado iraquí”, explica Maan Aljizzani, reportero y director de la campaña ‘Terminemos con la Impunidad en Irak'.

Un paraguas de milicias

Todo empezó para las FMP en 2003, con la invasión estadounidense que echó a Saddam Huséin del poder. Partidos chiís tomaron el control del Estado —el anterior presidente había creado una división sectaria del país, asentándose sobre el supuesto apoyo de la población suní— y estos nuevos partidos chiís crearon sus propias milicias, que recibían apoyo logístico y financiero de Irán. Irán las unió bajo un solo comando: el de Qasim Suleimaní, asesinado en enero de 2020 por los EEUU. Así, bajo el auspicio persa, nacieron las FMP, que vivieron en un relativo segundo plano hasta la batalla contra el Estado Islámico en 2016.

Las FMP reclutaron, mataron y lucharon: conquistaron tanto territorio como influencia y ahora su poder es tan absoluto como absolutista. Incluso el gobierno de Bagdad les teme.

Han engullido todo el país. Están en todos lados y lo controlan todo. Este pasado 16 de julio, por ejemplo, se detuvo un miembro de la policía como el supuesto autor del asesinato de Al Hashimi. El asesino era policía, pero era también miembro de las FMP. Seguía las ordenes de las milicias. Hasta el mismísimo Khadimi [el presidente iraquí] tiene miedo. ¡Miedo! No puede hacer nada”, explica Aljizzani.

Decenas y decenas

La impunidad con la que las FMP actúan en Irak es total. En lo que llevamos de 2021, el país ha contado el asesinato de 81 periodistas, activistas y abogados de derechos humanos. Nadie ha sido detenido por ellos.

El único caso en el que la investigación parece haber avanzado es el de Al Hashimi, por haber sido, también, el más mediático. Pero si este analista era experto en yihadismo, ¿por qué las milicias chiís fueron a por él? La respuesta está en los hallazgos que había realizado en sus últimos meses de vida, que iba a entregar al gobierno iraquí: un informe de más de 100 páginas en el que detallaba absolutamente todo sobre las FMP. Desde las extorsiones diarias que hacían, casos de corrupción institucional hasta asesinatos, robos, saqueos y nominaciones de funcionarios a dedo. 

Absolutamente de todo, con todo tipo de detalle: “Las milicias ganan 100.000 dólares al día con un solo control de carretera que conecta Bagdad con las provincias del sur extorsionando a los ciudadanos, según me informó un oficial de la policía federal. Las milicias también controlan otros controles en las afueras de Bagdad, con los que ganan cantidades similares”.

“Las FMP imponen una cantidad de entre 1.000 a 3.000 euros mensuales a los restaurantes por protección. Si los propietarios no pagan, sus locales son volados por los aires. Entonces, la policía y el Ejército culpan falsamente al EI del ataque”. Son solo dos ejemplos en el informe; hay decenas más.

En la actualidad, estas milicias no tienen rival en Irak. Solo los EEUU se atreven a atacarlas de vez en cuando, y lo hacen siempre como respuesta a los ataques constantes, casi semanales, que las FMP lanzan contra bases y consulados estadounidenses. La violencia en Irak, lejos de terminar con la derrota del Estado Islámico, aumenta.

“El país marcha hacia una ‘libanización’ del conflicto, con la diferencia que en el Líbano hay un Hizbulá, pero en Irak tenemos a decenas”, asegura Aljizzani: “Eso sí, todas estas milicias funcionan bajo un mismo mando y ese mando es el mismo que el del Líbano: Irán”.

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