Segunda vuelta electoral

La extrema derecha no consigue implantarse a nivel regional en Francia

El partido de Marie Le Pen aspiraba a hacerse con la victoria en la región de Provence-Alpes-Côte d’Azur, donde finalmente se ha impuesto la derecha tradicional con un 57,7% de los votos frente al 42,3% del candidato ultra

La protagonista de esta cita con las urnas, la última antes de las próxima presidenciales, ha sido la abstención masiva que ha sido del 65,7%

francia elecciones regionales

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Irene Casado Sánchez

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Con más de un 65%, la abstención ha sido la protagonista de nuevo de la segunda vuelta de las elecciones regionales y departamentales de este domingo en Francia. Una nueva cita con las urnas con los focos puestos en la extrema derecha, favorita en la región de Provence-Alpes-Côte d’Azur (PACA), donde finalmente, según las primeras estimaciones, la derecha clásica de Los Republicanos (LR) se ha impuesto con un 57,7%, acabando con las ambiciones de Marine Le Pen y sus acólitos que aspiraban a hacerse, por primera vez en su historia, con las riendas de un gobierno regional.

Con las elecciones presidenciales a la vuelta de la esquina -previstas para el año que viene- el Reagrupamiento Nacional (RN) de Le Pen tenía como objetivo confirmar su ascenso a nivel local y demostrar que ya no existiría un “techo de cristal” frente al avance de la extrema derecha en Francia. Al final, no ha conseguido ni lo uno, ni lo otro. 

El “frente republicano” sigue presente

Los sondeos sobrestimaron la popularidad de la formación ultraconservadora, dándola como ganadora en seis de las trece regiones metropolitanas en la primera vuelta celebrada el fin de semana pasado, un vaticinio muy alejado de la realidad, pues las listas lepenistas solo consiguieron imponerse entonces en una región, en PACA, que incluye ciudades como Marsella o Niza. He aquí un primer desliz para las filas ultras.

Este domingo 27 de junio las urnas han demostrado que sí existen líneas rojas entre el electorado francés y que el “frente republicano”, aunque debilitado, continúa vivo. En la región de PACA, el candidato ecologista, Jean-Laurent Félizia, terminó retirando su lista, aunque a regañadientes, dejando vía libre a un duelo entre la extrema derecha y la derecha clásica, una configuración destinada a limitar las posibilidades de victoria de la formación de Le Pen. “La derrota del odio y la intolerancia no es segura en nuestra región si mantenemos [nuestra lista]. No tengo derecho a jugar con el fuego, por el futuro de nuestros hijos y nietos”, recalcó, con cierto hastío, el aspirante ecologista al anunciar su retirada tras la votación del fin de semana pasado. La estrategia dio sus frutos y la extrema derecha se ha quedado una vez más a las puertas del poder regional.

Los Republicanos y sus ambiciones nacionales

La gran ganadora del escrutinio, por detrás de la abstención masiva, es la derecha clásica que conserva las riendas de siete regiones metropolitanas. Un éxito significativo que podría alterar los cálculos presidenciales: hasta ahora, los sondeos pronostican un duelo inevitable entre Emmanuel Macron y Marine Le Pen, ambos zarandeados en estos últimos comicios; los mismo que ponen de relieve que la derecha clásica, difuminada a nivel nacional, conserva todavía su implantación a nivel local.

Tres personalidades conservadoras salen reforzadas de estas elecciones regionales: Xavier Bertrand, aspirante declarado a la jefatura del Estado, reelegido en la región de Hauts-de-France; Laurent Wauquiez, expresidente de LR y reelegido en Auvergne-Rhône-Alpes; y Valérie Pécresse, reelegida a la cabeza de la región parisina, la más rica y emblemática, Ile-de-France. Todos ellos podrían detentar ambiciones a nivel nacional.

La abstención, de nuevo masiva

En cuanto a los socialistas, ni pierden, ni ganan, ya que conservan las cinco regiones donde ya gobernaban: Bretagne, Nouvelle-Aquitaine, Occitanie, Bourgogne y Centre-Val de Loire. En Ile-de-France, donde las diferentes formaciones de izquierdas fusionaron sus listas para tratar de mejorar sus resultados, no han conseguido ganar, pero sí reforzar su posición quedando en un segundo puesto con un 32,5% de los sufragios.

Dos de cada tres franceses no ejercieron su derecho al voto en la primera vuelta de estos comicios. “Hacer ganar a la abstención es hacer perder a la democracia. Todos debemos [...] luchar contra ella. [Se trata de] una exigencia republicana. Hoy lanzo un llamamiento solemne a todos nuestros conciudadanos, a todos vosotros: el próximo domingo, ¡votad!”, lanzó el primer ministro, Jean Castex, tras conocer esta ínfima tasa de participación. A la vista de la sucinta movilización durante esta segunda vuelta, la petición del jefe del Gobierno ha caído en saco roto.

Al inicio de su quinquenio, Emmanuel Macron prometió “reconciliar a los franceses con sus dirigentes”, una promesa que parece hoy rota e incumplida. La abstención de la primera vuelta (66,72%), fue calificada por el jefe de Estado como “una alerta democrática a la que hay que responder”. En la recta final de su mandato, esta respuesta será crucial de cara a las próximas presidenciales.

La indiscutible derrota de Macron

Un fracaso, así se pueden resumir los resultados de la formación de Emmanuel Macron en las elecciones regionales. En los anteriores comicios, celebrados en 2015, La República En Marcha (LREM) no existía, y, por ende, su implantación a nivel territorial era mínima. Tras más de cuatro años a la cabeza de la jefatura del Estado, el partido presidencial no ha conseguido revertir este escenario y asentarse a nivel local.

“El camino de la implantación territorial es largo”, insistió Stanislas Guerini, secretario general de LREM, tras el batacazo de su partido en la primera vuelta. La formación macronista tuvo que conformarse con el 10,6% de los sufragios y sus candidatos fueron eliminados en tres regiones metropolitanas de las trece en liza: Hauts-de-France, Occitanie y Auvergne-Rhône-Alpes. La derrota fue notable en Hauts-de-France, donde cinco ministros, incluido el responsable de Justicia, Eric Dupond-Moretti, engrosaban la lista de LREM, un equipo de pesos pesados que no evitó la derrota.

A su fracaso en estos comicios, donde en esta segunda vuelta no aspiraba a liderar en ninguna región, se suma la abstención masiva -en la primera ronda, el pasado domingo, el nivel de abstención registrado fue el más alto de toda la V República, instaurada en 1958-. Desde la oposición no dudan en apuntar a Macron como responsable de esta bajísima participación: “A fuerza de fragmentar la izquierda, la derecha […] ¿el resultado no termina siendo fragmentar la democracia?”, se interrogó el conservador Gérard Larcher, presidente del Senado.

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