Francia reabre sus terrazas y recupera sus actividades culturales

El cielo amaneció recubierto de nubes grises. Caprichosas borrascas intercaladas con minutos de tímido sol acompañaron a los parisinos en una esperadísima jornada: este miércoles 19 de mayo, terrazas, cines, museos y teatros volvieron a recibir a su público tras largos meses de cierre destinados a frenar la pandemia de coronavirus. A pesar de los malavenidos aguaceros, la segunda etapa del calendario de desescalada, que incluye el aplazamiento del toque de queda de las 19.00 horas a las 21.00, entró en vigor bajo el júbilo y la satisfacción de los franceses. 

A primera hora de la mañana, los noticieros difundían en bucle la imagen del día: el presidente francés, Emmanuel Macron, y su primer ministro, Jean Castex, se dieron cita en una terraza situada a dos pasos del Palacio del Elíseo para disfrutar de un simple café. "Es un pequeño momento de libertad recuperada, fruto de nuestros esfuerzos colectivos", comentó con regocijo el mandatario galo. "Quiero decirles: acostumbrémonos a tratar de vivir juntos el tiempo presente", continuó al tiempo que invitaba a sus conciudadanos a "seguir siendo prudentes" para "conseguir controlar colectivamente la epidemia". 

"Esforzarnos y ser cuidadosos" 

La prudencia y la cautela se traducen en protocolos sanitarios específicos. Las terrazas reabren al 50% de su capacidad y el número de comensales en una misma mesa no puede superar las seis personas; los cines y los teatros no pueden rebasar el 35% de su aforo; los museos y salas de exposición deben asegurar una superficie de 8 metros cuadrados para cada visitante.

Un placer redescubierto 

Al mediodía, la lluvia se transformó en llovizna para el goce y disfrute de los restauradores. Bajo los toldos, cuyas plazas se rifaban entre los más raudos, las sonrisas reaparecen al bajar las mascarillas y los temas de conversación se repiten: "¡Cuánto echábamos de menos comer en un restaurante!", exclama una mujer mientras devora con los ojos su pizza cuatro quesos. Los más valientes no dudaron en hacerse con una mesa bajo el discreto sol antes de verse sorprendidos por un nuevo aguacero. "¡Hemos sido demasiado optimistas, pero hoy es lo que toca!", bromea un joven camarero. Para él no se trata de un "momento de libertad recuperada", sino de su primer día de trabajo tras meses sin empleo.