Institución cultural

Gibert Jeune, la mítica librería del Barrio Latino de París, cierra cuatro de sus locales

Las nuevas formas de consumo a través de las plataformas digitales pasan factura a la histórica empresa, fundada en 1888

Los libros se redistribuirán en otras tiendas que la marca todavía mantiene abiertas, mientras que casi 70 personas se quedarán sin trabajo en las próximas semanas

SOCIEDAD LIBRERIA Giber Jeune PARIS

SOCIEDAD LIBRERIA Giber Jeune PARIS

Irene Casado Sánchez

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En el número 5 de la plaza de Saint Michel, en el centro del Barrio Latino de París, la nostalgia y la resignación impregnan el ambiente. A las puertas de la histórica librería Gibert Jeune, aún quedan un par de estantes con su mítica etiqueta amarilla "ocasión". Habituales o curiosos se acercan para ojear la selección de ensayos, novelas y libros especializados que todavía no han encontrado dueño. El tiempo apremia, la insignia, víctima de las nuevas formas de consumo, cerrará sus cuatro librerías situadas en la céntrica plaza en las próximas semanas. 

"¡Con la desaparición de Gibert Jeune, una parte de nosotros mismos desaparece!", escribe el profesor de Historia Eric Anceu, en una tribuna publicada por Le Figaro. Para este profesor de la Sorbona y cliente fiel de la insignia amarilla, la clausura de las librerías es un símbolo de la "decadencia de la capital" y de la "desaparición progresiva de la 'excepción cultural francesa'". 

"¡Quizás sea un análisis un poco exagerado!", clama Mathias, diseñador de cómics y cliente habitual, mientras examina varias novelas policiacas al sol del mediodía. "Es verdad que Gibert Jeune forma parte del paisaje parisino desde hace años, la ciudad vio crecer la librería, una, dos, tres… París presenció su expansión, su éxito… y ahora toca la contracción, así funciona el mercado", explica tratando de quitar hierro al asunto sin poder esconder una cierta melancolía.

Una aventura familiar

Gibert Jeune es la historia de una aventura familiar. En 1886, Joseph Gibert, un profesor de Letras Clásicas de Saint-Étienne, cerca de Lyon, decidió tentar su suerte en la capital francesa. Primero abrió cuatro tenderetes a las orillas del Sena ejerciendo como 'bouquiniste'; dos años más tarde, haciendo prueba de una avidez excepcional, inauguró su primera librería en el número 23 del muelle de Saint-Michel. ¿Su estrategia? Especializarse en la venta de libros escolares cuando Jules Ferry, ministro de Instrucción Pública, decretó pública, gratuita y obligatoria la enseñanza primaria.

Tras su muerte, en 1915, el prolífico negocio fue a parar a las manos de sus dos hijos. En 1929, ambos decidieron escindir sus partes creado dos marcas: Gibert Jeune y Gibert Joseph. Desde entonces, ambas librerías se multiplicaron en París, pero también en otras metrópolis francesas, imponiéndose gracias a su original modelo comercial: infinitas estanterías repletas de libros nuevos, pero también de ocasión, ofreciendo además la posibilidad a sus clientes de revender sus ejemplares.

Despidos masivos

Pero los años de gloria llegaron a su final en 2017, al menos para Gibert Jeune. La empresa fue adquirida por su principal competidor, Gibert Joseph, en el marco de una liquidación judicial. La familia se volvió a reunir 88 años después de su divorcio, pero, desde entonces, el negocio no ha levantado cabeza. El desenlace es amargo, la empresa bajará las persianas de cuatro de sus históricas librerías. Sus libros serán redistribuidos en sus tiendas aún abiertas y su perspicaz sistema de libros de ocasión continuará existiendo. "Al menos no estamos frente a la extinción de la empresa", insiste Mathias, "aunque no creo que esto consuele a los trabajadores". En efecto, cerca de 70 personas se quedarán sin empleo en las próximas semanas.

"Personalmente, cuanto antes se termine esto mejor. Llevamos meses sin saber qué pasará, el edificio fue vendido en junio [el número 5 de la céntrica plaza], sabemos que vamos a cerrar, pero esto se va alargando… Y yo no tengo nada que vender", explica resignado un joven librero mientras señala las estanterías vacías. Bajo las etiquetas "cine", "teatro" o "fotografía", los estantes, antes repletos para satisfacción de sus asiduos, apenas cuentan con una docena de ejemplares. "Todavía hay quien se acerca estos días por pura nostalgia", resume con un suspiro.

Tras el cierre, los nostálgicos podrán darse cita en las librerías ubicadas en el número 27 y 23 del muelle de Saint-Michel, a dos pasos de la catedral de Notre-Dame. Una alternativa que no convence a muchos: "¡Ya no hay ninguna razón para ir a París!", escribe un finlandés en las redes sociales. Como este, cientos de mensajes inundan internet. "El Barrio Latino sin Gibert Jeune ya no será el Barrio Latino". "Una tragedia". "Un drama para la cultura". Ironía del destino, internet y las nuevas formas de consumo a través de las plataformas digitales han jugado un papel esencial en el declive de la institución parisina.

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