crisis sanitaria global

Francia supera ya la barrera de los 10.000 fallecidos

La avenida Champs-Élysées, en París, completamente vacía este sábado.

La avenida Champs-Élysées, en París, completamente vacía este sábado. / periodico

Eva Cantón

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Es una tragedia silenciosa que hasta hace poco ni siquiera aparecía en las estadísticas. En Francia, la epidemia de coronavirus ha dejado desde el 1 de marzo 3.237 fallecidos en las residencias de mayores en medio de la impotencia de sus directores, el miedo de los técnicos sanitarios a convertirse en vectores de contagio y la angustia de los familiares.

“La gente muere sola. La epidemia nos condena a negar lo humano”, se dolía en 'Le Monde' la directora suplente de un Ehpad (acrónimo francés para designar un establecimiento que acoge a personas mayores dependientes). 

Además, en algunos se han detectado fallos en la adopción de medidas de protección, obligando a la Administración pública a hacerse cargo de los centros, como ha ocurrido en Belfort, una zona fuertemente impactada por el virus,  en el que han muerto 17 de los 115 residentes del hogar gestionado por una asociación.

Y en un vídeo colgado en las redes sociales, la alcaldesa de Valdoie, en Borgoña, Corinne Coudereau, se desesperaba porque a diario mueren hombres y mujeres “ante el silencio y la indiferencia de los servicios públicos”. Coudereau también criticaba que no se hospitalice a los enfermos y la falta de test para detectar los casos positivos. Para intentar frenar esta dinámica, el Gobierno se dispone a realizar una amplia operación de diagnóstico del Covid-19 en los Epadh. 

El ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha explicado que se realizarán test a todos los residentes y a todo el personal en cuanto aparezca el primer caso confirmado, de manera que se pueda agrupar a los positivos en zonas específicas dentro de la residencia sin contaminar al resto de los ancianos. Esta operación masiva de detección del Covid-19 empezará este miércoles en todos los centros de mayores.

Por otro lado, el ministro ha alertado de que a pesar de la ligera mejoría en la evolución de la curva de contagios observada este fin de semana, Francia no ha alcanzado aún el pico epidémico y es probable que Emmanuel Macron o su primer ministro decidan prolongar el confinamiento más allá del 15 de abril.

“Jueves negro”

Las imágenes del pasado domingo de gente paseando por las calles bajo un sol primaveral han hecho saltar las alarmas del personal sanitario, que teme una nueva oleada de casos que ponga de nuevo a prueba la red hospitalaria si los franceses rompen el confinamiento y no respetan escrupulosamente las reglas.

Lila Bouadma, profesora y miembro del Consejo científico del hospital Bichat de París, uno de los centros de referencia del coronavirus, lo dejaba claro este martes en 'France Info'. “Cuando vimos a la gente en la calle empezamos a contar. Como el tiempo de incubación es de unos cinco días, nos preparamos para un jueves negro”, ha ilustrado. La doctora ha insistido en la importancia de quedarse en casa como medida de protección. “Estamos cansados y el virus no se cansa. Mata, mata y no sabemos qué hacer”.

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París limita el deporte

Mientras, el Ayuntamiento de París ha decidido endurecer el confinamiento y desde este miércoles estará prohibido hacer deporte en la calle entre las 10 y las 19 horas. La alcaldesa de la capital Anne Hidalgo era partidaria de concentrar la actividad física en horarios donde hay menos gente haciendo sus compras o yendo a trabajar.

Desde el 1 de marzo han muerto 10. 328 personas, de las cuales 607 han fallecido en un centro hospitalario en las últimas 24 horas, el peor dato desde el inicio de la epidemia. En este momento hay 30.000 ingresados y 7.131 en reanimación.  

Cuando se cumple el vigésimo segundo día de confinamiento, las zonas más afectadas siguen siendo el noreste del país (Alto Rin y Belfort, con tasas de mortalidad del 6,7% y 6,4% respectivamente) París (3%) y los departamentos del cinturón parisino.