EL FUTURO DE EUROPA
La UE ofrece al Reino Unido un acuerdo sin aranceles ni cuotas pero sometido a las normas de Bruselas
El francés Michel Barnier afronta la negociación del acuerdo con el Reino Unido con su calma habitual y sin entrar en polémica, pero firme en sus posiciones. “Estoy tranquilo. No me voy a dejar impresionar por una u otra declaración”, ha avisado a la misma hora que el primer ministro británico, Boris Johnson, ofrecía su visión de la futura nueva relación. Oficialmente, las discusiones no arrancan hasta principios de marzo pero las cartas ya están sobre la mesa. La UE está dispuesta a ofrecer un “ambicioso acuerdo” con “cero aranceles y cero cuotas” para los productos británicos pero con dos condiciones irrenunciables: que no haya competencia desleal y un acuerdo pesquero que permita a los buques europeos acceder al caladero británico.
“A mí lo que me interesa es la coherencia. Evidentemente, si piden un acceso amplio a un mercado de 450 millones de consumidores europeos, con cero aranceles y cero cuotas, no será sin nada a cambio. Somos partidarios del libre comercio pero no ingenuos”, ha avisado el político francés tras la adopción por parte de la Comisión Europea de las directrices de negociación que ahora deberán ser avaladas por los ministros de Asuntos Europeos en su reunión del 25 de febrero.
El Gobierno británico, en cambio, ya ha dejado claro que su objetivo es salir del mercado único y la unión aduanera el 31 de diciembre de 2020, cuando expire el período transitorio, lo que tendrá consecuencias. La primera, pondrá fin a las cuatro libertades básicas en las que se basa el mercado interior y entre ellas la libre circulación de personas. Y, la segunda, significará abandonar el ecosistema de reglas, estándares, derechos y sistema de supervisión europeo así como la sumisión al Tribunal de Justicia de la UE.
Tres grandes pilares
La UE parte de la base de que cuanto más cerca esté Londres de Bruselas mejores serán las condiciones. La negociación girará entorno a tres pilares: económico, de seguridad y gobernanza. “Sabemos que habrá una competencia fuerte entre el Reino Unido y la UE en un futuro próximo. La competencia es normal pero debido a nuestra proximidad geográfica y nuestra interdependencia económica esta oferta excepcional está condicionada a dos cuestiones”, ha explicado Barnier.
Uno de los puntos clave será garantizar una competencia “abierta y justa” por medio de garantías “específicas y efectivas” sobre mantenimiento de “estándares elevados” en temas sociales, medioambientales, climáticos, fiscales y de ayudas de Estado. Unas exigencias con las que Johnson ya se comprometió en la declaración política sobre la futura relación. La segunda gran línea roja para la UE es que el nuevo acuerdo de asociación con el Reino Unido incluya un acuerdo pesquero que garantice el acceso al caladero británico y cuotas estables para la potente flota europea y un acceso recíproco al mercado para los productos pesqueros.
España y Gibraltar
El objetivo de Barnier es cubrir otros ámbitos. Desde el transporte hasta la movilidad de personas, la eventual participación del Reino Unido en programas europeos como Horizon o Erasmus, el intercambio de datos personales, la cooperación judicial y policial, y la seguridad. El acuerdo de retirada no se aplicará en Gibraltar pero las directrices vuelven a reiterar cualquier acuerdo futuro que afecte al Peñón tendrá que contar con el acuerdo previo de España.
“Ningún acuerdo entre la Unión y el Reino Unido negociado en base a estas directivas de negociación incluirá a Gibraltar”, señala el borrador. “Eso no excluye que al lado de las discusiones bilaterales entre España y Reino Unido sobre Gibraltar pueda haber una discusión entre el Reino Unido y nosotros sobre temas de competencia comunitaria en Gibraltar”, ha explicado Barnier. En ese caso, “España deberá estar asociada y dar su acuerdo a cada uno de los elementos de este acuerdo específico sobre Gibraltar”, ha matizado.
Las negociaciones girarán en torno a una docena de mesas temáticas paralelas y reuniones cada tres semanas. “Queremos progresar en aquellos ámbitos en los que una ruptura sin acuerdo a finales de 2020 será lo más grave. Estamos dispuestos a trabajar sobre todo”, ha asegurado el negociador francés que afronta la negociación desde la “buena fe” y el “profesionalismo” que ha mostrado siempre. Según el calendario, Londres y Bruselas harán balance en junio y el objetivo esllegar a un acuerdo en octubre, con tiempo para la ratificación parlamentaria. Fuentes comunitarias confían en que no será necesaria una ratificación en los parlamentos nacionales.
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