Crisis en la excolonia

Hong Kong cierra todos los colegios tras la batalla campal en una universidad

Las protestas contra China, que ya duran cinco meses, continúan degenerando en vandalismo

Barricadas, gas y sabotajes: las protestas vuelven a paralizar Hong Kong

Barricadas, gas y sabotajes: las protestas vuelven a paralizar Hong Kong. / periodico

Adrián Foncillas

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No hay tregua en Hong Kong ni se la espera. Las protestas se han extendido a los días laborables y las universidades en un cuadro de violencia ubicua y xenófoba que expulsa a los chinos del interior. Los peores disturbios en más de tres décadas en China peores disturbios tres décadasChinahan paralizado a Pekín, sin más recursos que las estériles amenazas y los mensajes de ánimo a un Gobierno local que carece de los medios y la sabiduría para resolver el desafío. 

La excolonia encadena tres días de furiaexcolonia. Los hongkoneses habían disfrutado hasta ahora de cierto sosiego entre semana y padecido la virulencia en festivos pero el planeado colapso de la capital financiera exige prorrogar las protestas a los días laborables.

La indignación del bando autocalificado de prodemocrático nace en la reciente muerte de un estudiante que el domingo se cayó accidentalmente de la tercera a la segunda planta de un aparcamiento situado a un centenar de metros de una de las rutinarias batallas campales. El movimiento lo ha ungido como el primer mártir de la causa, ha prometido venganza contra la "policía asesina" y ha organizado un calendario de huelgas generales. El Gobierno, temeroso de la integridad de los estudiantes, ha ordenado por primera vez el cierre de todos los colegios.

Violentos enfrentamientos

La Universidad China de Hong Kong (CUHK), uno de los centros educativos más prestigiosos de Asia, fue la noche del martes el escenario de los enfrentamientos más violentos. La universidad es idónea para los activistas ya que su acceso es posible sólo a través de un puente. La policía vació su arsenal para tomarlo: en apenas unas horas disparó 1.567 rondas de gas lacrimógeno y 1.312 balas de gomas, más que en los dos primeros meses de protestas.

Los radicales respondieron con adoquinescócteles molotov y flechas prendidas con gasolina disparadas con arcos robados del gimnasio. La batalla terminó con 142 detenidos, 70 heridos (12 agentes entre ellos) y 930 llamadas a la ambulancia.

Las imágenes mostraban a los jóvenes elaborando cócteles molotov en previsión de otro asedio. En una nota a los medios han exigido que la policía no se acerque y la liberación de los detenidos o, en caso contrario, destrozarán el campus. El Gobierno, por su parte, ha acusado a los estudiantes de convertir la universidad en "una fábrica de armas". Y la dirección del centro ha suspendido todas las clases de este semestre.

Violencia xenófoba

Las universidades habían quedado a salvo hasta ahora de las convulsiones si exceptuamos los intentos de los radicales de imponer las huelgas a todos. La convivencia se ha degradado en las últimas semanas, con episodios cada vez más frecuentes de violencia sobre estudiantes llegados del interior. Una ochentena de ellos han sido evacuados, escoltados por la policía hacia barcos, por el temor a las palizas de los activistas antigubernamentales. Es un simbólico y doloroso contraste con lo que había representado Hong Kong: los chinos encontraron durante décadas en la isla el refugio a la represión comunista y hoy tienen que regresar para protegerse de la violencia xenófoba.

El vandalismo se ha adueñado el miércoles del distrito Central, donde se juntan las oficinas del rutilnate sector financiero y las tiendas más elitistas del mundo. Los jóvenes han levantado barricadas, destrozado paradas de metro y bloqueado las calles para detener su pulso. Las crecientes peleas entre violentos y ciudadanos sugieren que, tras cinco meses de disturbios, no es descartable un cuadro de guerra civil.

La oficina de Pekín en Hong Kong ha alertado de que el territorio "se desliza hacia el abismo del terrorismo" y mostrado su confianza en el Gobierno local. También le ha pedido que tome "todas las medidas necesarias para acabar con los actos violentos y terroristas" pero no ha aclarado cuáles. La oficina calificó de "espantoso e inhumano" el ataque a un local que el lunes fue rociado de gasolina y prendido en llamas por los antigubernamentales. Un manifestante recibió un balazo en el abdomen de un policía el mismo día.