ELECCIONES REGIONALES

Los ultras alemanes miden sus fuerzas en Turingia

La ultraderecha podría superar a la CDU en las elecciones regionales en el estado germanooriental

La cancillera Angela Merkel, este lunes.

La cancillera Angela Merkel, este lunes. / periodico

Andreu Jerez

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Bettina y Carsten han recorrido casi 300 kilómetros para ver a Björn Höcke. El líder de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD)en Turingia está de campaña en Sömmerda, una pequeña localidad al norte de Erfurt, la capital del estado federado oriental. “Es un hombre fantástico”, dice visiblemente exaltada la pareja de clase media llegada desde Berlín. "Allí no podemos decir abiertamente que votamos a AfD", aseguran. Aquí, en este rincón de Alemania del este, se sienten seguros.

Turingia es uno de los bastiones electorales de la joven fuerza ultra. Si las encuestas se cumplen, AfD superará con holgura la barrera del 20% electoral en los comicios regionales del próximo domingo. Podría incluso ser la segunda fuerza más votada por delante de la CDU de la cancillera Angela Merkel.

"El multiculturalismo acaba en multicriminalidad". "Los medios de este país practican propaganda gubernamental". "Necesitamos un giro de 180 grados en la política migratoria". Estos son los ejes del discurso de Höcke, que coquetea abiertamente con la retórica neonazi y que ha hecho de la provocación su principal herramienta de comunicación política.

Visión apocalíptica

El líder del partido en Turingia no decepciona en el mitin de Sömmerda. Höcke dibuja un cuadro apocalíptico de una Alemania al borde del precipicio económico, a punto de ser invadida por hordas de criminales extranjeros. Negacionista del calentamiento global y con acento social bajo el paraguas de lo que llama "patriotismo solidario": "Un país puede tener un sistema social maravilloso o fronteras abiertas, pero no las dos cosas al mismo tiempo".

Las elecciones de Turingia apuntan una doble dinámica que se viene repitiendo en Alemania cada vez que se abren las urnas: el tablero político se está fragmentando y la formación de gobiernos es, consecuentemente, cada vez más complicada. La gran coalición gobernante a nivel federal (democristianos de la CDU y socialdemócratas del SPD) muy probablemente saldrá castigada de las urnas el próximo domingo.

Si los democristianos quedan finalmente por detrás de la ultraderecha, las voces críticas con Annegret Kramp-Karrenbauer, la actual presidenta del partido conservador elegida por MerkelAnnegret Kramp-Karrenbauerpresidentapartido conservador para sucederla, volverán a hacerse oír.

Cita histórica

Las elecciones también podrían ser históricas por otro motivo: Die Linke, formación de poscomunistas y socialdemócratas desencantadosDie Linke poscomunistas socialdemócratas desencantados, está a un paso de ganar su primera elección desde su fundación en 2007. En los últimos comicios de Turingia en 2014, fue segunda fuerza (por detrás de la CDU) con el 28% de los votos. Todas las encuestas coinciden en que Die Linke ganará el domingo con ese mismo porcentaje.

El objetivo de Bodo Ramelow, líder de Die Linke y actual primer ministro de Turingia, es reeditar el tripartito con los socialdemócratas y Los Verdes con el que gobierna desde 2014. Pero el previsible mal resultado del SPD, que podría caer por debajo del 10%, podría hacer insuficiente la suma de las tres formaciones. Un Gobierno en minoría o incluso un tripartito de centroderecha entre la CDU, el SPD y los liberalconservadores del FDP son los otros dos posibles escenarios, sin descartar una repetición electoral. Oficialmente, nadie quiere gobernar con la ultraderecha.

30 años después

"La reunificación funcionó mal porque 30 años después sigue habiendo errores que no se reconocen como tales", declara a El Periódico Bodo Ramelow. "Las mujeres germanoorientales que se divorciaron antes de 1989, no cobran hoy una pensión, a diferencia de lo que ocurre en Alemania occidental; los que son de aquí, han visto cómo los jóvenes abandonaban la región por cientos de miles, y ahora te cuentan que sus hijos se fueron y que sus nietos ya no los visitan", explica el primer ministro.

Tres décadas después de la caída del Muro de Berlín, como apuntaba una reciente encuesta del instituto Allensbach, más del 40% de los ciudadanos del Alemania oriental se sienten ciudadanos de segunda. Los votantes de AfD Bettina y Carsten son un buen ejemplo. Ellos, por lo menos, han encontrado en la ultraderecha una opción política por la que por fin se sienten representados.