UNA REIVINDICACIÓN HISTÓRICA

Mujeres sin fronteras

Mujeres se manifiestan contra la violencia machista en Bogotá.

Mujeres se manifiestan contra la violencia machista en Bogotá. / periodico

Andrea López-Tomàs

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"¿Acaso no soy una mujer?", se preguntaba Sojourner Truth, cuya voz aún retumba hoy por las calles de todo el mundo. La antigua esclava reclamaba mejorar las condiciones del colectivo femenino en un discurso pronunciado ante las sufragistas americanas en 1851: "¿Acaso no soy una mujer? ¡Miren mis brazos! ¡He arado y sembrado, y trabajado en los establos y ningún hombre lo hizo nunca mejor que yo! ¿Acaso no soy una mujer? Parí 13 hijos y vi cómo todos fueron vendidos como esclavos, y ¿acaso no soy una mujer?”.

Más de 150 años después, sus palabras resuenan en cualquier rincón del planeta donde son las mujeres blancas quienes encabezan todavía las reivindicaciones feministas y otras compañeras reclaman su espacio y su lucha. En la era del #MeToo mundial, son muchos los feminismos; algunos dicen que tantos como mujeres, a pesar de las diferencias culturales y económicas. "Todas luchamos por lo mismo: decidir sobre nuestras vidas sin condiciones previas dadas por una sociedad machista, donde es el hombre el que ha tenido el lujo de definir las reglas del juego", explica la periodista hispanomarroquí Imane Rachidi.

Los hiyabsa modo de bandera, los pañuelos verdes de la marea argentina a favor del aborto y los largos vestidos escarlata con la cofia blanca en El cuento de la criada son algunos de los símbolos de una lucha que hoy ya es internacional. El feminismo ha tomado las mentes, las vidas y las voces de millones de mujeres alrededor del mundo, y todas están en pie de guerra.

Doble opresión

"Desde el afrofeminismo, luchamos por los derechos de las mujeres negras porque sufrimos una doble opresión indivisible: misógina y racista", afirma Basha Changuerra, representante del colectivo de mujeres descendientes de africanos Afroféminas. Decía George Steiner que "lo que no se nombra, no existe" y las feministas han hecho suyas estas palabras. Por eso, desde el continente africano miles de mujeres empiezan a nombrar la ablación, la práctica de mutilación genital femenina, y a denunciarla con voz fuerte y rabiosa.

También fueron las mujeres en Liberia quienes forzaron las negociaciones de paz y acabaron con la guerra civil en el 2003, elevando al poder a la primera mujer presidenta en el continente. Hoy, las sudafricanas salen a la calle contra la violencia machista que azota el país.

Los gritos de rabia llegan hasta América Latina, donde los feminicidios se llevan a millares de mujeres cada año. "Mujer bonita es la que lucha", claman las voces atravesadas por tantas batallas. El auge de la derecha en algunos de los pocos países en el mundo que pueden presumir de haber tenido mujeres dirigentes, alarma a sus ciudadanas.

Los asesinatos de voces que incomodan, como la de Marielle Franco, activista social y feminista brasileña, o la de Berta Cáceres, la ambientalista hondureña, no han debilitado la fuerza de unos movimientos que han venido para quedarse. "Tenemos que internacionalizar la lucha", defiende la peruana Sara Cuentas, periodista experta en cuestiones de género. "Hay que tomar como referentes a nuestras antepasadas indígenas y afroamericanas que lucharon por la tierra", exige la argentina Florencia Brizuela, buena conocedora, como Cuentas, del feminismo descolonial.

Transformación radical

Políticos como el presidente brasileño, Jair Bolsonaro, o su homólogo argentino, Mauricio Macri, se encuentran con la resistencia feminista bien organizada que no está dispuesta a renunciar a unos derechos duramente conquistados. En las últimas elecciones brasileñas, el porcentaje de mujeres diputadas subió de un escaso 10% a apenas un 15%. La buena noticia es que la mayoría de ellas son feministas, negras y abanderadas del movimiento LGTBI, como Sâmia Bomfim o Áurea Carolina.

"Desde el feminismo descolonial, se busca un reconocimiento de nuestra resistencia a la opresión milenaria de la colonización; esa resistencia trae consigo unos saberes que están generando cambios", afirma Cuentas. Hoy, ya no hay rincón del mundo que no tiemble ante los pasos al unísono de sus mujeres marchando.

En la India, su población femenina ha revolucionado las calles con sus victorias en la despenalización de la homofobia y el adulterio. El movimiento feminista en el gigante asiático está protagonizando imágenes para la historia, como la entrada de mujeres en el templo de Sabarimala para acabar con el veto milenario a las féminas en edad de menstruar. Frente a la actual escalada de tensión entre Pakistán y la India, las mujeres pakistanís levantan la voz para pedirles a sus vecinas indias que unan fuerzas contra la guerra.

De Norte a Sur

"No es un problema de Norte-Sur, ni de países desarrollados contra subdesarrollados; es un problema inherente al sistema que mata y reprime", explica el chileno Rodrigo Araneda, presidente de la asociación Acathi para la integración de homosexuales, bisexuales y transexuales inmigrantes.

El sistema no deja espacio sin ocupar pero las feministas no pierden tiempo para bombardearlo desde dentro. Las canciones de Pussy Riot aún suenan en la Catedral de Moscú reivindicando libertad de expresión en una Rusia cada vez más opresora con mujeres y minorías. El colectivo trans es uno de los más afectados a nivel mundial.

"Al final del día todas estamos siendo misoginadas", reclama la mujer trans hondureña Yoana Mata. "Estamos en constante lucha no solo para conquistar la equidad con los hombres, sino para conseguirla también con las mujeres", añade Mata. A medida que el movimiento feminista va ganando terreno, dan espacio a sus compañeras transexuales que están atravesadas por muchas más opresiones.

En el panorama internacional actual, con el auge de movimientos de extrema derecha y del evangelismo, los siguientes pasos de las iniciativas feministas van a ser claves. "La actual generación de feministas es el punto de inflexión para avanzar o retroceder", afirma Cuentas. La joven puertorriqueña Larissa Gloriel lo tiene claro: "Yo, como afrolatina, afrocaribeña y, sobretodo, como mujer, lo que quiero es que te sientes conmigo, me escuches y veas mi realidad y mi mirada". Y efectivamente, las palabras de Sojourner Truth han hecho efecto porque, al final, ¿acaso no somos todas mujeres?