ORIENTE PRÓXIMO

Netanyahu abre las puertas del Parlamento a la derecha más racista

Benny Gantz (izquierda) y Yair Lapid se estrechan la mano mientras anuncian una declaración conjunta.

Benny Gantz (izquierda) y Yair Lapid se estrechan la mano mientras anuncian una declaración conjunta. / periodico

Ana Alba

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Al actual Gobierno de Israel se le define a menudo como "el más derechista" o "el más extremista" de la historia del país. Pero si el hombre que lo encabeza, Binyamin Netanyahu, gana las elecciones del próximo 9 de abril, el siguiente Ejecutivo desbancará al de ahora en los dos aspectos. En su obsesión por no perder ningún voto derechista que pueda mantenerlo en el poder, Netanyahu no ha tenido reparos en hacer todo lo que esté a su alcance para facilitar la entrada en la Kneset (Parlamento israelí) de la formación que mejor encarna al racismo, la xenofobia, la homofobia y la violencia: Otzma Yehudit (Poder Judío).

Los miembros de este partido son seguidores del rabino Meir Kahana, antiguo líder del Kach, que consiguió colarse en la Kneset en los comicios de 1984 y fue boicoteado por los demás partidos por su ideología. Consideraba que los árabes y todos los no judíos de Israel eran enemigos del Estado, que había que deportar a los palestinos y sustituir al Gobierno por una estructura teocrática. En 1988 prohibieron que Kach concurriera a las elecciones y posteriormente fue designado como "organización terrorista" por Israel, EEUU, la UE y Canadá.

Influencia de las encuestas

Los kahanistas se presentarán a los comicios de abril en coalición con el Hogar Judío, ultraderechista y nacional-religioso, el partido mayoritario de los colonos de Cisjordania, y su nuevo socio, la Unión Nacional, de la misma corriente. El pacto lo urdió Netanyahu después de ver que, según las encuestas, Hogar Judío traspasaría el umbral del 3,25% necesario para entrar en la Kneset con dificultades o no llegaría. 

Los últimos sondeos, difundidos este jueves por los Canales 12 y 13, otorgan al partido que encabeza Netanyahu, el Likud, mayoritario en la derecha israelí, 30 y 26 escaños -ahora tiene 30-, insuficientes para llegar a la mayoría necesaria de 61. la mayoría necesaria de 61Bibi, como se le conoce popularmente, necesitará el apoyo de varias fuerzas, si gana las elecciones, para formar una coalición de gobierno. 

El primer ministro ofreció a Hogar Judío y a Unión Nacional las carteras de Educación y Vivienda en su futuro gabinete si aceptaban pactar con Poder Judío. Los dos han comprado el plan de Netanyahu, ansioso por cerrar el pacto  antes de la fecha límite para presentar candidaturas a los comicios, que era este jueves. El acuerdo ha provocado ya una baja en Hogar Judío. La número tres de la lista, Yifat Erlich, ha abandonado el partido porque se oponía a aliarse con Poder Judío.

Alianza de centro

El nerviosismo de Netanyahu se acentuó cuando el martes empezaron a sonar campanas de cortejo entre el líder del partido Yesh Atid (Hay Futuro), Yair Lapid, y la estrella de esta campaña electoral, el exjefe del Estado Mayor del Ejército israelí, Benny Gantz, fundador del partido Resiliencia para Israel. La prensa y los sondeos ven a este exgeneral como el único capaz de arrebatarle el trono a Bibi.

Los expertos andan un poco descolocados con la jugada in extremis de Gantz y Lapid, que se presentarán a la contienda electoral bajo la coalición de centro Azul y Blanco, los colores de la bandera israelí. Algunos analistas apuntan que Gantz y sus aliados podrían derrotar a Netanyahu, una hazaña que hasta hace muy poco se consideraba imposible. Las últimas encuestas hacen pensar que el cambio es posible porque otorgan a Azul y Blanco 36 escaños.

Para vencer en esta ardua batalla, Gantz se ha rodeado de exgenerales. Primero incorporó al exministro de Defensa Moshe Yaalon y a su partido, Telem, y a última hora ha fichado a su predecesor al frente del Ejército israelí, Gabi Ashkenazi. Lapid, exministro de Finanzas de Netanyahu, es la única primera espada sin galones de la lista blanquiazul, en la que no figuran mujeres hasta el séptimo puesto. 

Los sondeos auguran el peor de los panoramas al Partido Laborista, al que solo atribuyen 9 escaños. Las que iban a ser las elecciones más insípidas en años se han convertido en una carrera emocionante. Netanyahu está tan preocupado que canceló el encuentro que debía mantener este jueves en Moscú con el presidente ruso, Vladímir Putin. 

Duras críticas de la prensa

Los dos mandatarios iban a hablar por primera vez cara a cara después de que sus relaciones se vieran seriamente afectadas por el derribo de un avión ruso, el pasado septiembre, en Siria, tras un ataque israelí que provocó el disparo de las defensas sirias. Moscú culpó a Israel del grave incidente, que costó la vida a los 15 militares rusos que viajaban en el aparato.

Netanyahu priorizó su interés electoral por encima de la reconciliación con el Kremlin. Su última maniobra, que probablemente permitirá el desembarco de los kahanistas en la Kneset, le ha valido duras críticas de la prensa israelí. "Una dinastía de racismo y provocación está en camino hacia el Parlamento", afirma el Yedioth Aharonoth, el diario de pago más leído de Israel. En The Times of Israel, David Horovitz carga contra el "despreciable intento de Netanyahu de incorporar a los racistas a la corriente política principal de Israel". 

Haaretz, de izquierdas, señala que "el abrazo de Netanyahu, de inspiración Trump, a la derecha racista es repulsivo" y advierte de que puede llegar a hacer mucho más para mantenerse en el poder. "Netanyahu, maestro de maquinaciones políticas, es ahora un animal político acorralado que lucha, no solo por su carrera sino también por su libertad, dada su inminente imputación por el Fiscal General", expone el rotativo.

La justicia investiga a Netanyahu por su posible implicación en tres casos de corrupción. Se espera que el fiscal anuncie si imputa o no al primer ministro antes de las elecciones.