Incendios en Grecia: Muerte en el acantilado

Una paraje camina junto a varios vehículos calcinados en una calle de Mati.

Una paraje camina junto a varios vehículos calcinados en una calle de Mati. / .44432170

FRANCE PRESSE

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"Mati ya no existe". La pequeña ciudad costera situada a 29 kilómetros al este de Atenas ha amanecido este martes reducida a cenizas, tras el incendio que solo en esta población ha causado la muerte a 26 personas. En la popular localidad vacacional para los griegos reina ahora un silencio desolador, entre esqueletos de vehículos y animales calcinados.

En Mati,  26 cuerpos calcinados fueron hallados "en grupos de cuatro o cinco personas", quizá familias, grupos de amigos o desconocidos unidos en el último intento de protegerse, lanzándose al mar. Así lo describe Vassilis Andriopoulos, uno de los miembros de Cruz Roja que ha descubierto el horrible espectáculo. Entre las víctimas hay niños pequeños. Huyendo de las llamas, varias de las víctimas quedaron atrapadas entre el fuego y el acantilado sobre el mar,  30 metros abajo.

Durante la noche, un fotógrafo de France Presse también entrontró los cuerpos de otro grupo de personas que trataban de huir, tres en un coche y una cuarta en una moto.

Buscando a seres queridos

El martes por la mañana, los habitantes evacuados regresan para evaluar los daños. Algunos buscan a sus seres queridos: una mujer busca a su hija, otra a su marido y a su hija. El número de víctimas puede aumentar todavía.

En la calle principal todo es negro, en particular los grandes pinos que rodean las casas. Los vehículos aparcados están chamuscados y se ven cadáveres de perros. El mar es gris y el olor a quemado lo impregna todo. 

Stella Petridi, una jubilada de 65 años, tenía seis canes. Estaba en la iglesia cuando viendo como se acercaba el fuego, se precipitó hacia su casa donde estaban encerrados los animales. Ya no pudo abrir la puerta, pasto de las llamas. Solo pudo salir corriendo hacia la playa donde la recogió una patrullera junto con otras personas. Todos fueron trasladados a la ciudad portuaria de Rafina, cuyo alcalde proclama: "Mati ya no existe".

Rafi Zeronnian, responsable del gimnasio de Rafina, ha interrumpido sus vacaciones fuera de la ciudad para abrir el recinto a decenas de personas que han debido abandonar sus casas.

"Salí como una loca"

Athanasia Oktapodi, de 60 años,  con el rostro ennegrecido y los ojos rojos, relata la rapidez con la que se extendieron las llamas. "Vi como el fuego descendía por la colina y en cinco o diez minutos estaba ya en mi jardín". “Los pinos ardieron. Salí de casa como una loca y corrí hacia la playa. Metí la cabeza en el agua. Las patrulleras me recogieron”.

Muchos de los habitantes de Mati permanecieron en el mar durante horas, mirando las llamas.

Lela Demertzi, de 53 años, fue rescatada mientras se dirigía a la playa con su madre enferma a sus espaldas. "Mi marido se quedó, lo ha hecho todo para salvar nuestra segunda residencia. Lo ha conseguido."

Además de los pinos, particularmente inflamables, muchos vecinos pudieron oír varias explosiones, las de las bombonas de gas butano, todavía muy presentes en las casas de veraneo de los griegos.

Alina Marzin y su familia, turistas alemanes de Wuppertal, alojados en el hotel Cabo Verde aguardaron a que llegara la ayuda en el vestíbulo, con su equipaje de mano, temiendo que las ventanas explotaran en cualquier momento. Debían embarcar en Rafina hacia la isla de Naxos pero lo han anulado todo. "Unas vacaciones horribles", suspira la madre.