ORIENTE PRÓXIMO

Los rebeldes del sur de Siria pactan la "reconciliación" con el Gobierno

Los habitantes de dos pueblos progubernamentales en el norte del país, aún bajo el control de la oposición, son evacuados a Alepo

Las tropas gubernamentales muestran el signo de la victoria al lado de la bandera siria en Daraa.

Las tropas gubernamentales muestran el signo de la victoria al lado de la bandera siria en Daraa.

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Los rebeldes sirios, que se encuentran cada vez más aislados en las regiones al sur del país, han llegado a un "acuerdo de reconciliación" con las fuerzas gubernamentales y se preparan para entregar las últimas localidades aún bajo su control, según ha informado la agencia de noticias nacional siria SANA

Rami Abderrahman, el director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, ha indicado que las fuerzas de la oposición han cedido al Ejercito la localidad de Nawa, la última ciudad que dominaban en la provincia. Las colinas de los alrededores están entre las zonas más pobladas de la región. Estos territorios fueron entregados a las fuerzas sirias junto con una parte de las armas de medio y grueso calibre.

Pacto de reconciliación

Sin embargo, los rebeldes aún controlan el pueblo de Al Shaij Saad, en la provincia de Dearaa, donde Abderrahman dice que continúan las negociaciones para llegar a un "pacto de reconciliación" final, que supone un acuerdo de rendición de los rebeldes. Siempre según SANA, los civiles que rechacen el acuerdo serán evacuados hacia el norte de Siria, el último gran feudo rebelde en el país. 

Los que se quedarán volverán bajo el control de la ley del presidente Bachar al Asad. Además, los funcionarios del régimen de Damasco regresarán a sus puestos de trabajo en esta localidad. Por su parte, el Gobierno sirio se ha comprometido a no desplegar sus unidades en Nawa, aunque sí izará ahí la bandera nacional. 

Sin embargo, solo unas horas antes del "acuerdo de reconciliación", al menos 15 civiles, entre ellos 7 mujeres, murieron en un ataque de las tropas sirias y sus aliados contra Nawa, según un informe del Observatorio. El Ejercito sirio controla casi la totalidad de la región de Daraa, limítrofe con Jordania y con los Altos del Golán, una zona ocupada por Israel desde la Guerra de los Seis Días de 1967.

Ofensiva final

Una vez conseguido el control total de la región, las tropas sirias lanzarán una ofensiva final contra un grupo yihadista vinculado a la organización terrorista Estado Islamico (EI) en la región. Estos milicianos dominan unos territorios en el oeste de la provincia de Daraa y, según el Observatorio, están utilizando a 30.000 civiles como escudos humanos para impedir que las fuerzas del Gobierno sirio les derroten.

Las fuerzas rusas, aliadas de las tropas gubernamentales, han lanzado bombardeos contra esa área. Es la primera vez que Rusia ataca el sur de Siria desde su intervención en la guerra civil al lado del régimen de Al Asad en septiembre del 2015.  

Pueblos progubernamentales evacuados

Mientras tanto, la televisión estatal ha informado de que dos pueblos progrubernamentales del noroeste de Siria fueron evacuados en un acuerdo entre el Gobierno de Damasco y los rebeldes, que llevan años sitiando las localidades. A cambio, se supone que el Gobierno liberará a cientos de prisioneros de sus cárceles. Decenas de autobuses han trasportado a insurgentes liberados de la cárcel al territorio bajo la oposición siria, mientras que los habitantes de los  municipios fieles al Gobierno se están dirigiendo al area controlada por el Gobierno en la provincia de Alepo, tras haber cruzado las zonas insurgentes. 

Cerca de 7.000 personas, tanto civiles como combatientes, estarían en el proceso de abandonar los pueblos de Al-Foua y Kefraya, de mayoría chií, en la provincia de Idlib. El traslado de los ciudadanos, partidarios del Gobierno sirio, a zonas controladas por el régimen en Alepo se produce en el marco del acuerdo alcanzado entre Turquía y Rusia, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.

Los movimientos de población han sido una característica recurrente en la guerra empezada hace siete años, pero ha ocurrido principalmente a expensas de los oponentes de Al Asad. Los rebeldes y los civiles han sido expulsados a menudo de sus lugares de origen y empujados hacia el norte del país, controlado por la oposición, a medida que el Ejercito avanzaba, respaldado por las fuerzas rusas e iranís.