ESCALADA DE TENSIÓN

Corea del Sur ensaya el ataque a la despensa nuclear de Pionyang

Corea del Norte prepara inminentes lanzamientos de misiles y ensayos nucleares

Las fuerzas especiales del Comando de Defensa de la Capital participan en un simulacro militar en Seúl

Las fuerzas especiales del Comando de Defensa de la Capital participan en un simulacro militar en Seúl / periodico

Adrián Foncillas / Pekín

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Misiles y ensayos nucleares en un bando y maniobras militares en el otro son los síntomas habituales de un proceso gripal en la península coreana. Aquella rara distensión que siguió a la cancelación del plan norcoreano de atacar la base estadounidense de Guam ha quedado sepultada por la lógica histórica de la región. El ensayo nuclear del domingo y los inminentes desmanes que pronostica Seúl auguran días convulsos.

Pionyang ultima el lanzamiento de un nuevo misil, probablemente intercontinental o ICBM. Lo ha explicado el lunes Chang Kyung-soo, alto cargo del Ministerio de Defensa surcoreano. Los ICBM tienen una enorme carga simbólica en el conflicto por su presunta capacidad para alcanzar Estados Unidos y el mal lugar en que han dejado a Trump. Corea del Norte lanzó dos ICBM en julio después de que el millonario neoyorquino hubiera empeñado su palabra en impedirlo. Si la anormal trayectoria abombada fuera sustituida por la horizontal tocarían suelo estadounidense, señala la teoría. La percepción de la amenaza es comprensiblemente mayor aunque Corea del Norte esté aún lejos de contar con un ICBM nuclear fiable.

Y en paralelo, los servicios de espionaje surcoreanos también han alertado de que el séptimo ensayo nuclear es inminente cuando el mundo aún digiere el sexto basándose en los movimientos en la habitual base de Punggye-ri. Los expertos debaten aún la fuerza de la prueba del domingo. Los cálculos oscilan entre los 50 y los 100 kilotones pero, en todo caso, superan en mucho los 15 del anterior. No hay dudas de que Corea del Norte ha multiplicado la potencia de sus artefactos pero más escepticismo genera que el explotado fuera una bomba de hidrógeno.

Ensayo en escenarios reales

Esa despensa nuclear a menos de 300 kilómetros de la frontera concentra ahora los desvelos de Seúl. Las maniobras militares surcoreanas han entrenado el lunes su eliminación con misiles tierra-tierra Hyunmoo-2A y cazas F15K cargados con proyectiles guiados de largo alcance. “Hemos ensayado ejercicios de tiro en escenarios reales, simulando las instalaciones de Punggye-ri como el origen de las provocaciones”, ha afirmado Roh Jae-cheon, coronel y portavoz del Alto Mando. Seúl ha pedido esta semana a Estados Unidos la revisión del acuerdo bilateral que le prohíbe fabricar misiles de más de 500 kilos al entender que por debajo de una tonelada son ineficaces contra los búnkeres bajo tierra e instalaciones militares sensibles. Trump ya ha aclarado que no pondrá problemas.

Las maniobras en la costa oriental forman parte de la estrategia de Seúl y Washington para la destrucción quirúrgica y rápida de las instalaciones claves del enemigo en caso de conflicto. Los expertos, sin embargo, señalan que la tarea requeriría un tiempo más que suficiente para que el contraataque de las baterías norcoreanas diezmaran Seúl o Tokyo.

Corea del Sur también ha aprobado el despliegue de cuatro nuevas lanzaderas del escudo antimisiles THAAD que se añadirán a las dos actuales. El THAAD también está cargado de simbolismo. Seúl se resistió durante décadas a las súplicas estadounidenses para instalarlo en su territorio hasta que el año pasado transigió la expresidenta Park Geun-hye, ahora en juicio por corrupción. El THAAD ha arruinado las relaciones con China, su principal socio comercial, que teme que sus potentes radares también controlen su territorio. El nuevo presidente, Moon Jae-in, partidario de la línea blanda con Pionyang, prometió replanteárselos y sometió su aprobación a un informe medioambiental que contentara a los habitantes de la ciudad de Seongju. La luz verde del ministerio se entiende como el final de las objeciones de Moon.

La crisis está exigiendo lo mejor de Moon, un tipo sensato emparedado entre los peligrosos delirios de Trump y Kim Jong-un. El presidente estadounidense está a punto de jubilar el tratado de libre comercio con Seúl en contra de la opinión de todos sus asesores y del sentido común.