La Fiscalía investigará al ministro francés sospechoso de nepotismo

El Gobierno presenta la ley sobre moralización de la vida pública en plena tormenta sobre el conflicto de intereses de Ferrand

Richard Ferrand sale del Elíseo tras el Consejo de Ministros

Richard Ferrand sale del Elíseo tras el Consejo de Ministros / periodico

EVA CANTÓN / PARÍS

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La presión aumenta sobre el ministro de Cohesión territorialRichard Ferrand, un hombre clave que contribuyó a la llegada de <strong>Emmanuel Macron</strong> al Elíseo.

Las revelaciones del 'Canard Enchainé' sobre una operación inmobiliaria de la que se benefició su pareja, la abogada Sandrine Doucen, cuando Ferrand era presidente de las Mutualidades de Bretaña, ha llevado a la Fiscalía de Brest a abrir una investigación preliminar. Los hechos se produjeron en 2011. Entonces la institución sin ánimo de lucro que agrupa a mutuas de seguros buscaba un local en la capital bretona y se lo alquiló a la empresa de Doucen. El objetivo de la Fiscalía será aclarar si Ferrand cometió alguna infracción.

A las sospechas de nepotismo se une el hecho de que de enero a mayo del 2014 contrató a su hijo como asistente parlamentario, una práctica legal en Francia que el nuevo inquilino del Elíseo prometió desterrar de la vida política.  El propio Ferrand fue muy duro con François Fillon cuando estalló el escándalo de los supuestos empleos ficticios de su mujer e hijos que terminó con la imputación del candidato conservador a la presidencia.

La situación de Ferrand no es comparable, pero siembra dudas sobre la promesa de regeneración de la vida política de la que Macron hizo bandera durante la campaña. Además, la oposición en pleno y especialmente Los Republicanos, reprochan a la formación del nuevo presidente usar dos varas de medir.

El ministro cuenta de momento con el respaldo del presidente, que se mantiene deliberadamente al margen de la tormenta político-mediática desatada por el caso y no ha querido hacer hasta ahora ningún comentario.

Con este telón de fondo, el ministro de Justicia, el centrista François Bayrou, ha presentado este jueves ante la prensa uno de los proyectos estrella del mandato de Macron. Una ley orientada precisamente a terminar con viejas prácticas políticas, legales pero de dudosa moralidad, que la opinión pública francesa ya no tolera.

CONFIANZA EN LA VIDA DEMOCRÁTICA

El proyecto, llamado inicialmente ley para la moralización de la vida pública, ha sido rebautizado como ley “para la confianza en la vida democrática” y Bayrou empezó aclarando la filosofía de la misma. “No hay que pensar que un texto arreglará los problemas de moral personal, que es una cuestión individual, pero, sabiendo que las instituciones no están hechas para hacer virtuosos a los hombres, tienen que evitar que las debilidades humanas contaminen el cuerpo social”, dijo.

La moralización pasará por una reforma constitucional porque prevé suprimir el tribunal de Justicia de la República, una jurisdicción excepcional muy criticada, o terminar con la presencia de los expresidentes en el Consejo Constitucional. Entre otras medidas, contempla prohibir a los cargos electos acumular tres mandatos sucesivos o a los ministros ejercer simultáneamente funciones en los Ayuntamientos, algo habitual hasta la fecha.

A través de una ley ordinaria se impedirá a los parlamentarios y a los ministros contratar a familiares y en caso de delitos de fraude o corrupción se establecerá una pena de inhabilitación de hasta diez años. El sistema de financiación de partidos políticos entra igualmente en el ámbito de la reforma.

Bayrou anunció la creación de un Banco de la Democracia similar al Banco público de inversión para que las formaciones puedan solicitar préstamos con total transparencia. El ministro no dijo nada sobre la situación de su compañero de gabinete, Richard Ferrand.

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