Moscú niega la colusión con los asesores de Trump y haber violado el tratado de misiles de alcance intermedio

El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, en foto de archivo.

El ministro de Exteriores ruso, Serguei Lavrov, en foto de archivo. / periodico

MARC MARGINEDAS / MOSCÚ

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En plena tormenta política en Washington por la supuesta injerencia rusa en la política interior estadounidense, el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, ha intervenido este miércoles de nuevo, primero para desmentir que su país haya incurrido en violación alguna respecto a sus obligaciones incluídas en el tratado de Fuerzas Nucleares de Alcance Intermedio (INF, por sus siglés en inglés), y luego para negar que la inteligencia rusa hubiera estado en contacto con miembros del entorno de Trump durante los meses previos a las elecciones, tal y como había afirmado  'The New York Times' en sendas informaciones.

"Rusia se mantiene fiel a sus compromisos internacionales, incluyendo el tratado en cuestión", ha declarado Peskov, quien ha recordado a su vez que nadie había acusado "formalmente" a Moscú de violar el acuerdo. Respecto a los supuestos contactos del espionaje ruso con exmiembros del equipo electoral de Trump, como Paul Manafort o Carter Page, Peskov ha restardo credibilidad a la filtración. "No nos creamos informaciones anónimas", ha apuntado. 

POLÉMICA DE LA ERA OBAMA

La polémica en torno al misil se arrastra desde la era de Barack Obama. El Gobierno de EEUU protestó entonces al comprobar que Rusia estaba diseñando y probando el proyectil SSC-8, un misil de crucero contemplado por el INF, firmado en 1987. Ahora, según la filtración del rotativo neoyorquino, misiles SSC-8 han sido finalmente desplegados en el distrito militar central ruso. De acuerdo con los términos de dicho acuerdo de desarme, los bandos signatarios no pueden poseer, producir o testear misiles de crucero disparados desde tierra con un alcance de entre 500 y 5.500 kilómetros.      

En este revuelto panorama, el Ministerio de Exteriores ruso ha anunciado este miércoles el primer encuentro cara a cara entre los jefes de las diplomacias de ambos países, Serguéi Lavrov y Rex Tillerson. "El 16 de febrero está prevista la reunión" de ambos mandatarios en Bonn, ha anunciado la portavoz, Maria Zajárova, con ocasión de la reunión ministerial del G-20.

SE DESVANECE LA EUFORIA EN MOSCÚ

El aluvión de informaciones sobre las relaciones entre Rusia y el equipo de Trump ha desinflado considerablemente el clima de euforia que se vivía en Moscú, y en particular entre la élite política rusa, tras la inesperada victoria del magnate en las presidenciales. Algunos parlamentarios, que recibieron los resultados electorales en noviembre con una fuerte ovación, comienzan a expresar en público sus temores de que el acercamiento no se produzca finalmente. Konstantin Kosachev, presidente de la comisión de Exteriores del Consejo de la Federación, valoró sombríamente la renuncia de Flynn. "O  Trump está siendo acorralado, o la rusofobia ya ha infectado a este Gabinete", ha dicho.

Según la oposición rusa, Flynn era el artífice de un proyecto al que conocía como 'grand bargain' (gran negociación), un pragmático (y criticado) intercambio de concesiones entre Moscú y Washington en los escenarios donde mantienen posiciones enfrentadas (Siria, Ucrania), que presuntamente incluía el reconocimiento de 'zonas de influencia'. Sin embargo, en Moscú, nadie está pasando por alto la retórica cada vez más crítica de la Administración Trump respecto al conflicto ucraniano y a la necesidad de que Rusia se retire de Crimea, lo que contradice las aspiraciones de Moscú.