CARRERA A LA CASA BLANCA

Trump sugiere que los defensores de las armas pueden parar a Clinton

Donald Trump en un acto electoral durante la campaña presidencial.

Donald Trump en un acto electoral durante la campaña presidencial. / periodico

IDOYA NOAIN / NUEVA YORK

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Si hay un límite de hasta dónde puede llegar Donald Trump está todavía por descubrirse. El martes, en un mitin en Carolina del Norte, el aspirante republicano a la presidencia de Estados Unidos hizo un comentario que perfectamente puede leerse como una incitación a disparar a Hillary Clinton o a jueces federales.

Como de costumbre en Trump, el lenguaje usado es tan vago como clara la implicación y aunque tanto el candidato como su campaña han intentado negar que la apología del magnicidio esté ahí, así ha sido interpretado mayoritariamente. Y denunciado. Demasiados fantasmas en un país donde cuatro presidentes han sido asesinados y donde las armas de fuego, más de 300 millones, se han usado para quitar la vida a otros muchos líderes políticos y sociales, desde Martin Luther King hasta Bobby Kennedy.

“Clinton quiere abolir, esencialmente abolir, la segunda enmienda”, dijo Trump en su intervención, falseando la propuesta de la candidata demócrata, que aboga por más leyes de control de armas de fuego pero nunca ha sugerido derogar la enmienda que recoge el derecho a poseerlas (algo que solo podrían hacer el Congreso y los estados).  “Si llega a elegir a sus jueces, no hay nada que podáis hacer, amigos”, aseguró también, una referencia a la capacidad del presidente de elegir magistrados para el Tribunal Supremo (que es el único órgano donde puede alterarse la interpretación de la segunda enmienda).

Este año se abrió una vacante en el Alto Tribunal con la muerte del ultraconservador Antonin Scalia y aunque Barack Obama ha nominado a Merrick Garland para llenarla, los republicanos no van a permitir siquiera que el Senado realice la necesaria votación de confirmación.Fue entonces, después de ese “no hay nada que podáis hacer, amigos”, cuando Trump soltó la bomba. “Aunque, la gente de la segunda enmienda... Quizá sí lo hay, no sé”, dijo. La cara de uno de sus seguidores sentado justo detrás de él, con la boca abierta y el gesto de incredulidad, era la confirmación de cómo muchos iban a interpretar lo que acababa de decir.

INCREDULIDAD Y REPULSA

Las muestras de incredulidad, repulsa y condena fueron inmediatas. Clinton dijo que con este comentario, "una incitación a la violencia", Turmp "ha traspasado la linea. También aseguró que Trump "no tiene el caracter para ser el presidente" de EEUU.  El manager de la campaña de la candidata demócrata, Robby Mook, insistió en que las palabras de Trump son “peligrosas” y apuntó que “una persona que quiere ser presidente de Estados Unidos no debe sugerir violencia de ningún modo”. Chris Murphy, senador de Connecticut, el estado donde se produjo la matanza de la escuela Sandy Hook, subrayó la gravedad de lo ocurrido. “Esto no es un juego”, le dijo en un tuit directamente a Trump. “Gente inestable con potentes armas y un odio desquiciado por Hillary te están escuchando”. “No traten esto como un paso equivocado político”, apuntó en otro mensaje el senador, que apoya a Clinton. “Es una amenaza de asesinato que eleva seriamente la posibilidad de una tragedia y crisis nacional”.

También Michael Hayden, el exdirector de la CIA, que forma parte de los 50 exaltos cargos de seguridad nacional que han firmado una carta alertando de que Trump sería “el presidente más temerario de la historia”, recordó al candidato republicano que “no eres solo responsable de lo que dices, eres responsable de lo que la gente oye”, y apuntó a que “si otra persona hubiera dicho lo mismo fuera de ese recinto (del mitin) estaría en un furgón policial con el servicio secreto interrogándole”. (El servicio secreto ha dicho que tiene “constancia” de los comentarios hechos por Trump).

Es difícil ver en la última incendiaria provocación de Trump “un chiste que sale mal”, algo que sí ha hecho Paul Ryan, el republicano que preside la Cámara Baja y que está atrapado en una tensa relación con un candidato del que por motivos políticos no le conviene distanciarse. Y aunque Ryan añadió que “nunca se debe bromear con eso” y se mostró confiado en que Trump “aclare pronto” lo que quiso decir, tendrá que esperar sentado.

LA DEFENSA DE TRUMP (Y DE LA NRA)

En un comunicado emitido el mismo martes (titulado no por la cuestión de las armas sino denunciando a “los medios deshonestos”) el asesor de comunicaciones de Trump Jason Miller pintó las palabras de Trump como un testamento del “poder de unificación” y dijo que eran un mero recordatorio de que “la gente de la segunda enmienda tiene una energía extraordinaria y están tremendamente unidos, lo que les da gran poder político”. Es la misma interpretación que ha realizado la Asociación Nacional del Rifle (NRA por sus siglas en inglés), que justo acaba de lanzar una campaña publicitaria de tres millones de dólares que denuncia a Hillary como una “hipócrita desconectada” de la realidad que lleva 30 años protegida por los servicios secretos.

El propio Trump, que ha vuelto a desviar la atención en un momento en que la vista está puesta en su descenso en las encuestas, se lanzó en medios y redes sociales a insistir en que lo que dijo en Carolina del Norte es que “los ciudadanos a favor de la segunda enmienda deben organizarse y movilizar el voto para salvar la Constitución”. Esta vez no atribuyó al "sarcasmo" la posibilidad de haber sido malinterpretado (algo que sí hizo en la polémica por instar a Rusia a piratear el correo de Clinton).  Ahora insiste en que todo se debe a una interpretación “deshonesta” de medios "desesperados". “Deben estar de broma”, llegó a decir en la cadena Fox.

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