"No sabía si la sangre era mía o de otro"

Supervivientes del ataque al club Pulse relatan cómo se produjo el tiroteo en una fiesta de 350 personas

MONTSE MARTÍNEZ / BARCELONA

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Hasta la bandera estaba el club Pulselocal emblema homosexual en Florida. El reclamo de la velada -"latina, colorida, sexy y extravagante"- era de esos que alimentan la fama de la discoteca de Orlando. La media noche dio el pistoletazo de salida y, a las dos de la madrugada, el local bullía con 350 personas al ritmo de música electrónica entre luces estroboscópicas. Hacía calor en Florida, uno de los estados más turísticos, la noche del sábado.

Un cliente tuvo tiempo de hacer un vídeo periscope antes de que el ruido desgarrador de un arma se impusiera a la música. Ajenos a lo que se avecinaba, grupos de amigos bailaban y levantaban sus vasos, a modo de brindis, sin escatimar en posturas sugerentes. No en vano, el Pulse presume de ser el local "más caliente" donde gays, lesbianas, bisexuales y transgéneros se dan cita en Orlando.

De repentedisparos. "Fueron como cuarenta en menos de un minuto", explica a la cadena de televisión SkyNews Ricardo Negron, uno de los clientes del local supervivientes para reconocer que, inicialmente, tuvo dudas de si se trataba de la canción que estaba sonando. Dudas que se disiparon cuando la gente empezó a caer al suelo, muchos para protegerse pero otros muchos, lo sabría después, abatidos. "Alguien ha empezado a disparar y la gente se ha se ha tirado al suelo", explica Ricardo, aun en estado de schock.

Al escuchar los testimonios de los supervivientes es inevitable recordar la masacre en la sala Bataclan de París del pasado 13 de noviembre en el sentido de que, como ocurrió en el local francés, también los clientes del club de Orlando tardaron en tomar conciencia de lo que estaba sucediendo. Los que antes se percataron, corrieron escopeteados a buscar el exterior y, a salvo ya, aun no sabían que iban a ser testigos directos un espectáculo dantesco.

"SANGRE POR TODAS PARTES"

"Había sangre por todas partes", asegura Christopher Hansen, uno de los clientes que pudo abandonar el local relativamente rápido. Algunas personas, ensangrentadas, podían abandonar el local por su propio pie mientras otras eran cargadas a peso, aun no se sabía si vivas o muertas. "No vi a nadie disparando pero sí vi los cuerpos caer", relata, con un discurso acelerado, Hansen para, a renglón seguido, recordar que estaba en la barra pidiendo una consumición y, al darse la vuelta y cerciorarse de lo que pasaba, se tiró al suelo y reptó con rodillas y codos. Una vez fuera -dice- iba preguntando a la gente si estaba viva o muerta e intentaba ayudar en lo posible.

"No sabía si la sangre era mía o de otro", cuenta otro superviviente, visiblemente angustiado. Hubo mucha gente que se refugió en los baños del local y, a buen recaudo, llamaron a servicios de emergencia y policía.

Las aceras se convirtieron en un improvisado hospital de campaña donde los servicios de emergencia hacían una primera criba, enviando a las personas más graves al principal hospital de la ciudad. Familiares de clientes del local empezaban a llegar pidiendo información e interesándose por los suyos mientras un helicóptero de la policía sobrevolaba la zona.

Otra de las clientas afortunadas fue Rosie Feba, que logró escapar del club junto a su novia. Explica que el tiroteo comenzó cerca de la hora del cierre. Fue su pareja la que le dijo que alguien estaba disparando. "Al principio pensé que no era real -rememora Feba-, pensaba que era parte de la música hasta que vi su pistola".

No pasó mucho tiempo hasta que en la página de Facebook del local podía leerse: "Todo el mundo fuera del Pulse y manténganse alejados".