El Partido Comunista de Cuba inicia un congreso decisivo en medio de un gran hermetismo

El cónclave durará tres días y se espera que desvele al posible sucesor de Raúl Castro al frente del país a partir de 2018

Anuncio del VII Congreso del PCC en un centro comercial en La Habana.

Anuncio del VII Congreso del PCC en un centro comercial en La Habana. / periodico

HUGO LUÍS SÁNCHEZ / LA HABANA

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El VII Congreso del Partido Comunista Cubano (PCC), que ha empezado este fin de semana en La Habana, está más que nunca dominado por el misterio y el secretismo. El partido se ha limitado a informar que será la continuidad del anterior, aunque habrá elecciones internas que servirán para intuir hacia donde se dirige política y económicamente el país. En su discurso de inauguracion, el presidente del pais, Rául Castro, ya ha advertido que nadie espere "medidas de choque" para modenizar la maltrecha economía cubana. 

Este Congreso es probablemente el más decisivo desde la fundación del PCC en 1962. Aunque se da casi por seguro que Castro, de 86 años, seguirá como primer secretario, la gran incógnita es saber quién será designado como segundo secretario. "El futuro de Cuba se delineará en este congreso", ha dicho Carmelo Mesa-Lago, profesor de economía de origen cubano de la Universidad de Pittsburg, en Estados Unidos.

Cuando Raúl Castro deje la presidencia, en el 2018, el Gobierno que surja será el primero no dirigido por un militar desde 1959. En las elecciones a la Asamblea del 2013 se aprovechó para incorporar a jóvenes en cargos relevantes. El caso más notorio es el de Miguel Díaz Canel, nacido en 1960, un año después del triunfo de los barbudos de Fidel Castro. Su nombre suena como el gran sucesor.

Jaime Suchlicki, director del Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos, en EEUU, apunta otros nombres como "garantes del sistema". Alejandro Castro Espín, hijo y mano derecha de Raúl, y Luis Alberto Rodríguez López-Callejas, exyerno del mandatario y presidente del holding empresarial Gaesa.

MOMENTO TRASCENDENTAL

La isla se encuentra en un momento trascendental tras el restablecimiento de relaciones diplomáticas con EEUU y la histórica visita a la isla del presidente Barack Obama. Los estadounidenses están a la espera de poder entrar a saco en una isla que acaba de cambiar el  'Yankees, go home'  por el  'Yankees, welcome'.

Tras medio siglo de disparates económicos y tenaz embargo, que aún se mantiene, el país sigue sumido en una larga crisis. La economía está lastrada por los costes que suponen los subsidios y la gratituidad de la salud y la educación, gastos que ni siquiera países del primer mundo podrían soportar. Y unos salarios muy bajos, de 23 euros mensuales.

DESEQUILIBRIO SOCIAL

No es extraño que muchos jóvenes, todos instruidos, vean el futuro fuera del país. El mayor número de emigrantes son mujeres en edad fértil, que darán a luz fuera de Cuba, ya de por sí muy envejecida.

Y otro dato relevante: la gran mayoría de emigrantes cubanos son blancos que envían dinero a sus familias a la isla, la principal fuente de ingresos del país. Así pues, la comunidad blanca vive en mejores condiciones que la negra, un desequilibrio social considerado peligroso por el Centro de Estudios Demográficos.

En este importante Congreso, habrá que lanzar señales al exterior para atraer inversiones para infrastructuras, telecomunicaciones y para modernizar un parque industrial de la época soviética. Para que el capital se sienta seguro habrá que elaborar nuevas leyes. También para ello se requiere una nueva Constitución.

Habrá que ver si Cuba se encamina hacia un modelo como el de China, con una economía de mercado controlada por un partido único, como apuntan algunos analistas. Con EEUU a poco kilómetros, todos está por ver. En todo caso, los únicos que lo saben son los que llevan los apellidos Castro o Díaz Canel.