RÉGIMEN PENITENCIARIO EN EEUU

Luisiana libera a un preso tras más de cuatro décadas en aislamiento solitario

Albert Woodfox, el último de los 'Tres de Angola, fue condenado a presión en 1973 por un asesinato que siempre ha negado haber cometido

Albert Woodfox levanta el puño durante su primera comparecencia pública tras salir de la cárcel.

Albert Woodfox levanta el puño durante su primera comparecencia pública tras salir de la cárcel. / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA

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Albert Woodfox tenía el discutible honor de ser posiblemente el preso que más tiempo ha pasado en aislamiento en la historia de Estados Unidos, un castigo que diversas organizaciones de derechos humanos equiparan con la tortura.

Condenado en 1972 por el asesinato de un guarda penitenciario que siempre negó haber cometido, Woodfox ha sido liberado este sábado tras alcanzar un acuerdo extrajudicial con las autoridades de Luisiana y pasar 43 años encerrado en la prisión de Angola, una antigua plantación de esclavos que fue durante buena parte del siglo pasado la cárcel más brutal y sanguinaria del país. Su caso y el de sus dos compañeros, todos negros como él, se hizo célebre en el mundo. Eran conocidos como “los tres de Angola”.

La puesta en libertad de Woodfox ha coincidido con su 69 cumpleaños. “Albert, ¿cómo te sientes?", le ha preguntado un periodista a la salida de la cárcel, después de que levantara el brazo derecho en un gesto de victoria. “La verdad es que todavía no lo he decidido”, ha respondido. “Tengo que ir a decirle adiós a mi madre porque no me dejaron asistir a su funeral mientras estuve en Angola. Lo mismo con mi hermana”.

TERCER JUICIO

Woodfox debía enfrentarse a un tercer juicio, después de que un tribunal de apelaciones revocara hace dos años su sentencia pero, debido en parte a que muchos de los testigos del asesinato de 1972 están muertos, la fiscalía aceptó ponerlo en libertad.

“Aunque tenía ganas de demostrar mi inocencia en el nuevo juicio, mi estado de salud y mi edad me han llevado a resolver el caso”, dijo al salir de la prisión. Woodfox llegó a Angola en 1971 tras ser condenado junto a Robert King y Herman Wallace por un robo a mano armada. Una vez en la cárcel se unieron a los Panteras Negras, la organización nacionalista, socialista y revolucionaria negra, para tratar de mejorar las condiciones de los presos.

Su activismo penitenciario, sin embargo, duró poco. Un año después, los tres fueron sentenciados por el salvaje asesinato de Robert Miller, un guarda blanco que recibió más de 50 puñaladas. Acto seguido se les puso en aislamiento, una condición en la que permanecerían prácticamente hasta su liberación décadas después.

SENTENCIA CONTROVERTIDA

Su sentencia siempre fue controvertida, como lo fue que se les privara en gran medida de todo contacto con otros seres humanos, encerrados cada uno en una celda de 1.8 metros de ancho por 2.7 metros de largoThe New York Times calificó esas condiciones como “indeciblemente bárbaras”. 

Lo cierto, según Amnistía Internacional, es que nunca se encontraron pruebas física que les vincularan al asesinato del guarda. “El ADN potencialmente exculpatorio se perdió y las sentencias se basaron en testimonios cuestionable de otros reclusos”. Tras décadas de internamiento solitario y numerosas campañas internacionales reclamando su liberación los tres salieron de la cárcel.

King salió en 2001 después de que un tribunal de apelaciones revocara su sentencia y Wallace lo hizo en 2013, cuando estaba moribundo. Falleció solo 71 días después. En cualquier caso, es mucho más de lo que pueden decir la mayoría de los más de 5.000 presos de Angola. Más del 95% nunca saldrá de allí con vida. 

Ninguna otra cárcel de EE UU tiene a tantos presos condenados a cadena perpetua, sin derecho al tercer grado o a la reducción de la pena.