Ola de calor en Argentina
Miles de familias sin luz en Buenos Aires por cortes en el suministro
Abel Gilbert
Corresponsal en Buenos Aires
Especialista en América Latina y doctor en comunicación. Ha cubierto los principales acontecimientos políticos regionales durante las últimas dos décadas para El Periódico. Es autor de ocho libros, tres de ellos en colaboración, y se apresta a publicar otros dos.
ABEL GILBERT
El calor hiere en Buenos Aires. La ciudad es un magma de asfalto y cemento. No hay refugio posible cuando las temperaturas suben a ritmos inflacionarios: cerca de los 40 grados. Pero hay algo mucho peor en este verano flamígero: quedarse sin luz ni aire acondicionado, envueltos en un sudor continuo, en estado de sopor, como impávidos testigos de la putrefacción de los alimentos que están las neveras y no pueden rescatarse. En las últimas horas, según el Ente Regulador de la Electricidad (ENRE), unas 170.000 familias permanecieron a oscuras.
El sistema se colapsa como resultado de los fallos estructurales y de la distribución. La producción local y la energía importada no alcanzaron para abastecer a una Argentina abatida por la canícula. Y el panorama se ennegrece. Las escenas nocturnas en barrios de la clase media se volvieron costumbristas: personas en las calles, en los bares, en casas amigas, esperando el milagro energético. Pueden pasar horas o días. Y se pueden pasar la vida esperando una respuesta de las empresas a sus reclamaciones. El golpe de calor afecta especialmente a los ancianos. Las llamadas de emergencia médica se multiplicaron.
El Gobierno del presidente Mauricio Macri se ha visto obligado a programar los cortes de la luz hasta que lleguen las esperadas lluvias y cedan estas temperaturas saharianas que no tienen antecedentes durante el mes de febrero. El calor y los apagones han tenido lugar en momentos en que la central nuclear Embalse se encuentra en reparaciones, lo mismo que otras fuentes distribuidoras. Las autoridades no dudan en responsabilizar a la era kirchnerista de los problemas de abastecimiento energético.
Semanas atrás, el Gobierno de derechas anunció aumentos en el precio del servicio eléctrico superiores al 500%. La magnitud del calor hizo que muchos usuarios pasaran por alto, al menos este verano, las amenazas de fuertes subidas, las recomendaciones de las autoridades de moderar el encendido del aire acondicionado, y también la promesa de bonificaciones para quienes disminuyan el consumo.
ACCESOS BLOQUEADOS
“Corte”, es la palabra que más se teme o repite por estas horas en las que la ciudad es un horno y el aire parece tocarse con las manos. No solo porque la luz se corta. También las calles. Distintos puntos de acceso a la capital fueron bloqueados por organizaciones sociales, políticas y gremiales que reclaman la liberación de Milagro Salá, una dirigente social arrestada en la norteña provincia de Jujuy sin previo juicio por reclamar subsidios para viviendas y cooperativas de trabajo. Para el Gobierno jujeño, Sala es una extorsionadora. Los que la defienden dicen que el proceso en su contra es ilegal y que ella es la primera presa política del macrismo. Sala ha encontrado la solidaridad del papa Francisco, quien le envió un rosario. Ese gesto ha enfurecido al Gobierno más que la falta de luz.
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