TRAGEDIA EN LOS ALPES FRANCESES

Haltern, un pueblo en duelo

FERRAN PORTA / BERLÍN

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El vuelo 9525 les traía de vuelta a casa, después de pasar unos días en Barcelona, pero el Airbus A320 de Germanwings no llegó a aterrizar en el aeropuerto de Düsseldorf, donde se le esperaba. A bordo de la aeronave siniestrada viajaban 16 estudiantes y dos profesoras del Instituto Joseph-König de Haltern am See, una población de 38.000 habitantes situada a unos 80 kilómetros de Düsseldorf, la capital del 'land' de Renania del Norte-Westfalia.

La noticia conmocionó a la población, donde el Joseph-König es el único instituto de secundaria. Los estudiantes habían pasado unos días en Llinars del Vallès (Barcelona), en un intercambio escolar que se celebra anualmente entre las dos localidades  y que había tenido su primera etapa cuando 12 alumnos catalanes visitaron el Joseph-König durante una semana el pasado mes de diciembre.

«Seguían un programa de intercambio de lengua española y volvían a casa tras haber vivido probablemente el tiempo más maravilloso de sus vidas», explicó Sylvia Loehrmann, ministra de Educación de Renania del Norte-Westfalia. «Es tan trágico, tan triste, tan inexplicable», acertó a decir la ministra. La mayoría de las jóvenes víctimas tenían 15 años.

El alcalde de Haltern, Bodo Klimpel, explicó que las noticias corrieron como la pólvora por el instituto cuando se apuntó que un avión procedente de Barcelona había desaparecido y los estudiantes empezaron a investigar por su cuenta lo que podía haber sucedido. «Fue entonces, cuando el avión no aterrizó y fueron incapaces de contactar con sus amigos y compañeros a través de sus teléfonos móviles, cuando asumieron que había sucedido lo peor», relató el alcalde, tratando de reprimir las lágrimas durante una rueda de prensa.

Los alumnos fueron enviados a casa pero muchos regresaron por la tarde con velas en las manos y lágrimas en los ojos para recordar juntos a sus compañeros fallecidos. «Es el día más negro en la historia de nuestra ciudad», afirmó Klimpel, que añadió que algunos padres se dirigieron aún así al aeropuerto y otros vinieron al instituto. «Estamos en estado de 'shock'. Es lo peor que podíamos imaginar», declaró.

ALFOMBRA DE FLORES

Desde media tarde, una alfombra de velas y flores cubría parte del acceso al centro educativo. Más de 100 jóvenes permanecían a esa hora delante de la escuela, hablando en pequeños grupos, algunos de ellos llorosos. Klimpel confirmó que el instituto abrirá hoy sus aulas para que, conjuntamente, alumnos y profesores puedan trabajar el impacto provocado en todos ellos por el accidente aéreo y la consiguiente pérdida de sus compañeros en el centro educativo.

Desde la tarde, grupos de estudiantes y profesores se dirigieron en silencio hacia la iglesia de San Sixto y otra parroquia local, que abrieron las puertas para acoger el duelo de los habitantes de Haltern y celebrar un oficio religioso, al tiempo que la población bajaba las banderas a media asta.