DEBATE EN EEUU

Sin alternativa a Hillary

Los últimos escándalos que acechan a la exsecretaria de Estado preocupan a los demócratas de cara a las elecciones del 2016

Hillary en un acto en Washignton

Hillary en un acto en Washignton / periodico

RICARDO MIR DE FRANCIA / WASHINGTON

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En 1992, cuando un joven gobernador de Arkansas llamado Bill Clinton hacía campaña para llegar a la Casa Blanca, sus demoscopistas preparon un memorando confidencial que analizaba la figura de Hillary. La describieron como una madre entregada, una amiga leal y una estratega contumaz, pero también como alguien propenso a vengarse de sus adversarios y a quejarse en privado de que nadie en la Casa Blanca era «lo suficientemente malo y despiadado». Con el tiempo, iría acumulando otros lastres. Demasiado ambiciosa, demasiado secretista, demasiado vulnerable a los conflictos de intereses. Algo así como una versión sin esteroides de Claire Underwood, de House of Cards.

Hillary todavía no ha anunciado oficialmente su candidatura a las presidenciales de 2016, pero su presencia es tan formidable, su sombra tan alargada, que prácticamente ningún otro demócrata ha dado un paso al frente para disputarle las primarias. «Es muy difícil desafiar a los Clinton», explica Roger Hickey, codirector de Campaign for America's Future, una organización del ala izquierdista del partido demócrata.  «Tienen tanto dinero, tanto apoyo del establishment demócrata y tanto entusiasmo entre las mujeres que hay que ser osado para competir con ellos».

Pero muchas voces señalan que el vacío que existe alrededor de la figura de Hillary no es sano ni recomendable para el partido. Y se empieza a buscar una alternativa viable, aunque solo sea «por si acaso». Porque la exprimera dama y senadora acumula a estas alturas mucho equipaje donde escarbar, además de una edad (67 años) en la que caben los imprevistos. Esta misma semana se ha conocido que durante su etapa como secretaria de Estado utilizó exclusivamente una dirección de correo electrónico privada para dirimir asuntos públicos, ignorando la política de la Administración Obama y despertando la sospecha de que quizás quería ocultar algo.¿¿

SUCULENTAS DONACIONES

También le han salpicado las revelaciones de que, durante aquella misma etapa, la fundación que lleva el nombre de su familia aceptó suculentas donaciones de gobiernos extranjeros como Argelia, Qatar o Noruega. «Hay que ver cuánto duran los escándalos y si hay aspectos cuestionables en los correos electrónicos para saber si le acabarán afectando», opina Michael Katzin, profesor de la universidad de Georgetown y editor de la revista socialdemócrata Dissent

En el bando republicano, la lista de posibles candidatos para el 2016 podría llenar toda la página. Pero entre los demócratas muy pocos están explorando activamente sus opciones. Algunos están puramente por incordiar, como el veterano Bernie Sanders, el único autoproclamado socialista del Congreso. Más recorrido podría tener el exgobernador de Maryland, Martin O'Malley, más progresista que Hillary y Andrew Coumo, pero ha sido hasta ahora incapaz de coger vuelo en las encuestas.

DESIGUALDAD ECONÓMICA

La izquierda del partido quiere a Elisabeth Warren, azote de los bancos y de la desigualdad económica, pero repite que no se presentará. Por eso, parte del espectro demócrata se siente huérfano. Hillary les parece demasiado ligada a los poderes fácticos y llamada a dar continuismo a la senda que empezó con Bill Clinton y prosiguió con Barack Obama. «Es un problema porque en la cantera hay muy pocos nuevos Obamas», dice Hickey aludiendo a los candidatos capaces de entusiasmar a las bases y generar expectativas de cambio.

La búsqueda de alternativas podría acelerarse si los trapos sucios acaban acorralando a Hillary, pero por el momento no hay mucho a lo que agarrarse. En las encuestas es el vicepresidente Joe Biden quien más respaldo tiene después de la Clinton. Pero es la pura encarnación del pasado, un hombre de 72 años que fue senador durante 36 y ya ha perdido unas presidenciales. Claro que Hillary no es muy diferente.