PROBLEMAS EN UN EDIFICIO EMBLEMÁTICO

Westminster se hunde

La sede del Parlamento británico necesita una reparación de más de 3.000 millones para corregir su estado ruinoso El edificio junto al Támesis está además infestado de ratones

Vigilancia 8Un policí británico vigila la sede parlamentaria, con el Big Ben al fondo.

Vigilancia 8Un policí británico vigila la sede parlamentaria, con el Big Ben al fondo.

BEGOÑA ARCE / LONDRES

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Majestuoso e imponente, el Palacio de Westminster guarda la apariencia de una grandiosa fortaleza gótica. Orgullo de la nación y uno de los símbolos más poderosos de la democracia parlamentaria, la antigua residencia real, con la famosa torre del Big Ben, está sin embargo en peligro. El complejo arquitectónico que alberga la Cámara de los lores y la de los comunes se cae a pedazos, víctima de inundaciones, incendios, instalaciones insalubres y la contaminación atmosférica.

El edificio junto al Támesis necesita urgentes reparaciones para evitar su ruina. El proyecto sería largo y puede superar los 3.000 millones de libras (3.750 millones de euros), según el director del plan, Richard Ware. La factura en tiempo de recortes hace dudar a los partidos, que esquivan una y otra vez el asunto. Pero la demora solo contribuye a que los daños sean cada vez peores.

El deterioro del Palacio de Westminster es un asunto tabú, ignorado por muchos británicos y destapado en una reciente investigación de la BBC. Las cámaras mostraron cornisas de piedra y escayola desmoronándose con solo tocarlas y tejados parcheados, lo que explica las frecuentes goteras.

El Closer Court, un bellísimo patio interior del siglo XIV, sin acceso al público, «se está hundiendo», según explicó Adam Watrobski, arquitecto principal de las cámaras del Parlamento.

LOS SÓTANOS

La bajada a los sótanos es una pesadilla para quienes una y otra vez deben hacer reparaciones. El alcantarillado apestoso es de la era victoriana, las tuberías picadas sufren frecuentes fugas de agua, los cables eléctricos roñosos cuelgan de los muros como racimos y por si fuera poco hay asbestos.

El gran templo de la democracia británica padece además de otra plaga. Despachos, salones, bares y bibliotecas están infestados de ratones, contra los que no hay veneno que valga.

Este año los gestores del refugio de animales de Battersea, ofrecieron a sus señorías uno de sus gatos, a modo de solución. Tras ser estudiada, la propuesta fue rechazada por los diputados. Según explicó el liberal, John Thurso, haría falta «un rebaño de gatos» para poder responder a la enorme cantidad de roedores que andan sueltos.

De acuerdo con la diputada tory Anne McIntosh, «el aumento de la población de ratones está fuera de control, particularmente en áreas en las que se prepara comida, lo que obviamente, supone una clara amaneza sanitaria."

LA RECONSTRUCCIÓN

Un incendio en 1834 arrasó buena parte del Palacio de Westminster. Solo unas cuantas estructuras sobrevivieron. La reconstrucción llevó 30 años. Con el nuevo diseño de estilo neogótico, se crearon 1.100 habitaciones organizadas alrededor de dos patios. A lo largo del siglo XX se hicieron continuos trabajos de conservación y decoración. La Cámara de los Comunes hubo de ser reconstruida tras los bombardeos de la segunda guerra mundial.

Ahora el vetusto edificio necesita adaptarse a las necesidades del siglo XXI con una reforma a fondo. Convencer a políticos y público de que el proyecto merece la pena sería el primer paso.

Los trabajos requerirían además cinco años de obras y la mejor forma de hacerlas sería que los parlamentarios se alojaran durante ese tiempo en otro lugar. Algunos sin embargo temen que si se van sea para no volver y el palacio se convierta en un museo. «El edificio envejece más rápido de lo que nosotros estamos tardando en ponernos de acuerdo», reconoce con pesar Richard Ware.