convulsa situación en un país asiático

Tailandia nombra primer ministro al jefe de la junta militar golpista

Prayuth Chan-ocha recibe el beneplácito de un Parlamento no electo

Prayuth Chan-oca.

Prayuth Chan-oca.

ADRIÁN FONCILLAS
PEKÍN

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La Asamblea Nacional de Tailandia nombró ayer primer ministro a Prayuth Chan-ocha, el jefe de la junta militar que llegó al poder el 22 de mayo en el último golpe de Estado del convulso país asiático. El órgano, no electo y bajo la influencia castrense -la mitad de sus miembros son militares en activo o retirados-, le eligió en una votación a mano alzada con 191 votos a favor, tres abstenciones y otras tres ausencias. Prayuth, quien se presentaba como único candidato, no recibió ningún voto en contra. El monarca Bhumibol, de 86 años y precaria salud, aprobará en breve el nombramiento del 29º primer ministro de Tailandia.

La Junta militar derrocó al Gobierno democrático de Yingluck Shinawatra con el objetivo declarado de pacificar el país después de que las protestas callejeras entre los dos bandos sociales enfrentados sin remedio hubieran dejado 28 muertos y cientos de heridos en los seis meses anteriores.

En el estamento castrense, Pratyuth, de 60 años de edad, y que también es el jefe del Ejército, es un comandante respetado, aunque sus críticos lo acusan de autoritario y de estilo cortante.

PROMESA DE ELECCIONES / Prayuth ha manifestado repetidamente su voluntad de no perpetuarse en el poder, sino de sentar las bases necesarias para convocar elecciones generales a finales de 2015. Buena parte de la población apoya a los militares después de haber sufrido los enfrentamientos callejeros, con ráfagas de disparos y ocasionales granadas, a pesar de que han recortado las libertades públicas e impuesto la censura en los medios.

Los analistas opinan que Prayuth pretende acabar con cualquier rastro de influencia de Thaksin, hermano de Yingluck y primer ministro depuesto en otra asonada militar en el 2006. A pesar de que vive en Dubai para eludir el cumplimiento de una condena de corrupción, su partido político -con diferentes nombres- ha ganado todas las elecciones posteriores.

El país de las sonrisas está sometido a las convulsiones políticas desde aquel golpe de Estado por el enfrentamiento entre las élites económicas de Bangkok, que tradicionalmente se han repartido el país, y los «camisas rojas» o thaksinistas, en su mayoría pobres campesinos de las provincias rurales del norte. Aunque el Ejército ha insistido en su imparcialidad, el golpe de Estado y su intención de reformar la Constitución coinciden con el discurso de los primeros. En los próximos meses, el primer ministro deberá nombrar a los 35 miembros del Gobierno.

Tailandia ha sufrido 20 intentonas golpistas de los militares desde 1932, de las que 12 han acabado con éxito.