REFERENDO EN LA PENÍNSULA ARÁBIGA

Yemen vota hoy si aprueba al sustituto consensuado de Saleh

Mansur Hadi, el número 2 del dictador, afronta el plebiscito con llamadas al boicot

Mujeres yemenís con un cartel electoral del vicepresidente y candidato único Abdrabbo Mansur Hadi, en Saná, ayer.

Mujeres yemenís con un cartel electoral del vicepresidente y candidato único Abdrabbo Mansur Hadi, en Saná, ayer.

EL PERIÓDICO
SANÁ

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yemen afronta hoy una jornada decisiva con un ojo puesto en el sur y otro en el norte. Los yemenís acuden a las urnas en una suerte de elecciones presidenciales para avalar el pacto que en su día suscribieron los países del Consejo de Cooperación del Golfo, EEUU y la UE: que el candidato de consenso, el vicepresidente Abdrabbo Mansur Hadi, conduzca la transición durante dos años en un país gobernado con mano de hierro durante tres décadas por el depuesto Ali Abdalá Saleh. Los separatistas del sur, feudo de Al Qaeda, han llamado a la «desobediencia civil», al boicot de la cita electoral, y las tribus del norte, históricamente agraviadas, también amenazan con desestabilizar la jornada electoral.

Tras varios incidentes en los últimos días -el último ayer contra un colegio electoral de la sureña Adén con el resultado de un soldado muerto-, las fuerzas de seguridad han deplegado un amplio dispositivo para apagar cualquier peligro que arruine el pacto que debe llevar al país a unas elecciones multipartidistas en dos años y a la elaboración de una nueva Constitución. Más de 100.000 militares han sido movilizados para asegurar la seguridad durante la jornada de referendo.

De llegar a buen término, el acuerdo suscrito por la comunidad internacional convertiría a Yemen, a diferencia de la sangría de Libia y Siria, en uno de los países árabes capaces de encarar una transición pacífica tras la revuelta. El pacto, firmado el pasado noviembre tras 10 meses de revueltas, contempla que Saleh pueda regresar a encabezar su partido de cara a las futuras elecciones multipartidistas.

ANTIGUO RÉGIMEN / Sin alcanzar el extremo de pedir el boicot electoral, el sector opositor más conciliador llama hoy a la abstención al entender que Saleh ya no está -en estos momentos se encuentra en EEUU sometiéndose a un tratamiento por las graves secuelas sufridas en un ataque en Saná- pero su familia y sus círculos de amistades continúan dominando importantes epicentros de poder, desde la cúpula militar a la de las fuerzas de seguridad.

En un claro intento de construir puentes, el futuro presidente de Yemen, Abdrabbo Mansur Hadi, ha tendido la mano a los separatistas del sur y a los rebeldes del norte para calmar los ánimos e intentar suavizar su postura de boicot.

La franja radical del sur pide restituir la independencia de una parte del Estado antes de que en 1990 Saleh lo anexionara al norte. En la región del norte, el problema para el Estado radica en los rebeldes, los huthis, adscritos a una rama del chiismo, que se consideran menospreciados desde hace muchos años.

«SIN PREJUICIOS» / «La causa del sur y sus repercusiones y lo que se está produciendo en el norte son prioridades que hay que revisar rápidamente, a corazón abierto y sin prejuicios», ha asegurado el futuro presidente. El ministro del Interior, Abdel Qader Qahtan, ha advertido de que no escatimarán medidas para garantizar el buen desarrollo de la jornada. «Hemos tomado las medidas necesarias para hacer frente a todos los grupos que quieren impedir a la gente que cumpla su deber electoral», dijo para después animar a los yemenís a votar.