Veltroni, un valor en alza
El popular alcalde de Roma se postulará para dirigir el progresista Partido Democrático
Tiene 52 años y representa el símbolo del ingreso en política de la nueva generación italiana. Mañana en Turín, Walter Veltroni anunciará su candidatura a las elecciones primarias para dirigir el Partido Democrático (PD), una de las mayores novedades políticas del país desde que Silvio Berlusconi se presentó a los electores en 1993.
Veltroni competirá con otros candidatos, pero nadie apuesta un céntimo por ellos. El valor electoral añadido del alcalde está estimado en cuatro puntos, incluso antes del nacimiento del PD, por lo que tiene todas las cartas para pasar a ejercer como alcalde de Italia. En un doblaje de Chicken Little de Disney, el popular político prestó su voz como alcalde de una comunidad de pájaros y los 10.000 euros de compensación los dio a la beneficencia. También entrega a obras de caridad la jubilación de exdiputado, que cobra obligatoriamente.
Modas y estilos
Como Berlusconi, Veltroni acuña modas y estilos, que llevan el nombre de veltronismo, veltronerías y veltronadas. Bautizado como el Bonachón, apelativo que hace enfadar mucho a su esposa, Flavia, con la que ha tenido dos hijas. Como Berlusconi, usa un lenguaje que las personas de la calle entienden, le gusta que las cosas se hagan con ritual y ama los gestos simbólicos. Pero ambos políticos se inspiran en valores distintos. Para el alcalde, pueden ser la lucha contra el dolor, la pobreza y la exclusión, o llevarse a los escolares romanos a visitar los campos de concentración y las escuelas de África.
"Hay que darle la vuelta a todo como un calcetín, de otro modo no vamos a ninguna parte", le dijo la pasada semana a Romano Prodi, cuando fue a comunicarle que aceptaría la candidatura. Los gerifaltes de los partidos del PD le temen porque todos han sido sido adversarios suyos y ahora puede arrasar. Pero todos aplauden su candidatura, ya que lo necesitan para zarandear a la paquidérmica política italiana y volver a ganar las elecciones.
Es periodista de profesión y ha escrito 18 libros. Tal vez Dios esté enfermo, se titula un volumen sobre África. Cuando dirigió LIUnità, diario del PCI, regaló a los lectores una copia de Los Evangelios, a pesar de haber confesado: "Creo no creer". Fue una revolución. Ha sido vicepresidente del primer Gobierno de Prodi (1996) y ministro de Cultura. Lo llamaban el Nocilla, por blando y sabroso, coleccionaba cromos, era amigo del cantautor Francesco de Gregori y de los Kennedy.
Detrás de su idealismo, esconde un pragmatismo que pocos conocen y que los romanos vislumbran a diario: festivales de arte, fotografía y cine, pero también de literatura, y filosofía. Nuevas plazas, calles y servicios. Diálogos interculturales e interreligiosos. Mano dura contra los guetos étnicos y los coches oficiales, y atención a todos los ancianos de la capital.
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