DEBATE SOBRE EL PRESTIGIO DEL COLECTIVO POLICIAL

Montilla amonesta a Tura pero comparte su apoyo a los mossos

LUIS MAURI / NEUS TOMÀS
BARCELONA

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La intromisión pública de Montserrat Tura en el caso de los tres mossos condenados por torturas le ha costado a la consellera de Justícia y extitular de Interior una severa amonestación del presidente de la Generalitat, José Montilla, aunque eso no es óbice para que comparta la necesidad de apoyar a estos agentes pensando sobre todo en preservar la imagen de la policía autonómica.

El jefe del Ejecutivo catalán apercibió hace una semana a Tura por la sensación de división del tripartito que ha propiciado su injerencia pública en los asuntos de Interior, departamento que dirige Joan Saura, número tres del tripartito. Y le reprochó que no se trata de la primera, sino de la segunda vez que se entromete en el área de Saura.

A pesar de la bronca a Tura y el malestar en los mossos por el silencio inicial de Saura ante la dura sentencia, el Govern tiene claro que hay que amparar al colectivo policial para evitar dos cosas: Que crezca el malestar interno por la gestión del titular de Interior y que se convierta en un cuerpo desacreditado ante la opinión pública. Y en este episodio empezaban a intuirse síntomas de que algo de ello podía acabar sucediendo, porque la prudencia inicial de Saura --amplificada por la contundente intervención pública de Tura-- fue percibida por los mossos como una falta de apoyo por parte del que es su conseller.

LA BRONCA

El enojo de Montilla con Tura se multiplicó cuando hace una semana vio publicado que la consellera había recurrido a él en defensa de los condenados, según fuentes conocedoras de la tensa conversación que ambos mantuvieron el sábado pasado por la mañana con el titular de primera de EL PERIÓDICO en la calle: "Tura presionó a Montilla y a Saura a favor de los mossos".

El mismo sábado, poco antes, Saura llamó a Montilla para expresarle la gran indignación que le había causado la intromisión de su homóloga. Pero para entonces el enfado del president tenía ya vida propia. Montilla a su vez llamó a Tura para amonestarla y dejarle claro que no puede volver a suceder un episodio similar. Fuentes próximas a la consellera de Justícia negaron por su parte que la pretensión de Tura al interceder en favor de los mossos fuese presionar al presidente. Las mismas fuentes insistieron en que la titular de Justícia tiene muy interiorizado el sentido institucional inherente al cargo que desempeña y que, por lo tanto, sabe perfectamente que ningún conseller puede pretender presionar al president, es decir, la primera autoridad del país.

Según las fuentes citadas, la consellera está convencida de que actuó correctamente al salir en defensa de los agentes procesados, pero quiere dar por cerrada la polémica tanto públicamente (como la propia consellera demostró el martes pasado en la rueda de prensa posterior a la reunión semanal del Gobierno catalán), como en las conversaciones privadas entre miembros del Ejecutivo.

Tura fue consellera de Interior bajo el mandato de Pasqual Maragall. En noviembre del 2006, al llegar Montilla, fue relevada del área y destinada a Justícia, mientras Saura se hizo cargo de Interior. El Ejecutivo de Montilla apenas tenía 24 horas de vida cuando Tura discutió en unas declaraciones públicas la conveniencia de que una persona de un partido distinto al del president tuviera el control de la información reservada que maneja Interior.

EL SILENCIO INICIAL

Ahora, dos años después, la tarde del mismo día en que se hizo pública la sentencia condenatoria (25 de noviembre), Interior emitió un escueto comunicado, mientras Tura intercedía por los agentes ante Montilla y mantenía una tensa conversación con Saura. El día siguiente, Saura anunció que suspendía de empleo y sueldo a los condenados al tiempo que les garantizaba la asistencia jurídica para que puedan defender su caso ante el Tribunal Supremo. Al día siguiente, Tura hizo una declaración pública y muy contundente de defensa de los agentes.

Mientras, el conseller se mantuvo en silencio hasta cuatro días después, cuando en una entrevista a EL PERIÓDICO rompió una lanza en favor de los tres agentes al destacar que la sentencia era "dura, pero no firme", con lo que explicitaba la voluntad de defender a estos mossos. El conseller evitó, a preguntas de este diario, opinar sobre la actitud de Tura. Después, tras los múltiples contactos que ha mantenido, Saura ha tomado más conciencia de que se estaba arriesgando el crédito de la policía autonómica. Un peligro del que han alertado, entre otros, Jordi Pujol.

En los últimos días, tras escuchar a los mandos de Interior, el conseller reforzará la defensa de los agentes con la contratación de abogados de distintos bufetes privados que, junto a los servicios jurídicos del Govern, prepararán el recurso ante el Supremo.

Estos episodios colisionan frontalmente con una de las instrucciones que dio Montilla nada más acceder al cargo: que no hay consellers de uno u otro partido, sino miembros solidarios del Govern. Una instrucción de suma importancia, visto el historial suicida del primer tripartito.