Vandalismo

Preocupación por los robos en las escuelas de L’Hospitalet: “Te sientes desprotegido”

En la escuela Pompeu Fabra han sufrido dos robos de material y uno del cableado en menos de dos meses

Desde el Ayuntamiento aseveran que ya trabajan para “poder reforzar la seguridad sin que llegue a ser invasiva"

Un alumno de la escuela Paco Candel de L'Hospitalet de Llobregat.

Un alumno de la escuela Paco Candel de L'Hospitalet de Llobregat. / Ricard Cugat

Àlex Rebollo

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Llevamos diez años en este edificio y nunca habían entrado”, explican desde la dirección de la escuela Pompeu Fabra del barrio de Santa Eulàlia de L’Hospitalet de Llobregat (Barcelonès), que en los últimos dos meses ha sufrido dos robos de material informático y otro de cableado eléctrico.

Distintas fuentes de la comunidad educativa de la ciudad explican que, desde principios del curso escolar, los robos y actos vandálicos en los centros escolares han crecido. “Anímicamente, te sientes un poco desprotegido. Cada vez que recibo una llamada a primera hora pienso que es porque han vuelto a entrar o a hacer algo”, dicen desde la dirección de la Pompeu Fabra.

Nunca habíamos tenido este problema de robos reiterados”, apunta Cristian Gil, presidente de la Asociación de Familias (AFA) de la escuela Paco Candel y miembro del Consejo de distrito III de L’Hospitalet. “Desde setiembre del año pasado han entrado en una docena de centros de la ciudad”, asevera Gil, quien comenta que las entradas no siempre suponen robos, ya que en ocasiones se trata más de actos vandálicos.

La escuela Paco Candel, también ubicada en el barrio de Santa Eulàlia, ha sufrido otros dos robos en los últimos meses. En el primero, rompieron las puertas de la dirección y se llevaron los ordenadores. En el segundo, robaron los aires acondicionados.

La Paco Candel se encuentra en barracones desde hace más de doce años y en la parte exterior de los módulos es donde se encuentran los aires acondicionados que permiten climatizar las naves tanto en inviernos como en verano. “Con la llegada del frío, desde la escuela vieron que el sistema de calefacción no funcionaba. El técnico, al ir a revisar los aires acondicionados, descubrió que los habían robado”, relata Cristian Gil.

En declaraciones a este diario, el concejal de Educación del Ayuntamiento de L’Hospitalet, David Quirós, comenta que trabajan para “poder reforzar la seguridad sin que llegue a ser invasiva, pero de modo que ayude a las familias a estar tranquilas”.

Mejorar las alarmas y la vigilancia

Quirós señala que desde el consistorio y los distintos cuerpos policiales -Guardia Urbana y Mossos- están haciendo seguimiento de la situación y que las medidas más inmediatas pasan por “reforzar la vigilancia de los entornos escolares”, son sólo de las propias escuelas, sino de chatarrerías y tiendas de segunda mano donde los ladrones puedan intentar colocar el género, y “reforzar los sistemas de alarmas de las escuelas”.

“Hay muchas escuelas con alarmas obsoletas o que graban pero luego no se pueden recuperar las imágenes”, explican fuentes de los Mossos d’Esquadra, que añaden que la problemática no es única de L’Hospitalet, sino que estos robos se producen también en otros municipios del área metropolitana, sobretodo desde que los estudiantes cuentan con más ordenadores o pizarras electrónicas que, normalmente, guardan los propios centros.

Por ejemplo, en Mataró, el Ayuntamiento de la capital del Maresme ya instaló puertas reforzadas y rejas en los centros educativos de la ciudad en 2021. Una acción que se llevó a cabo después de un año en el que se registraron varios asaltos en escuelas de la localidad.

Desde la dirección de la escuela Pompeu Fabra explican que en el primer robo, a finales de diciembre, los ladrones quitaron unos fusibles y dejaron que se agotaran las alarmas para poder luego robar el material informático sin preocuparse por avisos a la policía. Tan solo unos días después les volvieron a entrar y causaron más destrozos y sustrajeron otros materiales como “pelotas de baloncesto o cajas de herramientas”. Así, desde la dirección explican que, casi dos meses después del robo, todavía están “a la espera de la aseguradora” para que les repongan el material y que justo este lunes 13 de febrero les han empezado a reparar las puertas que destrozaron en diciembre.

Así, sobre el robo del cableado eléctrico que tuvo lugar la noche entre el miércoles 8 y el jueves 9 de febrero, desde el centro escolar, en el que cursan sus estudios unos 250 alumnos, señalan que les llegó a dejar durante un día sin luz ni calefacción y que el servicio de comedor fue de pícnic. En este caso, comentan que ya han reforzado la caja y el cableado, ya repuesto, para evitar futuros robos.

Al final, el daño que hacen es más grande que el beneficio que sacan”, comenta Cristian Gil, quien tiene una hija en la escuela Paco Candel y explica que, cuando revientan una o generan algún destrozo, los niños pasan cada día por delante y eso les provoca “un impacto emocional”. Además, Gil dice que como los robos y actos vandálicos “son repetitivos” generan “una sensación de vulnerabilidad que antes no habíamos tenido”.

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