Monarquía britanica

Vídeo | Este gesto despectivo de Carlos III con uno de sus súbditos amarga su proclamación como rey

Última hora del adiós a Isabel II y la proclamación de Carlos III como rey de Inglaterra , en directo

Una reacción del soberano, casi como un acto reflejo, durante el acto de proclamación ha provocado mucho enojo en las redes sociales

El rey Carlos III de Inglaterra durante la firma de su proclamación como soberano de la monarquía británica

El rey Carlos III de Inglaterra durante la firma de su proclamación como soberano de la monarquía británica / Victoria Jones / Reuters

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Si ya toda la familia real británica pasa por un escrutinio severo de sus acciones de cara al público, esta fiscalización se vuelve aún más severa y crítica cuando alguien alcanza el estatus de rey. Más si toma el testigo de una persona que ha estado al frente de esa institución durante siete décadas y que se ha ganado por su rigor y discreción el cariño popular, como fue el caso de la reina Isabel II de Inglaterra.

Eso ya lo sabe el rey Carlos III, que este sábado fue proclamado oficialmente monarca del Reino Unido. Todo a resultas de una reacción, casi como un acto reflejo, durante el acto que rápidamente ha se ha viralizado en las redes sociales y ha indignado a muchos de los internautas.

La acción que ha generado tanta polémica ha sido un gesto que Carlos III ha tenido con uno de sus súbditos: exigirle con desdén que retire de la mesa el tintero con el que el monarca moja la pluma con la que va a firmar la proclamación como líder de la más alta institución británica.

Un acto que seguramente sea protocolario en una institución donde la separación existe una separación entre familia real y súbditos, y donde también cada una de las acciones de cada individuo que pertenece a la casa real está totalmente normativizada. Aun así, a ojos del pueblo este tipo de gestos pueden transmitir una altivez social palmaria al tratar al servicio de una manera poco decorosa.

Este gesto no ha pasado por alto en las redes sociales, que han cuestionado la actitud del monarca. El exigir en repetidas ocasiones una función que en cualquier otro tipo de situación perfectamente podía hacer el mismo que lo reclama, puede generar una imagen negativa de quien lo hace.

Pero, por otro lado, hay que tener presente que en una institución tan estricta, detallada y cuadriculada como es la monarquía británica, se asume este elitismo como parte del protocolo.