El buen humor de Isabel II, ¿más que una leyenda?

Como fueron pocos quienes la trataron en la intimidad hay rumores sobre la reina Isabel II, como la de atribuirle un gran sentido del humor -británico, por supuesto-, que corren peligro precisamente de quedarse en ese espacio que se crea entre lo real y lo ficticio. Sin embargo, hay anécdotas relatadas por quienes la conocieron bien que llegan para ratificar ese rasgo simpático de su personalidad.

Cuenta quien fuera su guardaespaldas, el ex oficial de protección real Richard Griffin, conocido como Dick, que un día, paseando con la reina por la inmediaciones de su residencia veraniega de Balmoral, la reina y él se encontraron con una pareja de turistas estadounidenses que no reconocieron a la monarca y que, para más inri, preguntaron al mismo Griffin y a Isabel II si conocían a la monarca.

El ex oficial relata que fue uno de los turistas el que empezó a hablar con la reina, a la que preguntó que dónde vivía. Ella contestó que en Londres, para añadir que estaba en la zona porque llevaba 80 años veraneando en una casa que tenía al otro lado de las colinas.

El turista, entonces, sabedor de que por esos lares también veraneaba la reina de Inglaterra les inquirió sobre si alguna vez se habían encontrado con ella, a lo que la propia Isabel II respondió que ella no, pero que su acompañante Dick se encontraba con ella con cierta regularidad.

Fue entonces cuando Dick dijo de la reina: "Puede ser muy cascarrabias, pero tiene un sentido del humor encantador".

Sin darse cuenta de la tomadura de pelo a la que estaba siendo sometido, el turista pidió entonces a la mismísima reina si podía hacerle una fotografía con Dick y su acompañante, petición a la que accedió la monarca para, seguidamente, posar ella misma con los turistas mientras que era Dick quien inmortalizaba aquel instante.