Crónica rosa

Mamarazzis dicen: Charlene y Alberto de Mónaco se separan

En su repaso a la prensa rosa destacan la ruptura anunciada entre un matrimonio rodeado de rumores de crisis. Ella cobrará 12 millones de euros al año y vivirá en Suiza.

Charlene

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Laura Fa

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Alberto y Charlene se separan. Los rumores de crisis entre Alberto y Charlene de Mónaco han sido constantes desde el día mismo día que se casaron. Ya se habló en su momento que ella estuvo a punto de huir y no celebrar el matrimonio. Pero aguantó. La princesa claudicó y se convirtió desde ese día en la mujer del Príncipe Alberto y en la princesa más triste de todas las monarquías europeas, con permiso de Lady Di. Ahora, once años después del 'sí quiero', ha sido la revista 'Voici' (el 'Hola' francés) la que ha anunciado la separación de la pareja. Bueno, no le llaman separación ellos. El semanario juega con los eufemismos y explica que Charlene llevará una 'vida independiente' de su marido con presencia regularizada en el principado. Es decir, vivirá en Suiza y solo viajará a Mónaco para visitar a sus hijos y para trabajar por la corona. Los detalles de esta vida independiente se están acabando de concretar pero de momento se sabe que Charlene cobrará 12 millones de euros al año y que estará obligada a acudir a determinados actos oficiales (fiestas nacionales, bailes de gala, grandes acontecimientos deportivos,…). ¿Por qué utilizan eufemismos? Pues porque las casas reales viven principalmente de su imagen. Ya pasó en España con el 'cese temporal de la convivencia' entre la Infanta Elena y Marichalar o la 'irrupción de la relación matrimonial' entre la Infanta Cristina e Iñaki Urdangarín. Es una manera de preparar poco a poco al pueblo para evitar daños en la institución. 

Y si todas las casa reales cuidan al máximo su imagen pública, en el Principado de Mónaco llevan el control de la prensa a la máxima expresión. ¿Nadie se pregunta porque no hay más imágenes ni más seguimiento de Charlene? Se ha pasado un año y medio desaparecida y no hemos sabido prácticamente nada. ¿Alguien se imagina que Letizia estuviera ilocalizable un año y medio? ¿O que Kate Middleton viviera sola durante dos años en la Conchinchina? Se cae el Daily Mail, la BBC y la Commonwealth. Es impensable. En Mónaco ya es otra cosa. Es la monarquía más opaca de toda Europa. Charlene lleva casi tres años fuera del foco mediático. Primero se instaló en Sudafrica y más tarde fijó su residencia en Suiza. El control que ejercen los Grimaldi en los medios de comunicación permite que no se filtren ni más detalles ni más imágenes de ella.

Me comenta uno de los mejores paparazzi de nuestro país que en Mónaco es dificilísimo trabajar. Los fotógrafos no pueden ir por la calle y hacer guardia a la familia real. Bueno, solo pueden si a los protagonistas les apetece o les interesa. Si Estefanía quería quedar monísima en unas fotografías en la playa, solo tenía que hablar con la agencia que habitualmente la fotografiaba y ¡et voilà! Reportaje chulísimo en las revistas. Nada de sorpresas. No hay más opciones en Mónaco. Si los fotógrafos deciden trabajar fuera del control establecido pueden encontrarse con una demanda por acoso, ser expulsados inmediatamente del país o algo mucho peor, que les denieguen la acreditación en todos los actos. Sin rodeos, en Mónaco no existe la libertad de prensa, al menos en la del corazón. 

Hablando de la menstruación

Durante estos años, Chenoa, Sara Sálamo, Beth Rodergas y Marta Pombo han hablado abiertamente que han sufrido endometriosis. Todas ellas han ayudado a dar visibilidad a una enfermedad que sufren 1 de cada 10 mujeres. Porque a veces la regla se convierte en una enfermedad. Esta semana la salud menstrual ha estado en boca de todos, incluso de aquellos que no saben lo invalidante que puede resultar en algunas ocasiones. Las mujeres podrán acceder a tres días de baja laboral si la menstruación es dolorosa. La polémica está servida.

Muchos de los rostros conocidos de este país se han posicionado en contra. No los citaremos. Para qué. Así como consejo, el que no sangre durante cinco días por ninguno de sus orificios y el que no sea capaz de empatizar, que deje las redes sociales de lado. Ir en contra de un derecho laboral solo porque tú no eres unos de los beneficiados es otro síntoma del machismo más recalcitrante al que estamos sometidas. Y estamos hartas. 

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