BODA BLINDADA

Rafa Nadal y Mery Perelló ya son marido y mujer

Los novios consiguen una ceremonia tan discreta como ellos

Rafa Nadal y Xisca Perelló durante su boda hoy

Rafa Nadal y Xisca Perelló durante su boda hoy / periodico

C Darder/ L. Duran / M. López / V. Sánchez

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El 'sí quiero' entre Rafa Nadal y Mery Perelló se escuchó 'sottovoce'. La boda fue fiel reflejo del deseo de los novios: privacidad. Un enclave fortificado, y de difícil acceso, como Sa Fortalesa fue el lugar elegido por esta pareja de novios que ayer rubricaron ante el altar casi 15 años de noviazgo. Les casó Tomeu Català, uno de los primeros en acceder al recinto en el Port de Pollença. «Solo voy a casar a dos personas que se quieren», dijo días previos a la celebración del enlace. Así lo publicaba este sábado el Diario de Mallorca.

Una boda sin foto de novios no es boda. El rechazo férreo a la notoriedad en cuanto a aspectos de la vida privada que siempre ha mantenido el tenista, les llevó a pedirles a sus poco más de 200 invitados que confiaran sus teléfonos móviles a seguridad. 

Los novios, de 33 y 31 años, respectivamente, llevan casi 15 años de relación en la que ella se ha mantenido en un segundo lugar frente a las lides deportivas de su ya marido. Ayer todos querían saber cómo iría vestida la novia, el secreto que todos deben guardar en cualquier boda.

El vestido de la novia

Rosa Clará, creadora de la famosa marca catalana de  vestidos de novia, había sido la elegida y fue ella misma la encargada de desvelarlo: un diseño de líneas puras y delicadas compuesto por un cuerpo de escote caja y manga larga, realizado en encaje francés e inspirado en el Art Decó, con  motivos gráficos y florales y bordado a mano con micopedrería incrustada. La falda, de línea evasé, era de crêpe de seda natural, al igual que el velo de tul.

Clará también vistió a la madre de la novia, Maria Pascual; a Ana Maria Parera, madre del tenista, y a su hermana, Maribel. El color oscuro fue el elegido por la mayoría de los invitados, de acuerdo al elegido también por el propio Rafa Nadal, vestido por el italiano Brunello Cucinelli, el filósofo del pespunte.

Los reyes eméritos

Nadal consiguió reunir a los reyes eméritos don Juan Carlos I y doña Sofía. Sobre las 12.30 horas apareció un automóvil Seat y en su interior don Juan Carlos, sentado al lado del conductor. El Rey emérito saludó a los periodistas, pero sin bajar la ventanilla; sí descendió al llegar a la entrada del aeródromo para saludar al militar de la base.

La jornada previa al enlace, los novios y sus padres la pasaron en la fortificación que su propietario, James Lupton, alquila a cambio de 40.000 euros al día, mientras los invitados más famosos, tenistas (David Ferrer con Marta Tornel; Feliciano López con Sandra Gago, y Juan Mónaco con la modelo Diana Arnopoulos) y el creador suizo del reloj que le da suerte a Nadal, Richard Mille, se alojaron en el hotel Illa d’Or en el Port de Pollença. Se les vio ayer por la mañana desayunando. Pondrían rumbo al enclave elegido por los de Manacor al filo del mediodía. Todos fueron en microbuses. Carlos Moyá, su entrenador, y Carolina Cerezuela llegaron justo para la boda. Venían de un viaje.

El menú, otro secreto

Otro de los puntos de interés de la jornada era la entrada a Sa Fortalesa por la carretera de Formentor, que fue utilizada por las empresas de avituallamiento. Por ella iban y venían las  furgonetas de la chef con estrella Michelin Maca de Castro, que sirvió el cóctel, mientras Santi Taura fue el encargado del menú. El afamado barman Rafa Martín preparó los cócteles. No trascendió el menú. Otro secreto más.

Desde la Academia en Manacor salieron  la mayoría de los invitados, entre ellos Rafa, Toni y Miquel Àngel, tíos del tenista; también Marilén Nadal, la hermana gemela de Miquel Àngel Nadal, con su familia.

El Port de Pollença se mantuvo discreto en su recepción de la boda. Tan solo en la puerta del Illa d’Or se vio a medio centenar de curiosos que buscaron el selfi del día. Discretos como los ya casados Rafa Nadal y Mery Perelló.