BODA REAL EN WINDSOR

Y la fiesta siguió en Frogmore House

Los duques de Sussex acudieron a la fiesta de la tarde en un Jaguar y con cambio de vestuario

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Dos fiestas el mismo día. El príncipe Enrique y Meghan Markle tuvieron dos convites el día de su boda, el que ofreció su abuela la reina Isabel II en Windsor tras la ceremonia y el que ofreció el padre del novio y acompañante de la novia, el príncipe Carlos, por la tarde. 

La comida oficial se celebró en el salón de San Jorge, en el castillo de Windsor y a ella asistieron 600 invitados. Cantó para ellos un emocionado sir Elton John, como también lo hizo en el funeral en memoria de Diana de Gales. 

La novedad del almuerzo fue que los platos principales se sirvieron en grandes boles, una moda venida de Asia y adoptada por jóvenes aficionados a la gastronomía, 'foodies' como Meghan Markle. En los platillos hubo productos británicos tan tradicionales como los langostinos y el salmón ahumado escoceses, los espárragos de Cotswolds o el jamón curado de Cumbria.

En un Jaguar electrico descapotable

Por la tarde, pasadas las 6 de la tarde hora española -una hora más en Gran Bretaña–, la pareja partió en un Jaguar descapotable y eléctrico conducido por el novio rumbo a la Frogmore House, una casa de campo adyacente al castillo de Windsor, el mismo lugar donde se realizaron las fotos oficiales con las que anunciaron su compromiso.

Allí se celebraría la fiesta ofrecida por el príncipe Carlos, heredero al trono británico, a la que asistieron 200 familiares y amigos. El coche que condujo el novio era un Jaguar azul del año 1968 de color plateado y reconvertido en coche eléctrico. Tenía la matrícula E19052018, la fecha del casamiento.

Lo que más llamó la atención del fugaz paso de la pareja hacia Frogmore House fue el cambio de modelo de la novia. La duquesa de Sussex reapareció con un vestido con cuello halter, un corte que le encanta a Meghan y en un blanco inmaculado.

Un segundo vestido, de Stella McCartney

Este segundo vestido, de crepé de seda, tiene la firma de Stella McCartney y continuaba con la sencillez del primer vestido que lució en la ceremonia. Por su parte, el príncipe Enrique se quitó el uniforme de mayor del regimiento de caballería Blues & Royals de la Guardia Real que lució para la ceremonia y se puso un esmoquin negro con pajarita.

En su segunda aparición, ambos salieron radiantes del castillo de Windsor de la mano y Meghan llevaba en su mano derecha una de las joyas más espectaculares de la colección de Diana de Gales, un anillo aguamarina que ella misma se compró después de divorciarse del príncipe Carlos, con el que remplazó el icónico anillo de compromiso. 

En las calles de todo el país se organizaron fiestas vecinales y los pubs pudieron cerrar a la una de la madrugada. Atrás quedaron los tiempos en que una divorciada estadounidense —Wallis Simpson, cuya boda con Eduardo VIII le obligó a abdicar en 1936 después de un breve reinado de 11 meses— pudo hacer temblar los cimientos de la institución.