TESTIMONIO DE UNA ATROCIDAD

Nadia Murah publica sus memorias

La joven ha sido nominada al premio Nobel de la Paz y se ha convertido en portavoz de las víctimas del Daesh

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El Periódico / Barcelona

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"Deseo contar mi historia y explicar lo que me sucedió y lo que les sigue sucediendo a to­das las mujeres que están en manos del Estado Islámico. Fui ob­jeto de muchas atrocidades y allá donde voy la gente siente compasión de mí, pero todavía no se ha llevado a cabo ningún rescate ni se ha visto ningún progreso". Así se presenta una mujer valiente, Nadia Murad, nominada al premio Nobel de la Paz y cuya historia como esclava sexual del Estado Islámico dio la vuelta al mundo. 

Llega ahora a las librerías, traducido a 25 idiomas, su autobiografía, titulada 'Yo seré la última. Historia de mi cautiverio y mi lucha contra el Estado Islámico. (Plaza & Janés) El prólogo lo ha escrito su abogada, especializada en Derecho Internacional Amal Clooney, la esposa del actor George Clooney, quien ha acompañado a Murad en numerosos foros. Murad, de 24 años, se ha convertido en portavoz de todos aquellos que han sufrido la violencia del Daesh, en la cara del genocidio yazidí y en una de las líderes de un movimiento que busca liberar a las aproximadamente 3.500 mujeres y niñas que todavía viven como esclavas, lo que le ha valido la amenaza de muerte del grupo terrorista.

Vendida como esclava sexual

El 15 de agosto de 2014, su vida cambió para siempre. Las tropas del Estado Islámico irrumpieron en su pequeña aldea del norte de Irak, donde la minoría yazidí llevaba una vida tranquila, y cometieron una masacre. Ejecutaron a hombres y mujeres, entre ellos a su madre y seis de sus hermanos, y los amonto­naron en fosas comunes. A Nadia, que tenía entonces 21 años, la secuestraron, junto a otras jóvenes y niñas, y la vendieron como es­clava sexual. Los soldados la torturaron y viola­ron repetidamente durante meses, hasta que una noche logró huir de milagro por las calles de Mosul y una familia musulmana la cobijó. Acogiéndose a un proyecto ale­mán de ayuda a los refugiados consiguió esca­par a Alemania. 

Allí vive actualmente y junto con Yazda, organización defensora de los derechos de los yazidíes, trabaja por llevar el Es­tado Islámico ante la Corte Penal Internacional por cargos de genocidio y crímenes contra la hu­manidad. Murad se ha convertido en una heroína po­pular: hay grafitis de su imagen por todo Irak y cientos de miles de personas han visto el vídeo viral de su discurso ante el Conse­jo de Seguridad de Naciones Unidas. Fue nom­brada embajadora de Buena Voluntad de las Na­ciones Unidas por la Dignidad de los Supervi­vientes de la Trata de Personas y distinguida con el premio Václav Havel de Derechos Humanos y el premio Sájarov a la Libertad de Conciencia en el Parlamento Europeo de Estrasburgo.