el músico aterrizó en la ciudad para pinchar en una discoteca

Boy George, toda la noche maquillándose

El exlíder de Culture Club mostró maneras de divo en su visita a Barcelona

Boy George, con sombrero y perfectamente maquillado, y Silvia Prada, la organizadora de las sesiones  'Who's the Boss' de Cabaret Berlín.

Boy George, con sombrero y perfectamente maquillado, y Silvia Prada, la organizadora de las sesiones 'Who's the Boss' de Cabaret Berlín.

FERRAN IMEDIO

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Boy George estuvo en Barcelona el fin de semana. ¿Alguien lo sabía? Poca gente. Su visita pasó desapercibida, normal cuando quien fue una de las estrellas más rutilantes de los años 80 apura hoy su fama comodisc jockey. El ocaso del británico, sin embargo, tiene cierto tirón. Lo demuestran dos cosas: A) llenó Cabaret Berlín, donde pinchó la madrugada del domingo ante un público entregado para inaugurar la nueva temporada de la discoteca con el cicloWho's the boss; y B) este diario creyó que valía la pena charlar con él para que recordara su época de fama y escándalos, y la comparara con su vida actual, más reposada. Él estaba dispuesto.

La cita debía ser en la habitación del Hotel Alma donde se alojaba. A este cronista le vino a la memoria,glups, la pena de 15 meses de cárcel a la que fue castigado en el 2009 el intérprete deDo you really want to hurt me? por haber esposado durante unas horas a un joven en su habitación. Alegó entonces que el chico había husmeado en su ordenador. Le cayeron cuatro meses en el trullo y otros 11 con un brazalete electrónico, otra muesca en un historial en que también consta que hizo de barrendero en Nueva York por orden del juez que le condenó por posesión de drogas.

En el caso que nos ocupa, solo se trataba de aclarar si se siente más cantante que compositor, diseñador de moda, fotógrafo, escritor o pinchadiscos -todo eso dice ser-, si se arrepiente de sus excesos, si le gusta más Barcelona que Eivissa, donde suele pinchar en verano...

La primera convocatoria era a las 8 de la noche. Poco después, pasó a ser a las 10. «Es que se tiene que maquillar». Bien. Las fotos del exlíder de Culture Club serán más agradecidas si se pone rímel. Cuando se acercaba el momento, una llamada: piden que sea a las 23.30. «Es que su ayudante venía de Estambul con Spanair y ha tenido que coger otro vuelo, y llegará más tarde». En fin, mejor que esté el ayudante; así el divo, de 50 años, se sentirá más cómodo.

COMO UNA GEISHA / Hotel Alma. 23.45 horas. Aparece un representante de la discoteca. «Está arriba, ahora le llamo». Nada. A los 30 minutos, nueva llamada. Respuesta: «Se está maquillando». ¡Guau! A lo mejor está preparando algo muy especial para los lectores de EL PERIÓDICO, el único medio de toda Catalunya que se ha interesado por él. Pero no. Último telefonazo: «Hablará a las tres de la madrugada. Quiere estar en perfectas condiciones para la actuación y se ha ido a dormir». ¿A dormir, maquillado como una geisha?

Pregunta sin respuesta.George Alan O'Dowd, que así se llama el tipo que perdió la cabeza tras éxitos comoKarma Chameleon y que parece que aún anda buscándola, no respondió a este diario. Ni a las tres; ni cuando cogió el taxi con destino a la disco; ni cuando a las 3.45 entró por la puerta principal como uno más, pasando de los fans que le abordaron; ni tras su sesión, en la que sirvió disco-pop ochentero protegido por tresseguratas; ni al acabar, una hora después. Se largó al hotel. Para desmaquillarse y dormir. Se supone.