LA INDUSTRIA DEL DEPORTE

El fútbol europeo, un producto con taras pero invencible

Riyad Mahrez, en su firma con el Al-Ahli de Arabia Saudí.

Riyad Mahrez, en su firma con el Al-Ahli de Arabia Saudí. / HANDOUT

Marc Menchén

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En el fútbol tendemos a emocionarnos cada vez que alguien llega con grandes bolsas de dinero para invertir y gastar. Nos pasa cuando un nuevo inversor llega a un club y promete que lo hace para devolverlo a la posición que se merece, pero también cuando de repente un país hace all in al deporte rey por motivaciones más políticas que económicas. Pasó cuando China parecía que iba a comerse el mundo en 2015 y un día podría ganar el Mundial, y nos está pasando ahora con el rally inversor -irracional, añadiría yo- que Arabia Saudí ha activado este verano. Y yo admito que, pensando en el largo plazo, la única competición que puede plantar cara al fútbol europeo en cierto modo es la MLS.

Empecemos por el principio. Las apuestas de China y Arabia Saudí parten de un déficit estructural evidente: hoy no tienen ni atractivo local suficiente, pero sobre todo internacional, para ser una liga competitiva que atraiga al mayor talento. El gigante asiático promovió que sus empresarios gastaran cerca de 5.000 millones de euros entre la compra de clubs (Inter de Milán, AC Milan, Atleti, Espanyol, Granada, Niza, Wolves…) y más de 700 millones en la compra de futbolistas que hicieron las maletas rumbo a China con sueldos que en Europa no tenían sentido.

La burbuja estalló, aquellos futbolistas volvieron a buscar acomodo y nada queda de las ambiciones mundialistas chinas. Por el camino, varios clubs fueron a la quiebra y se impusieron limitaciones salariales y de adquisición de futbolistas extranjeros, además de severas sanciones al descontrol económico. Planificación económica comunista aplicada al deporte rey.

Cristiano Ronaldo se hace un selfie en Arabia Saudí.

Cristiano Ronaldo se hace un selfie en Arabia Saudí. / EP

Un antecedente que nos deja claro de que el terremoto saudí no va a tener una incidencia a largo plazo en la industria del fútbol, más allá de que jugadores y clubes aprovechen la irracionalidad del momento para hacer caja con operaciones que uno no esperaría. Ahí están los contratos de cientos de millones de los Ronaldo, Benzemá o Kanté, pero también los más de 50 millones que el Chelsea FC ha cobrado por enviar a varios futbolistas con los que no contaba. Una burbuja que, antes de que la propia Arabia Saudí la pinche si no consigue lo que quiere -¿el Mundial de 2034?-, todos querrán aprovechar.

Menos miedo o expectación está generando la MLS, y ya les va bien. Nunca reemplazarán a Europa y sus grandes potencias-clubes, pero ojo la clase media de ligas y clubes. Porque allí sí hay una afición amplia, un mercado de patrocinadores lucrativo y unas ciudades atractivas para cualquier jugador.

Inyecciones de capitalpara acelerar el paso

El fútbol español es el que más ha contenido las pérdidas de entre las grandes ligas, pero aun así hay equipos que realmente han acumulado una mochila importante a causa de la pandemia y sus estragos. Algunos dirigentes confiaban en una recuperación más rápida del mercado de fichajes para acelerar su saneamiento por la vía histórica de la venta de futbolistas, una fórmula que ya fue determinante en el cambio que dio LaLiga a partir de 2013. Sin embargo, el freno aún no se ha levantado del todo y muchos han asumido que la única solución para no perder comba son las ampliaciones de capital.

En solo una semana hemos visto el anuncio de varias. La más cuantiosa es la propuesta por el Real Betis, de 42 millones de euros, que considera que sin esta inyección le será muy difícil continuar optando a competir por posiciones europeas. Días antes, los dueños del Real Zaragoza comprometieron 20,2 millones adicionales para liquidar deuda concursal y el nuevo accionista del Real Racing capitalizó 5 millones. En todos los casos, el objetivo es ganar límite salarial, igual que un Cádiz CF en busca de 20 millones extra para blindar el objetivo de la permanencia.