Fútbol

Entrevista a Ana Maria Crnogorcevic: "Les dije a las peques que dejaran el móvil y disfrutaran de la Champions"

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Ana Maria Crnogorcevic celebrando el gol de Rolfö en la final de la Champions

Ana Maria Crnogorcevic celebrando el gol de Rolfö en la final de la Champions / AFP

Laia Bonals

Laia Bonals

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Ana Maria Crnogorcevic descuelga el teléfono "un poco cansada". Las últimas 48 horas han sido una locura. Levantar la segunda Champions del Barça, la celebración, el primer recibimiento institucional del equipo femenino en la Generalitat. La suiza, de 32 años, reflexiona en EL PERIÓDICO sobre cómo vivió la intensa final, las horas anteriores y todo lo que ha vivido en los días posteriores.

Ahora, con la copa ya en casa, ¿cómo recuerda las horas previas a la final?

Era una final de la Champions y sabíamos que sería un día grande. Hicimos lo de siempre antes de los partidos de la Champions: casi medio equipo jugamos a un juego de Suiza, que es un poco como un parchís que se juega por parejas y con cartas. Siempre lo jugamos y estábamos en el comedor del hotel y de repente llegaron los autobuses de nuestros familiares. Antes del partido no podíamos salir y les saludamos desde arriba. Era muy especial porque vinieron. 

La afición os acompañó desde el hotel hasta el estadio. 

Cuando bajamos para ir al autobús había un montón de gente esperándonos fuera del hotel. Gritaban y nos animaban. Recuerdo estar al lado de [Joan] Laporta que se iba en el coche y estaba cantando y celebrando con la afición. Nosotras todas diciendo: "¡Mira al presi, mira el presi!'" ¡Era muy gracioso!

¿Se hizo largo el camino hacia el Philips Stadion?

En el bus se notaba que era un partido muy especial. Era un final y queríamos ganarla. Para mí era la quinta final, ¿no? [ríe]. No me acuerdo, solo sé que he ganado tres. Nos fuimos hacia el estadio y empecé a mirar a la cara a la gente. Vi a niños, a niñas, estaba saludando a la gente y les veía que tenían muchísima ilusión de vernos y de vivir la final. Recuerdo que no tuvimos mucho tiempo en el vestuario. Por la UEFA tuvimos que salir más tarde por tema de seguridad. Todo fue muy rápido hasta que empezó el partido. 

Las jugadoras del Barcelona celebran el título sobre el césped

Las jugadoras del Barcelona celebran el título sobre el césped / Alberto Álvarez / EFE

Empezó en el banquillo. ¿Qué pensó cuando vio los goles del Wolfsburgo? 

Cuando nos marcaron en el minuto 3 , me dije: 'Ostras, me suena algo, pero no quiero decirlo en alto". Dentro de mí pensaba que no podía ser. Estábamos jugando bien y teníamos superioridades. Siguió el partido y de repente, el 2-0. "¿Es broma?", recuerdo que dije. Por un segundo pensé que estaba en Turín, era casi lo mismo. No podía ser. Y nos fuimos al descanso. 

El descanso marcó un antes y un después en la final. ¿Qué os dijisteis en el vestuario?

Les dije a las chicas: "Marcamos un gol y se van a poner nerviosas y, a partir de ahí, vamos a remontar el partido". Cuando llegamos al vestuario estábamos todas tranquilas. Necesitábamos unos minutos con nosotras mismas. Varias jugadoras lo dijimos: "un gol y cambia todo el partido". Yo nos vi tranquilas. Sabíamos que el partido no se había acabado y que íbamos a remontar. Jonatan también nos dijo qué teníamos que hacer tácticamente y salimos. 

Cuando Patri marcó los dos goles que empatan el partido, estaba calentando en la banda. ¿Cómo lo vivió? 

Mientras estás calentando vas mirando. Cuando se acercan al área te paras a mirar que pasa. Los dos goles de Patri fueron muy importantes y emocionantes. Estábamos Alexia, Pina y yo en la banda y nos pusimos a saltar y a gritar. 

¿Y con el decisivo de Frido? 

Vino corriendo hacia nosotras para celebrar. Me tiré al suelo, me levanté gritando... Era increíble. Para mí fue como: "¡Vaya remontada, lo hemos merecido!". Ahí sabía que íbamos a ganar la final. Demostramos que hemos aprendido. Wolfsburgo no es el Olympique de Lyon, todo hay que decirlo, pero la manera en como lo hicimos, en un partido así, tiene mucho mérito.

¿Se ha hecho justicia con Patri tras los golazos en la final?

Totalmente. Nunca se le da mérito, el reconocimiento es muy bajo y, para mí, Patri es clave. Es la más importante en el equipo sobre el campo. Estoy supercontenta con la victoria y con todo, pero también por esto. Porque Patri se lo merece. Se lo dije hace años, para mí siempre es mi MVP.

El añadido se hizo eterno. ¿Qué es en lo primero que pensó cuando pitó la árbitra?  

Grité y empecé a buscar a Patri. Yo estaba: ¿Dónde está Patri? ¿Dónde está Patri? Tenía que abrazarla. En ese momento sueltas toda la tensión acumulada por el partido y los días anteriores. Emocionalmente fue muy 'heavy'. Vi a Irene que era su primera Champions y tenía mucha ilusión, como Keira o las peques. Es muy difícil explicarlo. Yo en ese momento pensaba en todo el trabajo hecho durante la temporada: los entrenamientos y los partidos para llegar hasta allí. Pensé: "Menos mal que hemos hecho todo este trabajo y al final no hemos quedado con la Copa. Si no, es como "¿por qué he hecho todo este trabajo?"

¿El mejor momento fue levantar la copa?

Justo. Yo estaba una de las primeras. Me senté junto a Paños y Mariona. Nos miramos y pensé que era increíble. Por fin habíamos ganado. Estás esperando la Copa para levantarla con mucha ilusión. Es uno de los momentos más guays, cuando puedes levantarla. 

La celebración empezó en el vestuario y ha durado días.

Primero lo celebramos en el vestuario pero nos teníamos que ir rápido para el aeropuerto. Íbamos con el altavoz y creo que las DJ eran Patri y Codina. Nos pusimos en la parte de atrás en el avión para cantar, bailar y celebrar. Era un poco difícil en el avión [ríe]. Y tenemos a una jugadora y gente del 'staff' que tiene ya hijos, y los peques estaban durmiendo en el avión que los pobres no podían con su vida. Fue muy bonito también ese momento. ¡Cuando llegamos por fin pusieron un poco de música en inglés, si no siempre es reggaetón! Después de llegar a la Ciutat Esportiva, nos fuimos de fiesta. Volvimos por la mañana, no sé cuando, pero era de día cuando llegué. 

Y a las pocas horas, la recepción en el Palau de la Generalitat.

¡Había un montón de niños y niñas! Hace unos años eso era impensable. Es increíble ver la ilusión que tienen y que viene un domingo por la tarde a celebrarlo. Es lo más y te da toda la energía para querer repetirlo y entrenar aún más, jugar más y hacer más.

Habéis cambiado muchísimas cosas. ¿Eres consciente que sois las impulsoras de un cambio a nivel social? 

Totalmente. Lo pensé de hecho cuando fuimos a Turín. Había tanta gente que vino también en avión y autobús para vernos. Y, aunque perdimos, lo han vuelto a hacer. No me podía imaginar esto hace 3 o 4 años. Ha habido un cambio estos dos últimos años, después del covid, con la primera Champions y los partidos en el Camp Nou. Ojalá todo siga creciendo. 

Es la primera final de la Champions que ganáis con público. ¿Las ha vivido muy distintas? 

Sí. Göteborg era más íntimo con el equipo. Allí no teníamos ni a la familia, era época covid. Solo estábamos nosotras. Estuvimos una hora en el campo, solo nosotras, y fue muy especial. Solo nos teníamos a nosotras. Recuerdo que no podía ir ni un día a casa, no tenía a mi familia aquí. En 2021, el equipo era mi familia. Por el covid y todas las restricciones, no podíamos ir a ningún sitio. La primera fue muy especial y nunca se va a repetir. Después de ganarla no pudimos hacer una fiesta para celebrarla. 

Hicisteis mucha piña esa temporada.

Imagínate, cuando llevas 10 meses juntas todos los días al final de la temporada necesitas tu espacio [ríe]. Y no, ¡nos fuimos de vacaciones juntas! Eso dice mucho del equipo. 

En esta edición sí que vino contigo tu familia y amigos.

Compartirlo con tu gente es genial y superbonito. Los ves en la grada. En Turín veía a la gente y los iba a saludar a la grada, a firmar alguna camiseta, para dar las gracias. Allí sentía que les habíamos fallado. Fue una sensación muy dura. Habían venido y les habíamos fallado. Ahora hemos ganado y se lo merecen tanto como nosotras.

Desde el balcón de la Generalitat hablaste de Bilbao, donde se disputará la final de la Champions la temporada que viene. ¿Ya os lo habéis marcado como objetivo?

Ayer ya lo estábamos hablando. '¿Te imaginas el año que viene jugar en Bilbao?" Eso va a ser un objetivo muy grande de este equipo. Sin embargo, la verdad es que necesito descanso. Tengo dos semanas de descanso, porque luego ya empieza la preparación para el Mundial. Necesito durante estas dos semanas tirar el móvil a la basura y desconectar. Te quita muchísima energía. Las redes sociales son muy guais, pero también las odio. Tienes que estar pendiente siempre y a mí eso me agobia a veces. Ahora que tengo dos semanas, apagaré el móvil y cuando vuelva ya tendré energías renovadas. Lo llevo haciendo unos años. 

¿Fundamental para cuidar tu salud mental? 

Es muy importante desconectar. Está bien enfocarte en tí durante unas semanas. Creo que es importante vivir el ahora, dejar el móvil cuando estás con tus amigos o tu familia. Nos pasó el sábado. La gente corría y yo les preguntaba: '¿Qué haces?' "¡Voy a por el móvil!" Y yo: "Tía, disfruta el momento. Da igual, ya habrá gente que te hará fotos". Creo que yo soy de otra generación [ríe]. A mí me encanta disfrutar del momento, y con el móvil no puedes. Estás más por el móvil que no por las sensaciones del momento. Te acuerdas mucho más de la cosas si no estás con el móvil. 

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