Apunte

El jardín de Leo, por Mónica Marchante

Guardiola vuelve a Manchester sabiendo que lo pueden eliminar

Mónica Marchante

Mónica Marchante / Mónica Marchante

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Caía la tarde sobre el Santiago Bernabéu cuando Pep Guardiola, de negro, completamente solo, saltaba al césped ante la mirada de unos pocos periodistas en la víspera de una gran noche. Avanzó hasta el centro, miró hacia arriba, allí donde la cubierta empieza a ocultar el cielo de Madrid, giró su mirada 360 grados como un arquitecto disfrutando de una gran obra. Se agachó para tocar con sus dedos el césped recién instalado, volvió sobre sus pasos meditabundo, y se dirigió firme a la sala de prensa para responder a los periodistas con la tranquilidad de quien sabe que todo lo que depende de él, metódico hasta la obsesión, está medido y estudiado al milímetro.

¿Qué le rondaría la cabeza en esos minutos disfrutando en soledad y en silencio del imponente nuevo Bernabéu? ¿Serían sus lejanas batallas allí con el 4 a la espalda vestido de azulgrana? ¿O más bien la pesadilla que vivió hace un año cuando Rodrygo marcó dos goles en un minuto? ¿O la semifinal frente al “puto amo” Mourinho?

Quién sabe, quizás trataba de recordar quién fue el último gran jugador visitante capaz de triunfar en el Santiago Bernabéu. Una empresa imposible hoy por hoy. El martes esa gloria parecía reservada a Haaland, en su primera visita a la casa blanca, con sus 51 goles como tarjeta de presentación, pero hubo gatillazo. El único Haaland que dio espectáculo fue Alfie Haaland, el papá de Erling, pero en un palco privado donde se quedó a gusto respondiendo a algunos aficionados.

Para recordar una noche memorable de un crack visitante en el Bernabeu, hay que remontarse a varios años atrás, con todos los respetos para los dos goles de Chukwueze que dieron la victoria al Villarreal en liga hace un mes.

Leo Messi sí dio la talla, y de qué forma, en ese estadio, al que se llegó a bautizar como “el jardín de Leo”. Fueron 15 goles los que Messi hizo en casa de Florentino y partidos memorables en los mejores años de aquel Fc Barcelona para la historia.

Después pasó Mbappé, el deseado por el madridismo, que marcó un gol el año pasado en octavos pero no le sirvió para eliminar al Real Madrid en la Champions. Tampoco se recuerda nada extraordinario de Neymar en Concha Espina. El jardín de Leo no está al alcance de nadie, de momento le guarda la ausencia, y la memoria.

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