RECONSTRUCCIÓN DE UN TRIUNFO HISTÓRICO

Cuando el Girona batió al Madrid y Puigdemont se lo perdió

Se cumplen cinco años del legendario triunfo del equipo catalán sobre los blancos, una jornada marcada por la duda de si el expresident, en realidad camino del exilio, acudiría al palco junto a Florentino Pérez

"Es la Champions del Girona. Fue una victoria infinita. Ese día entramos en el Olimpo. Fuimos estrellas. Fuimos ídolos de la NBA", rememora Aday Benítez

Barcelona 29.10.2017 Deportes Jugadores y afición celebrando el gol del empate de Stuani durante el partido de liga entre el Girona y el Real Madrid en Montilivi. Fotografía de Jordi Cotrina

Barcelona 29.10.2017 Deportes Jugadores y afición celebrando el gol del empate de Stuani durante el partido de liga entre el Girona y el Real Madrid en Montilivi. Fotografía de Jordi Cotrina / JORDI COTRINA

Arnau Segura

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"¿Sabes la típica frase de tú con quién has empatado? Pues yo he ganado al Madrid. Y esto ya no te lo quita nadie, nunca", sonríe Aday Benítez, obrero del fútbol. Hincha del Madrid desde la niñez, tuvo desde entonces una camiseta blanca de Zidane. En 2011 perdió por 9-0 en el Camp Nou con L’Hospitalet y en 2017, ya como futbolista del Girona, ganó al Madrid del técnico galo, vigente campeón de Europa, en un partido histórico e inolvidable, el primero entre ambos equipos. Fue el 29 de octubre de 2017, el día de Sant Narcís, patrón de la ciudad, y en la primera aventura del Girona en la élite.

"Jugar contra el Madrid fue un sueño hecho realidad. Y ganar fue brutal. Es el día que he visto más felicidad en Girona", dice. En el pasillo que da acceso al campo, miraba a Cristiano, Benzema y Ramos con Borja García, aún en el Girona. "Estábamos en plan ‘hostia puta, tío, esto está pasando de verdad’. Se nos escapaba la risa de la ilusión. Les saludé de tú a tú y pensé ‘son como en la tele, pero aún más grandes, más fuertes’. Era como estar en una burbuja, pero era la realidad", añade.

Del barro a la elite

Pablo Machín les había prohibido hablar con los rivales de intercambiar la camiseta hasta el final. "Había sido segundo entrenador en el Numancia de Primera y me sabía fatal cuando ya en el descanso los jugadores iban detrás de los del Madrid o el Barça para pedir la camiseta, como si fueran un aficionados más ya que da la sensación de que te estás haciendo pequeño. Hay que ser y parecer jugadores de Primera desde el primer minuto hasta el ultimo", asiente el técnico. "Hay partidos en los que estás contento, pero tienes la sensación de haber cumplido con tu obligación. En las caras de esos jugadores vi un orgullo enorme".

Real Madrid’s Cristiano Ronaldo and Karim Benzema lookdejected after Girona scored

Real Madrid’s Cristiano Ronaldo and Karim Benzema lookdejected after Girona scored / REUTERS/ALBERTS GEA

Pablo Machín, el técnico entonces del Girona, prohibió a sus jugadores que pidieran la camiseta a sus colegas del Madrid

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 "Veníamos todos del barro y nos pusieron la alfombra para jugar contra el Madrid y dimos la talla", rememora. Su equipo se impuso al Madrid a pesar del gol de Isco en el primer acto, tras un rechace de Bono a fuerte chut de Cristiano. Remontó en la segunda parte, primero con un tanto de Stuani tras una bella croqueta de Pere Pons.

"Fue la típica jugada en la que no piensas y te sale como en el patio de cole", dice Pons. Fue en el 54’. Montilivi explotó en el 59’ con el definitivo 2-1, obra de Portu tras desviar de tacón un tiro de Maffeo. «Recuerdo ir a celebrar el gol al córner, levantar la cabeza a la grada y ver caras desfiguradas de felicidad», afirma Pons.

"Jugamos con respeto, pero sin miedo, sin pensar ‘hostia, este es Modric y me meterá un caño’: si te lo hace te lo hace. Y salió cara. Fue espectacular, un día muy bonito, precioso, completamente feliz"

— Pere Pons, exjugador del Girona

"Jugamos con respeto, pero sin miedo, sin pensar ‘hostia, este es Modric y me meterá un caño’: si te lo hace te lo hace. Y salió cara. Fue espectacular, un día muy bonito, precioso, completamente feliz. Llena mucho ver la gente feliz. Era todo alegría. Lo que hicimos era impensable. Es de esas cosas que te suben la autoestima", apunta rebuscando en el cajón de los adjetivos: por su tono, casi ninguno le parece suficiente.

"Como ese día, ninguno. Ninguno. Ese día no se repetirá nunca. Esto no lo pongas, porque desanimaremos a la gente, pero lo digo de verdad, eh, sin ninguna duda: ese día no volverá a pasar"

— Àlex Granell, excapitán del Girona

El día de la celebración del ascenso gritó "el año que viene reventaremos al Barça y al Madrid". Lo consiguieron con el Madrid. Su socio en la medular, Àlex Granell habla de una tarde bestia, épica e indescriptible. Apoteósica. Descomunal. "Como ese día, ninguno. Ninguno. Ese día no se repetirá nunca. Esto no lo pongas, porque desanimaremos a la gente, pero lo digo de verdad, eh, sin ninguna duda: ese día no volverá a pasar", remarca.

GIRONA ( GIRONES ) FUTBOL GIRONA - REAL MADRID 29-10-2017 FOTO JOAN CASTRO/ ICONNA

GIRONA ( GIRONES ) FUTBOL GIRONA - REAL MADRID 29-10-2017 FOTO JOAN CASTRO/ ICONNA / JOAN CASTRO/ ICONNA

"Nunca había visto tan feliz a mi familia dentro de un estadio de fútbol. Ese día sentí en los ojos de la gente del Girona una felicidad que no había vivido nunca antes. Cuando iba a tirar un córner les veía desatados. Es el día grande de la historia del Girona", acentúa el excapitán.

Más que un triunfo

El partido, poco después del 1 de octubre, también fue especial por la situación política, con Carles Puigdemont ausente del palco y, pese a que ese día comió en Girona, ya en tránsito hacia el exilio. De hecho, según señalan desde el club, en Girona estuvieron "pendientes todo el día" de si Carles Puigdemont asistiría o no al partido, como ya había hecho en el duelo contra el Barcelona del 23 de septiembre (0-3), ocho días antes del referéndum. En esa ocasión, Puigdemont, alcalde de la ciudad entre 2011 y 2017, entró al palco con Els Segadors y entre gritos de votarem. "Las horas previas al partido del Madrid fueron una locura", cuentan. Puigdemont no asistió al partido, pero, vía Twitter, escribió: "La victoria del Girona sobre uno de los grandes equipos del mundo es todo un ejemplo y referente para muchas situaciones".

"Para los que nos identificamos mucho con Catalunya y queremos mucho a nuestra tierra todo lo que estaba pasando era no sé si traumático, pero sí muy heavy e inevitablemente hubo un paralelismo político. Para mucha gente también fue una victoria política, aunque evidentemente hay que separar las dos cosas", explica Granell, quien recuerda que el Madrid se hospedó cerca de casa de sus padres, donde hoy atesora, enmarcadas, una camiseta de Messi y una de Cristiano de ese día.

"Para los que nos identificamos mucho con Catalunya y queremos mucho a nuestra tierra todo lo que estaba pasando era no sé si traumático, pero sí muy heavy e inevitablemente hubo un paralelismo político"

— Àlex Granell, excapitán del Girona

La apalabró con él en el verde, pero el portugués se fue al vestuario. Después de abrazarse con sus hermanos y sus padres, Granell le siguió hasta la puerta: "Jugábamos en la misma Liga, pero no tiene que darnos vergüenza decir que eran ídolos. Fuera solo estaba Chendo. Le dije :‘Cristiano me ha dicho que nos cambiaríamos la camiseta. Nada, que estoy aquí esperando’. Y me dice ‘no, no, es para tu míster’. ‘La puta’, pensé. Odié al míster", bromea. Creo que es la única vez que he pedido una camiseta y era para un amigo», aclara Machín. 

Al final, hubo camiseta para Granell y Machín. Aday, en cambio, volvió a casa sin camiseta: "Estaba tan enloquecido que se me olvidó. Todo el mundo se llevó una menos yo. Me sentí como culpable, porque son nuestros trofeos. Los trofeos y las medallas que yo tengo en casa son las camisetas que me he llevado del fútbol, de gente como Iniesta o Bale", dice riendo al revivir ese día.

"Es la Champions del Girona. Fue una victoria infinita. Ese día entramos en el Olimpo. Fuimos estrellas. Fuimos ídolos de la NBA", suspira. Admite que sintió excitación. "Es muy difícil explicar lo que sentí en ese momento. Es como el elixir de la vida. Lo sentí una vez y ya no lo he sentido nunca más. Pero ese día lo recordaré siempre, de por vida. Eso me lo llevaré a la tumba", concluye el exjugador del Girona. Antes de despedirse encarga un periódico del día del reportaje para su abuela y también para su tía. 

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