Consecuencias de la pandemia
Maneras de saludar sin perder la salud
Una vez proscritos los codazos por consejo de la OMS, conviene buscar formas alternativas que no conlleven contacto físico alguno; aquí van unas cuantas sugerencias
Rafael Tapounet
Periodista
Rafael Tapounet
Entre las muchas consecuencias indeseadas de la pandemia causada por el coronavirus se hallan esos segundos de intensa zozobra espiritual que padecemos cada vez que nos encontramos cara a cara con un conocido y no sabemos muy bien cómo saludar sin violar los protocolos de seguridad. Proscritos desde el primer día los abrazos y los apretones de manos, nos hemos ido resignando a decir hola con los codos, pero hasta ese gesto antinatural, que mezcla de manera un poco ridícula el baile de los pajaritos con una acción defensiva de Sergio Ramos, ha sido desaconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) por cuanto no respeta la debida distancia entre personas y es, además, "de mal gusto", punto este último que, pese a su apariencia de opinión arbitraria, admite poca discusión.
Con el fin de ayudar a nuestros lectores a hacer algo menos embarazosos esos momentos que deberían ser de alegría por el encuentro y nunca de incomodidad, consignamos a continuación media docena de modalidades de saludo que no implican contacto físico y que son, en algunos casos, el producto destilado de tradiciones milenarias a las que conviene acercarse siempre con respeto y rigor. Elijan la que mejor se adapte a su carácter, practíquenla ante el espejo en la intimidad del hogar y ya pueden salir a la calle sin miedo a toparse con algún conocido.
PUÑO EN ALTO
Es un saludo, pero también un grito. Y un manifiesto. De confusos orígenes, como casi todos los gestos aquí recogidos (las distintas versiones nos llevan de la antigua Asiria a la Francia de Napoleón III), fue adoptado en la década de 1920 por la alemana Liga de Combatientes del Frente Rojo y, ya en los albores de la guerra civil española, por el Frente Popular, como réplica al saludo cesarista de la mano abierta acuñado por el fascismo. Hoy es un reconocido aunque algo desnaturalizado símbolo internacional de unidad y resistencia (los dedos, débiles cuando están separados, se hacen fuertes al juntarse) que se emplea tanto en los actos de genuina lucha por los derechos civiles y la justicia social como en los mítines del PSOE. En un rasgo que resume con precisión lo que ha sido la historia de la izquierda política, las disputas sobre si debe levantarse el puño izquierdo o el derecho son inacabables.
Estas son solo algunas opciones, pero, por supuesto, hay muchas más. Desde el saludo vulcano propio de los fans de 'Star Trek' (acompañado siempre de la frase "larga vida y prosperidad") hasta la mano cornuda de los jevis, pasando por el guiño pícaro, el ademán de llevarse la mano al corazón (recomendado por la OMS), el leve y repetido giro de muñeca que identifica a los monarcas y a las falleras mayores y tantas otras formas de comunicar alegría, respeto y buenos deseos sin comprometer la salud. Que, al fin y al cabo, no deja de ser el pilar sobre el que se sostiene etimologicamente el verbo saludar.
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